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Montero defiende el pacto en Catalunya como "solidario" y ERC avisa de que si no cumplen habrá consecuencias

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda comparece en la Cámara Alta para dar cuenta del pacto sobre financiación para Catalunya que alcanzaron PSC y ERC en el marco de la investidura de Salvador Illa.

María Jesús Montero
María Jesús Montero, durante su comparecencia ene l Senado. FERNANDO VILLAR / EFE

Cita complicada la de María Jesús Montero, este miércoles, en el Senado a petición del Partido Popular (PP), que tiene mayoría absoluta en la Cámara. La vicepresidenta primera del Ejecutivo y ministra de Hacienda tenía la misión de defender el pacto financiero que alcanzaron PSC y ERC en el marco de la investidura de Salvador Illa sin dañar las sensibilidades de la propia ERC y, por otra parte, tratando de tranquilizar a las voces discordantes de su propio partido, algunas de ellas muy críticas. Un equilibrio complejo. Montero ha defendido el pacto como "un acuerdo solidario que profundiza en el federalismo".

El concepto "concierto económico", que Esquerra utiliza para definir el pacto —aunque no en la intervención de la senadora Sara Bailac de este miércoles—, sobrevuela el ambiente en el Senado. La ministra ha renegado de esas palabras en varias declaraciones públicas y, por supuesto, no las ha usado en su intervención inicial ni las ha reconocido como ciertas en ningún momento. Todos sus mensajes se han fundamentado en el carácter solidario que atribuye al acuerdo, que persigue, siempre según Montero, la "homologación de los servicios públicos en todos los territorios".

En esa línea, ha insistido en que lo firmado por socialistas catalanes e independentistas republicanos se fundamenta en cuatro compromisos que ya "estaban presentes en el Estatut del 2005": "Autonomía financiera, coordinación, solidaridad y transparencia en la cuestión financiera entre las Administraciones públicas".

Además, ha leído la literalidad de uno de los puntos del documento: "La aportación de los gastos del Estado se establecerá a través de un porcentaje de participación en los tributos". Y también ha explicado que se pone "negro sobre blanco" la "solidaridad territorial". Son dos principios que, de acuerdo con la ministra, tienen como una de sus finalidades lograr que "los servicios prestados por los distintos gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares". Es un extremo que Montero ve incompatible con entender que el acuerdo fomenta la desigualdad entre territorios.

ERC defiende el acuerdo y Junts muestra desconfianza

Si la ministra ha dado la cara por el acuerdo, Sara Bailac ha llevado la defensa de sus bondades al infinito. La senadora de ERC ha hablado de la necesidad de "terminar con el expolio fiscal" y con "décadas de un déficit fiscal crónico que se ha convertido en una espiral de precariedad en Catalunya". Bailac sitúa, en línea con los postulados de su partido, la independencia como objetivo final, pero remarca la necesidad avanzar, mientras tanto, en un sistema que asegure "que cada euro que salga de Catalunya, revierta en sus servicios públicos".

La senadora no ha pronunciado las palabras "concierto económico", lo que puede leerse como una muestra de buena voluntad para con el Partido Socialista, pero sí ha avisado a Montero y, por ende, a Pedro Sánchez, que, a la misma hora, se encontraba presentando el curso político en el Instituto Cervantes —a pocos metros de la Cámara Alta—, de que si el PSOE no cumple con la capacitación de Catalunya para que "gestione, capte, liquide e inspeccione todos los impuestos", "habrá consecuencias". Los pasos habrán de comenzar ya en 2025.

Montero ha pedido confianza a Bailac y le ha asegurado que "el acuerdo se va a cumplir al 100%".

Mucho más desconfiado se ha mostrado Eduard Pujol, de Junts per Catalunya. "¿Esto es un concierto económico o no?", ha preguntado. "¿Catalunya saldrá del régimen común o no?", ha insistido. Echando mano de una serie de metáforas, ha avisado al PSOE de que "a Catalunya no le vale ni el tuning fiscal ni el kalimotxo fiscal". En ese punto, ha amenazado: "Con Junts no está la cosa para juegos".

También ha encontrado un momento para lanzar un dardo a Esquerra Republicana cuando ha insinuado que los republicanos accedieron a hacer president a Illa por necesidad firmando un acuerdo que los posconvergentes no consideran para nada fiable.

Crítica feroz del PP al acuerdo

Por parte del Partido Popular, ha sido el senador Gerardo Camps el encargado de dar la réplica a Montero. "No nos tome por ingenuos", le ha espetado justo antes de lanzarle plantear el interrogante que el PP considera la madre del cordero: "¿Pretende hacer creer a ERC que lo que han firmado no es un concierto económico profundamente insolidario?". Camps sabe que esa divergencia entre socialistas y republicanos en la lectura de un mismo acuerdo es el talón de Aquiles del mismo y también de la comparecencia de la ministra.

El popular también ha afeado que en el texto se repitan en varias ocasiones las palabras "plena soberanía" o "reconocimiento nacional". Lo ha dicho en contraposición al planteamiento de Montero de que el pacto y la llegada de Illa a la presidencia de la Generalitat contribuye a la normalidad institucional en Catalunya.

Otro punto clave de la crítica feroz de Camps ha sido el principio de ordinalidad que prevé el texto. "La solidaridad está limitada por el principio de ordinalidad, que es lo mismo que decir que la solidaridad es nada; papel mojado", ha espetado. Montero ha acusado al PP de "deslealtad institucional" y de "populismo fiscal", aunque también ha tendido la mano para reformar juntos el sistema de financiación. 

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