Davos: tuberculosis, nazis y prostitución
Sara Serrano
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El Foro Económico Mundial, fue fundado en 1971, en plena Guerra Fría, por el profesor de economía suizo Klaus Schwab. El objetivo era crear un foro de discusión de estrategias para las principales empresas de Europa. Es conocido como Foro de Davos, por el pueblo de esquí de Davos, donde cada mes de enero celebra su Asamblea anual.
A mediados del S.XIX y principios del S.XX Davos ya reunía a las élites económicas y políticas de la época, pero por motivos bien distintos a los de ahora. En Davos estaba uno de los balnearios para tuberculosos más reputados del continente, y buena parte de la burguesía y aristocracia europea pasaron largas temporadas allí con la esperanza de que el aire alpino, las suntuosas comidas, y el descanso les ayudaran a superar la enfermedad.
Por los sanatorios de Davos, pasaron escritores como Robert Luis Stevenson, Arthur Conan Doyle o Thomas Mann, que se inspiró en su estancia en el sanatorio de Davos para escribir La montaña mágica. Un librazo que incluye diálogos memorables entre un personaje jesuítico que dicen se inspiraba en Lukács y un burgués liberal.
En 1930 habían viajado a Davos más de 6.000 pacientes que eran atendidos en 16 sanatorios y 40 pensiones en invierno. Con el descubrimiento de la penicilina, se encontró una cura efectiva de la tuberculosis y los balnearios entraron en decadencia. Pero aquí no acaba la historia de Davos. Uno de los pacientes atraídos por la capacidad sanadora del enclave alpino, fue un meteorólogo alemán, Wilhelm Gustloff. Pues bien, Gustloff, acabaría convirtiéndose en el fundador de la rama suiza del Partido Nazi, que contó con el apoyo de buena parte de la comunidad alemana residente en Suiza.
En febrero de 1936 fue asesinado por David Frankfurter, un judío de origen croata cuyo padre había sido asesinado en un campo de concentración ustacha durante la guerra.
Este año, bajo el lema "Cooperación en un mundo fragmentado", el Foro Económico Mundial, reunirá a unos 50 jefes de Estado, más de 100 ministros de Finanzas, Comercio y Exteriores, 19 gobernadores de bancos centrales, medio millar de ejecutivos de grandes corporaciones, y los máximos responsables de instituciones tan poderosas como Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial del Comercio.
Pero quizás lo más llamativo de esta cumbre son las ausencias: por segundo año consecutivo y debido a las sanciones internacionales derivadas de la invasión de Ucrania, Rusia no ha sido invitada a la cumbre.
Tampoco acudirán los presidentes de Estados Unidos y China, aunque enviarán delegaciones de alto nivel. No han viajado a Davos los líderes de las otras dos grandes potencias asiáticas: Japón y la India. Tampoco el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ni el primer ministro británico Rishi Sunak, ni el canadiense Justin Trudeau. Lula no estará presente debido a la delicada situación que atraviesa Brasil y López Obrador anunció su decisión de que México no participara en el foro.
Las élites económicas tienen cada vez más peso en Davos, este año pasarán por allí 116 millonarios, un 40% más que hace 10 años. Destaca la presencia estadounidense. Wall Street lleva a 33 millonarios, entre ellos al consejero delegado de J.P. Morgan al CEO de BlackRock o al de Blackstone.
Desde Europa, asistirán 18 millonarios, entre ellos destaca el británico propietario del gigante siderúrgico ArcelorMittál. Mientras que entre los españoles destacan la presencia de la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, y el de Ferrovial, Rafael del Pino.
Las reuniones entre políticos y altos directivos de empresas, lo que se conoce como "diplomacia paralela", es uno de los principales objetivos de Davos. Pedro Sánchez, se reunirá por ejemplo con directivos de empresas como Dow Chemical, ArcelorMittal, Air Liquide, Qualcomm, Envision y Maersk y también con consejeros delegados de los dos mayores fondos de inversión del mundo, BlackRock y Mubadala.
Además, mantendrá encuentros con la presidente del Banco Santander, Ana Botín, el del BBVA, Carlos Torres, así como con los presidentes de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el de Iberdrola Ignacio Galán, el de Naturgy Franciso Reynés y el de Ferrovial, Rafael del Pino, entre otros.
Si nos fijamos en el peso de las empresas en la cumbre la primera es la consultora Accenture, seguida de la empresa de software Salesforce, el fondo buitre BlackRock, la aerolínea Emirates, Google, la también consultora MacKinsey y el gigante de la alimentación Unilever.
Esta ha sido una de las principales críticas que se ha hecho al Foro de Davos: la cooptación corporativa de las instituciones de gobernanza. De hecho, un informe del Foro Económico Mundial sugería hace un par de años la creación de unas "Naciones Unidas público-privadas", argumentando que la mejor manera de "gestionar" un mundo globalizado es a través de una coalición de empresas multinacionales y gobiernos.
Un golpe silencioso dado fundamentalmente por hombres. Como en muchos otros espacios de poder, las mujeres han estado históricamente infrarepresentadas en Davos. En 2001 las mujeres sólo suponían el 9% de los participantes y 20 años después este porcentaje aún se mantiene por debajo del 20%.
El politólogo estadounidense Samuel Huntington, acuñó el término de "hombre de Davos", para referirse precisamente a este estereotipo de hombres de negocios, neoliberales, cosmopolitas y con acceso a redes de influencia internacionales que dominan la economía global. Estos "hombres de Davos", debaten sobre temas que afectan directamente a las mujeres, como la regulación del aborto, la violencia sexual o la brecha salarial de género. Y estos "hombres de Davos" son también los que hacen que se dispare la demanda de prostitución en la ciudad suiza durante los días que dura la cumbre.
Según una investigación del periódico británico The Times, en 2020 alrededor de 100 mujeres viajaron a Davos para ofrecer servicios sexuales. "Los jefes reservan acompañantes en la suite del hotel para ellos y sus empleados", dice un gerente de una agencia de "mujeres de compañía" (lo que viene siendo un empresario proxeneta) al periódico suizo 20 Minuten.
Otra crítica al Foro de Davos, es el enorme coste económico que tiene, en términos de seguridad, para las arcas públicas. En 2018, los gastos policiales y militares asumidos por el Gobierno Federal Suizo ascendían a 39 millones de francos. A esto hay que sumar los costes asumidos por el cantón de los Grisones, al que pertenece Davos, que en 2020 ascendieron a nueve millones de francos suizos. Además, según han denunciado diversas organizaciones el Foro de Davos no contribuye a las arcas públicas pues no paga impuestos federales.
Según un informe de Greenpeace, los desplazamientos en avión privado de los asistentes al Foro de Davos de 2022 causaron el mismo CO2 que 350.000 coches en una semana. Esto provocó que las emisiones de CO2 se multiplicaran por cuatro en esos días. De todos estos vuelos realizados, más de la mitad fueron de corta distancia, por debajo de los 750 km, que fácilmente se podrían haber sustituido por viajes en tren. Incluso se detectó un vuelo realizado de tan solo 21 km, es decir como de Alcobendas al centro de Madrid. Los países que más aviones privados mandaron a Davos fueron Alemania, Francia, Italia y España.
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