Este artículo se publicó hace 3 años.
Kitchen, Bárcenas o la casa de Espinosa de los Monteros: ¿tolera mejor la corrupción el electorado de derechas?
Durante los últimos meses han vuelto a estar de actualidad algunos asuntos relacionados con corrupción y fraude dentro de los partidos políticos de la derecha. Varios expertos analizan cómo influyen en las perspectivas electorales y la percepción que tien
Madrid-Actualizado a
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado en noviembre, situaba a "la corrupción y el fraude" bastante abajo en la lista de principales preocupaciones de la ciudadanía española. Hace poco más de un año y medio, ese mismo concepto se situaba en segunda posición, solo por detrás del paro. Es cierto que en las últimas encuestas realizadas aparecen otros asuntos relacionados con los políticos en general en mejores puestos. Pero la tendencia es evidente. Durante las últimas semanas han vuelto a copar la actualidad casos tan relevantes como los relacionados con Luis Bárcenas y el Partido Popular (PP), la Operación Kitchen o una sentencia condenatoria contra el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros. ¿Cómo reacciona el electorado de derechas a estos asuntos? ¿Los tolera mejor que los votantes de izquierdas?.
La actitud pública de los políticos o partidos implicados en los casos mencionados ha seguido un patrón común que se ha basado en una mezcla de indiferencia, pasotismo, silenciamiento e incluso chulería. El líder del PP, Pablo Casado, ha optado por una estrategia de esquivar todo lo que huela a Bárcenas. Decidieron que no iban a contestar a nada sobre las sentencias que probaron que las obras en su sede de Génova se pagaron con dinero negro. De hecho, anunciaron que venderían su sede, pero la sentencia llegó antes que la mudanza.
Por otra parte, también arroparon a Mariano Rajoy en sus declaraciones sobre la comisión Kitchen, donde el expresidente se dedicó a tirar balones fuera. En el caso de Espinosa de los Monteros, condenado por el Tribunal Supremo por dejar de pagar unas obras en su casa particular, Vox ha optado por el desafío. Así se vio, por ejemplo, en el Congreso, donde el dirigente ultraderechista se pavoneó ante Joan Baldoví, portavoz de Compromís, de que la casa tiene cinco plantas, en lugar de cuatro como había comentado el político valenciano.
Paz Álvarez, directora técnica de la consultora Key Data, opina que no es que la gente no le importe la corrupción, pero que sí tiene problemas más importantes. "Si tú tienes problemas para pagar la luz y otras cosas, lo que pase con los políticos puedes pensar que son cosas suyas", afirma. Y en este punto no establece demasiadas diferencias entre el comportamiento de las personas de derechas, izquierdas o nacionalistas. Recuerda que el PP de Rajoy tuvo un descenso significativo en los últimos procesos electorales autonómicos de 2015. "En todo eso tuvo mucho protagonismo la corrupción".
"Otra cosa importante es que hay tal alejamiento de los políticos con el electorado que hace que para ellos sea como otro mundo. La gente no espera nada de nadie, se piensan que todos son iguales. Y se vota por ideología o por el bolsillo", añade esta experta. "¿Eso quiere decir que la corrupción no importa? Sí, pero no condiciona el voto salvo que se sume a otras cosas. Al desgaste, a ineficacia, etc. Es un cúmulo de cosas, y la corrupción, algo suma", añade Álvarez. "La gente se aburre de oír a los políticos hablar todo el rato de lo mismo. Si sigues hablando de Bárcenas la gente desconecta", considera sobre la estrategia seguida por Casado.
"La corrupción importa pero no condiciona el voto", opina Paz Álvarez, directora técnica de Key Data
Por su parte, el consultor en comunicación política Eduardo Bayón sí cree que hay algo menos de tolerancia en las personas de izquierdas a los casos de corrupción. "Tiene que ver con ciertos valores y dónde se ha puesto el listón. Hubo un momento donde la corrupción estaba muy presente, no solo mediáticamente sino a nivel político. Era uno de los principales problemas para la ciudadanía", opina.
"El tiempo fue pasando y los problemas han ido cambiando. A la velocidad que iba la política, la velocidad judicial es completamente opuesta. Cuando llegan sentencias judiciales que confirman, ya da bastante igual. Hubo tal goteo de casos que hubo adaptación y una cierta costumbre", añade el experto. Bayón destaca, en todo caso, que la corrupción desaparece como problema en los barómetros pero los políticos no.
Para Víctor Lapuente, doctor en Ciencias Políticas, es más difícil que la corrupción tenga un efecto en sistemas de dos partidos. Todo depende, según su punto de vista "de la competición política del momento". "La ventaja que tienen los mapas políticos actuales es que te permiten hacer un castigo al político corrupto", afirma. El experto considera que "hay mucho uso político de la corrupción" pero menos castigo político por ella. Considera, además, que si la corrupción acaba monopolizando las elecciones tiene algo de parte negativa. "Se pueden anunciar medidas más populistas que efectivas en ese caso", afirma.
Declive de Podemos y Ciudadanos
En los momentos en los que mayor volumen de informaciones sobre corrupción había comenzó la irrupción de Podemos, primero, y Ciudadanos, después. El partido morado está en el Gobierno, pero con mucha menos fuerza electoral que en sus inicios. Y el partido naranja roza la irrelevancia excepto en algunos Gobiernos concretos.
"La gente se desencantó y todo eso provocó más desilusión. La gente vota porque hay que votar, pero hay más desapego", analiza Álvarez sobre este declive de fuerzas que precisamente lucharon dialécticamente por la "regeneración". Para Lapuente, "se perdió una oportunidad en España, por exceso de egos y protagonismo". Y apunta a que "una buena reforma contra la corrupción requiere pactos institucionales importantes", una situación que está ahora lejos de producirse.
En el lado de la derecha, según considera Bayón, Cs fue perdiendo su discurso anti corrupción, "acentuando mucho más la cuestión identitaria frente al independentismo catalán porque era lo que le daba votos". Sobre Vox, y el último suceso con la casa de Espinosa de los Monteros, opina que "a buena parte de sus votantes no les importa". Y destaca también el gusto de ese electorado por "las formas de Vox". "Les encantan cabrear al progre y cabrear a la izquierda", concluye. Las encuestas, de momento, les dan parte de razón.
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