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Nuria López (CCOO): "Además de la guerra, hay una desmesurada especulación y avaricia de una parte del empresariado"

La secretaria general de CCOO en Andalucía reclama en esta entrevista que el presidente de la Junta ejerza sus competencias hasta el  final para ayudar a familias, a trabajadores y a pymes: "Defender Andalucía no es tatuarse una A con un número en la muñeca".

Nuria López, secretaria general de CCOO
Nuria López, secretaria general de CCOO.

Nuria López (Écija, 1978) es la secretaria general de CCOO en Andalucía. Recibe a Público en la sede del sindicato en Sevilla en un momento en que la inflación ahoga a las familias y en que, debido a la complicada situación, el centro de prospecciones sociológicas del Gobierno andaluz, preguntaba en su última encuesta por un posible "estallido" social y por un otoño caliente.

López asegura en esta entrevista que el sindicato nunca descarta la movilización, sostiene que las grandes huelgas no se convocan, sino que se organizan cuando la cosa ha llegado a un punto de consenso al respecto y recuerda que CCOO ha convocado en los últimos tiempos más de 100 huelgas sectoriales y en centros de trabajo y arremete contra cierto empresariado al que acusa de avaricia y de negarse a compartir las cargas con sus trabajadores, vía aumento razonable de los salarios.

La sindicalista lamenta también que la política de concertación social del nuevo Gobierno andaluz que salió de la mayoría absoluta del PP en las urnas no funciona como debiera –"nunca se ha puesto de manera seria el diálogo social en esta Comunidad"– y carga contra la eliminación del impuesto de Patrimonio, que solo pagan las grandes fortunas: "Defender Andalucía no es tatuarse una A con un número en la muñeca. Defender Andalucía es poner todos y cada uno de los mecanismos de la administración al servicio de las necesidades de la gente para solucionarlas".

Sobre el estado del feminismo y la importancia de tener referentes en puestos como el suyo, López detecta que la lucha debe continuar: "Hay un machismo institucional. Lo he vivido. Yo vengo de la construcción, un sector muy masculinizado, y algunas veces he notado un machismo institucional más gravoso y dañoso que el del mundo de la construcción. Lo veías en las formas, cómo se esperaban el sindicalista típico y no se esperan una mujer y te minusvaloran tus capacidades".

La inflación ahoga a las familias y los salarios pierden poder adquisitivo a marchas forzadas, ¿Cómo analiza la situación?

Hay una cosa que hay que tener como contexto, la inflación empezó a subir en septiembre de 2021. Cerramos 2021 con una media de inflación del 6,5%, ¿Por qué me detengo aquí? No había en ese momento una guerra en Ucrania y la crisis del gas: los trabajadores sabemos que una situación como esa impacta en la vida, en lo cotidiano y en la actividad de las empresas. Ya había una situación de inflación que podría estar derivada de la actividad de las empresas tras la pandemia. Entonces ya empezaron a subir algunos productos básicos. Detrás de la subida de la inflación, aparte de la guerra, del gas, de la electricidad y de los combustibles, hay también una parte importante de avaricia empresarial, de aprovechar un momento, tras la pandemia, en que se reactiva el consumo. Algunas empresas ven ese momento para pegarle un tirón a los precios y seguir acumulando fortunas y riquezas a costa de los productos que necesitamos la gente corriente. Por tanto, además de la crisis de Ucrania, hay una desmesurada especulación y avaricia de una parte del empresariado.

Se pueden contener pues los precios.

Nos imputan a los trabajadores el costo. Los trabajadores pagamos doblemente esta situación. Por un lado, con la contención salarial y el boicot empresarial a subir los salarios y, por otro, esa subida de precios fruto de la avaricia, que lleva a algunos a poner el grito en el cielo cuando se habla de contener los precios. Eléctricas y combustibles sí se pueden contener y otros productos también se pueden contener. Un 20% de subida es avaricia. Antes los trabajadores echábamos lo justo en la cesta de la compra. Ahora quitas cosas de la alimentación básica de tus hijos. En el desarrollo, las empresas están siendo muy avariciosas, no tienen perspectiva y aprietan las espaldas de los trabajadores y se salen de las mesas. No ponen su parte del trato. Son las mismas empresas que durante la pandemia se han llevado miles de millones de euros de recursos públicos. Se han puesto más de 30.000 millones en materia de ERTE en este país. Medio millón de trabajadores se vieron beneficiados pero muchas empresas directamente fueron a pagar cotizaciones y salarios con esas ayudas. Los que pagamos impuestos somos los ciudadanos, las empresas se escapan siempre por paraísos fiscales, exenciones, bonificaciones.. Las empresas piensan que los trabajadores somos ingenuos. Suben precios, nadie los controla y no pagan salarios: el beneficio es doble a costa del empobrecimiento de las familias.

¿La huelga, como se vio en Cádiz, es una manera de lograr mejoras?

Está esa idea romántica del otoño caliente. La negociación colectiva es una cosa viva. Cuando vimos que las empresas ganaban más tras la pandemia y que estaban otra vez buscando que nosotros pagáramos la crisis, empezamos a hacer movilizaciones. Llevamos muchos meses haciendo movilizaciones. Desde principios de 2022, son muchos convenios colectivos desbloqueados por la acción y movilización de CCOO y UGT. Han sido más de cien huelgas en Andalucía y conflictos colectivos. Aún así no estamos satisfechos porque la media de subida salarial es de un 2,34% en Andalucía. No hablamos de pedir la luna. Si la inflación está en diez, los trabajadores tienen que subir su salario. Y ese dos, que ha sido arrancado, es injusto. Y ese dos es arrancado, con la fuerza de los trabajadores, empresa a empresa y sector a sector. Han sido en Andalucía 79 convenios sectoriales. Queremos pactar salarios acordes para reducir la inflación, por eso pedimos subida salarial y cláusula de revisión salarial. De esos convenios que se han negociado en Andalucía, más del 40% llevan la cláusula de revisión. Pedimos cosas razonables, vamos a ir viendo cómo van las cosas y dando márgenes a las empresas para adaptar y readaptar. Pero algunas empresas están recias: ven un momento de usura, de apretar a los trabajadores. No están siendo responsables, tienen una actitud del siglo XIX. Compartir las cargas es lo moderno y responsable. La gente se puso los guantes y salió a trabajar en medio de una pandemia para sacar la producción sin saber al virus al que se enfrentaban. Y ahora la moneda con la que os pagan es el ajuste. Los empresarios son los responsables de que la gente no pueda pagar la luz, el agua o tenga que ir al super y eche cinco productos en lugar de diez.

El presidente de la Junta de Andalucía parece creer que la manera de combatir esta situación es bajar impuestos para meter dinero en el bolsillo de la gente ¿Qué opina usted?

Eso es una demagogia. Cuando se escucha a los miembros del Gobierno andaluz decir eso… ¿Viven en un mundo paralelo? Pero ¿Qué dinero? ¿Qué bolsillo? Las familias andaluzas vivimos al día y a veces cuesta trabajo vivir al día. ¿El bolsillo de los 15.000 andaluces que son ricos, a los que ha indultado de que paguen impuestos? Los trabajadores sabemos que esa idea no funciona. Nosotros no queremos diez euros en el bolsillo, si después nos van a cobrar por ir a la sanidad y a la escuela. Lo barato sale caro. Lo sabemos los trabajadores. Queremos que esos diez euros vayan a una hucha común porque una vez que están allí los diez euros de todos, eso nos da centros de salud en los pueblos y que se puedan renovar los contratos de los sanitarios que tienen que renovar. Eso queremos los andaluces: que el dinero esté en la hucha común para que tengamos servicios públicos y podamos atender a nuestros mayores con dignidad. No saben en qué Comunidad Autónoma están. No saben para quién gobierna, salvo que gobierne para esos 15.000. El dinero está mejor en la hucha común de los servicios, para maestros, para médicos, y para que nuestros hijos tengan una educación y puedan luego competir y tener empleos mejores. La gente quiere trabajar. Nos preocupa que el presidente de la Junta haga estas reflexiones sin hablar con nadie. Porque con los representantes de los trabajadores, el presidente de la Junta no ha hablado.

¿No les han convocado desde que ha tomado posesión el nuevo Gobierno?

Ha habido reuniones con algunos consejeros, de cortesía, pero nunca se ha puesto sobre la mesa de manera seria el diálogo social en esta comunidad. Hay un error de fondo. Cortesía es cortesía, pero el diálogo social es negociación, propuesta, contrapuesta y acercamiento de posturas. Y eso no se ha dado.

¿Qué podría hacer el Gobierno de Andalucía contra el alza de precios y los bajos salarios?

Defender Andalucía no es tatuarse una A con un número en la muñeca. Defender Andalucía es poner todos y cada uno de los mecanismos de la administración al servicio de las necesidades de la gente para solucionarlas. Solucionar los problemas, no quejarse del Gobierno de España. Eso está muy bien para la política de corto alcance, pero la gente no vive con eso. Vive con el desarrollo de políticas públicas que le ayuden. Una vez que hemos llegado a la conclusión de que a bandera es fantástica y representa el Estatuto, pues el Estatuto tiene unos derechos ¿Dónde está el presiente de la Junta? Lo primero que tiene que hacer es poner un plan contra la inflación que ayude a los trabajadores y trabajadoras, a sus familias y a las pequeñas empresas. Las más grandes estañan haciendo mucho dinero, pero los comercios de barrio, si no tenemos salario los trabajadores, cierran el negocio. Ahora con la subida de tipos de interés, el gobierno andaluz tiene competencias en vivienda, ¿Por qué no ayuda a quien no puede afrontar el pago? Podemos hablar de esto. A las personas desempleadas ¿por qué no una ayuda directa? En determinados polos industriales, se pueden poner planes de movilidad para que el traslado sea más rentable para los trabajadores. Hay una serie de competencias que Moreno no está utilizando. Las familias tienen que comer y pueden ser ayudadas. Pero el presidente no pone nada, se queja del gobierno de España. ¿Y usted? No se cruce más de brazos.

¿Habrá un otoño caliente, un estallido social? La encuesta del Centro de Estudios Andaluces asegura que el descontento se dirige sobre todo contra el Gobierno de España.

La gente está cansada. Llevamos muchas crisis. Desde 2007 la gente soporta tensión en su familia. Se hicieron recortes. Hubo muchísimos desahucios: venimos de ese momento. La gestación de la pandemia ha sido diferente. En lugar de despedir, se ha cobrado el 70% del salario, pero ha mantenido su puesto de trabajo. Son años muy complicados de tensión acumulada. Hay que subir salarios. La gente no va a aceptar que la empobrezcan otra vez. Los gobiernos pueden alentar la tensión social por una no acción o por su acción. Tienen que entenderlo esto. Si el Gobierno central no dice a la patronal que hay que subir salarios… Y el Gobierno andaluz tiene que poner políticas públicas y el presupuesto tiene que tener un plan de inflación en Andalucía. Si eso no se cumple, para que las familias puedan soportar la inflación, la gente igual la toma con el Gobierno andaluz. La gente está harta y necesita de políticas públicas para salir de esta situación. Y quiere ver que el otro pone de su parte y que le suben los salarios. Si eso no hay, habrá contestación.

¿Hay ambiente de movilizaciones de tenor general?

Las huelgas generales no se convocan. Se organizan. Somos gente muy razonable. Somos de propuesta, de reivindicación y si no vemos que la otra parte pone lo que le corresponde no descartamos nunca las movilizaciones.

En su experiencia profesional ¿la han tratado con el mismo respeto con el que se trataba a un hombre?

La mujer se incorporó tarde al mundo del trabajo porque el capital no quería y el sindicalismo ha abierto espacios. Es un cambio importante. Una de cada dos somos mujeres en CCOO. Estamos en la paridad efectiva en la base y en delegadas vamos también alcanzando ese espacio. Las mujeres tenemos que tener ejemplos y referentes, pero también estar acompañadas en la estructura del sindicato. Participar codo con codo. Eso es una parte muy importante. Eso se viene trabajando desde hace años. Paco Carbonero [su antecesor en CCOO Andalucía] apostó por impulsar las políticas de igualdad. Eso no quita para que todavía haya machismo, porque son muchos años de cultura machista y está en todos los resortes y lo tenemos que combatir cotidianamente fuera y dentro del sindicato. Mentiría si dijera otra cosa. Incluso tú misma tienes que trabajar. Por eso son tan importantes la formación y las políticas de igualdad, el reconocer que entre todos hacemos este mundo mucho mejor. Todavía nos siguen asesinando. Y hay un machismo institucional. Lo he vivido. Yo vengo de la construcción, un sector muy masculinizado, y algunas veces he notado un machismo institucional más gravoso y dañoso que el del mundo de la construcción. Lo veías en las formas, cómo se esperaban el sindicalista típico y no se esperan una mujer y te minusvaloran tus capacidades y lo que representas. Soy la Secretaria General de CCOO, la primera fuerza sindical de Andalucía. Por suerte, hay una organización convencida que arropa a la Secretaria General y tiene el reto de romper ese machismo institucional.

¿Cómo vive la división en el feminismo, a cuenta ahora de la Ley Trans?

Tenemos que hacerlo con inteligencia colectiva. El divide y vencerás lo ha utilizado el poderoso, el capital, para destrozar los avances siempre para hacer a su antojo. Y las mujeres habíamos dado pasos muy importantes. El avance de las mujeres y el conjunto de la sociedad con ellas, fruto de ese esfuerzo colectivo, puso a la defensiva al capital y ahora, fruto de la división, puede que haya avances que se vayan al cajón de los olvidos. Hay que usar la inteligencia colectiva, pactar los mínimos y no mirar el dedo, sino la luna. Sentémonos a recomponer. Tengamos los debates, no pasa nada por tenerlos. Y que se digan los argumentos: seguro que podemos avanzar. Pero no nos detengamos en donde la gente más carca de este país quiere vernos: en la ruptura. Apelo a las personas dirigentes, que están comprometidas con el avance social. Al final, si una persona trans es discriminada, no solucionamos sus problemas. La cosa va de poner un poco de sentido común.

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