Este artículo se publicó hace 5 años.
Cuenta atrás hacia el 28ASánchez tendría más fácil un pacto con Cs que con Podemos y catalanes, según los sondeos
Tras la macro-encuesta del CIS, las estimaciones del gabinete Key Data para 'Público' muestran cómo el PSOE se distancia del PP, al aglutinar todo el voto útil y taponar las fugas de votantes hacia Unidas Podemos o Ciudadanos. Con este último partido reuniría ya 180 escaños (cuatro más que la mayoría absoluta), a pesar de que la formación naranja ve cómo se siguen rebajando sus expectativas de voto. Las tres derechas ya no sumarían más que 156 diputados, veinte menos de su objetivo.
Carlos Enrique Bayo
Madrid-
La carrera hacia La Moncloa del tripartito derechista está perdiendo fuerza a toda marcha y uno de los tres jinetes del españolismo anticatalanista se va a encontrar con un dilema irresoluble tras las elecciones: o Albert Rivera apoya la investidura de Pedro Sánchez para poder influir a cambio en el próximo Gobierno, o empuja al PSOE a reeditar un nuevo y mucho más difícil pacto con Unidas Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos. Precisamente lo que el líder naranja ha prometido impedir, rechazando esta vez cualquier tipo de acuerdo con el actual presidente del Gobierno.
Eso es al menos lo que predicen las últimas estimaciones del Observatorio Continuo del gabinete demoscópico Key Data para Público –un desk research ponderado de todos los sondeos electorales efectuados tras la convocatoria del 28A–, una vez incluidas las exhaustivas tablas del Barómetro del CIS en el muestreo de encuestas valoradas e interpretadas.
Porque, al arrancar la campaña oficial, la derecha está cada vez más lejos de alcanzar la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, al continuar el hundimiento del PP en los sondeos –vuelve a romper su suelo, con sólo 4,7 millones de votantes, 3,2 menos que en 2016–; seguir descendiendo la expectativa de voto de Ciudadanos –que ya sólo obtendría 400.000 sufragios más de los que sacó en las pasadas generales–; y tocar techo el fulgurante despegue de Vox, que ha chocado con un tope del 10% de los votos válidos (2,2 millones en este escenario previsto de fuerte caída de la participación), como se puede ver en la siguiente tabla completa de estimaciones:
En definitiva, a la espera de ver cómo influirá la campaña en los electores –sobre todo entre los nueve millones que siguen indecisos–, todo indica que las tres derechas se quedarían a veinte escaños de los 176 necesarios para ganar la investidura, mientras que al PSOE le sobrarían cuatro diputados para investir a Sánchez sólo con recibir el apoyo de Ciudadanos.
Al mismo tiempo, de esta estimación completa se puede calcular que los socialistas también podrían superar la mayoría absoluta pactando con Unidas Podemos (UP), Esquerra Republicana (ERC) y el PDeCat, pues alcanzarían los 182 escaños, y que si a este pacto se sumase el PNV el rodillo de la izquierda más catalanes y vascos sumaría 188 diputados.
Una alianza como la que derribó a Rajoy sería ahora mucho más difícil para Sánchez, tras el fracaso de su intento de aprobar los Presupuestos con la misma fórmula
Sin embargo un alianza semejante (al estilo de la moción de censura que derribó a Rajoy) sería bastante más difícil de alcanzar para Sánchez, ya que debería contar con los partidos independentistas catalanes que tienen a sus líderes en prisión o en el exilio, por lo que ya le han negado su apoyo a los Presupuestos Generales, precipitando la convocatoria electoral en la que ahora estamos inmersos. Con el juicio contra el procés en pleno desarrollo ante el Supremo, y con el presidente del Gobierno comprometido a no aceptar ningún tipo de referéndum de autodeterminación en Catalunya, es muy poco verosímil que esta vez consiguiese el respaldo de la veintena de parlamentarios independentistas. Y mucho menos si no hay peligro de involución derechista porque el trío PP+Cs+Vox queda muy alejado de la mayoría absoluta.
Por tanto, sólo una meteórica recuperación durante la campaña de la muy debilitada Unidas Podemos podría evitar una alianza Sánchez-Rivera basada en que el líder socialista repita en La Moncloa con el compromiso de rechazar las reivindicaciones soberanistas catalanas. Una remontada de Pablo Iglesias difícil de predecir cuando la formación morada sigue perdiendo posiciones en los sondeos como consecuencia del voto útil de los electores de izquierda, que confluyen hacia el PSOE ante la amenaza extremista de que un Gobierno de derechas dependiera de las exigencias ultramontanas de Santiago Abascal.
900.000 votantes de Iglesias se pasan al PSOE, que también recupera medio millón de abstencionistas de izquierda
Esto queda patente en las tablas de transferencias de voto, ya que 900.000 votantes de Iglesias se pasan al PSOE, que también recupera casi medio millón de abstencionistas de izquierda. Mientras que Unidas Podemos no recaba desde la abstención más que la décima parte de esa cantidad y por primera vez los morados quedan muy igualados con los socialistas –aunque siguen superándoles por poco– entre los más jóvenes, que acaban de alcanzar su derecho de voto al cumplir los 18 años después de las pasadas generales. En el Congreso, UP se quedaría con 36 diputadas, la mitad de las que tenía hasta ahora.
En el otro extremo del espectro político, el número de exvotantes del PP que ahora se muestran indecisos casi se ha duplicado desde la última oleada de Key Data (a finales de marzo), de manera que Vox reduce notablemente su intención de voto en aquella estimación –bajando de los 2,6 a los 2,2 millones de sufragios potenciales– y se queda en 20 diputados, dos menos de los estimados en marzo. Eso se debe a que ahora son sólo 940.000 (en vez de los 1,2 millones) los electores de Rajoy que manifiestan su decidida intención de votar a Abascal, quien también arrastra a otros 290.000 desde la abstención –la mayor parte procedentes igualmente de las filas del PP del 2011– y casi 190.000 desde Ciudadanos.
Sólo un 6% de los votantes de Vox son electores que proceden de los partidos de izquierdas (PSOE y Unidas Podemos)
Por supuesto, es una absoluta falsedad la demagógica afirmación de Vox de que sus votantes proceden de la izquierda, ya que sólo 82.000 (un 3,7% del total) dicen haber votado antes a UP y, menos todavía, 52.000 (2,3%) los que manifiestan haber apoyado al PSOE.
Tampoco Rivera puede alardear de que va a suplantar a Casado al frente de la derecha, ya que el flujo de votantes peperos que van a parar a Ciudadanos se ha reducido a poco más de 600.000, frente a los 900.000 que decían huir del PP para ir a Cs en las encuestas de finales de marzo. Así que los naranjas sólo sumarían 54 escaños y –pese a adelantar a Unidas Podemos– quedarían muy rezagados con respecto al Partido Popular.
En todo caso, Casado sigue conduciendo a su partido al más sonado fracaso de su historia, pues las estimaciones de Key Data lo sitúan en 82 escaños, 55 menos de los que sacó en 2016, en plena crisis de los escándalos de corrupción generalizada en el PP, y ¡104 menos! de los que llevaron a Rajoy al poder en 2011. Además, en cada sondeo el PP queda más lejos del PSOE, que de cumplirse estas estimaciones superaría a su eterno rival en 44 diputados.
No obstante, hay que tener en cuenta que en estas tablas no se incluyen los votos de Navarra, donde el PP se presenta en coalición con UPN y Cs; una alianza que conseguiría dos escaños según las estimaciones de Key Data.
Esquerra Republicana se dispara y el PDeCat se hunde
En Catalunya, es llamativo el reforzamiento de ERC, que aumentaría su apoyo en votos en un 21,4%, subiendo de 9 a 15 escaños en el Congreso, frente al aparente fracaso de la estrategia del expresident Puigdemont desde el exilio, puesto que el PDeCat perdería casi un 27% de sus votantes y perdería tres escaños, para quedar en sólo cinco, un tercio de los de Esquerra.
Por comunidades, quedan bien claras las catastróficas perspectivas del PP de Casado, como se puede apreciar en el anterior gráfico interactivo (pasando el cursor sobre las barras aparecen los datos detallados).
Por primera vez en su historia, el Partido Popular sólo ganaría (y por la mínima) en una única comunidad autónoma: Murcia, donde sacaría tres diputados mientras que PSOE, Cs y Vox obtendrían dos cada uno (y UP, un escaño).
Los otros bastiones del PP destruidos por los vientos del monumental cambio político que trae el fin del bipartidismo serían: Andalucía (con 10 escaños menos), Castilla y León, Madrid y València (-6 en cada una), Castilla-La Mancha (-5), Galicia y Aragón (-3 en cada una). En todas estas comunidades, Casado perdería el primer puesto a manos del PSOE, salvo en Madrid, donde los dos grandes quedarían empatados a 9 diputados.
Es en Madrid donde Vox levantará su nueva fortaleza ultraderechista
Y es precisamente Madrid donde Vox levantaría su nueva fortaleza ultraderechista, ya que según las estimaciones de Key Data, obtendría 8 escaños al Congreso por la capital de España, a sólo un diputado de los dos grandes partidos de la democracia. Los otros tres fortines de la extrema derecha serían Andalucía, País Valencià (con tres diputados en cada una de esas comunidades) y Murcia (dos escaños). Los otros cuatro parlamentarios de Casado saldrían en Castilla y León, Asturias, Catalunya y Aragón.
Por su parte, Ciudadanos situaría sus cuarteles generales en Andalucía (con 11 escaños) y Madrid, ya que en la capital obtendría 7 diputados, frente a seis en Catalunya y en València, cinco en Castilla y León, y 4 en Castilla-La Mancha.
Finalmente, según estas estimaciones, las grandes caídas del desplome de Unidas Podemos se sitúan en Andalucía (con 6 escaños menos), Madrid y Catalunya, donde perdería cuatro diputados en cada una. Pero el agudo descenso de la formación morada está muy repartida por toda la geografía española: tres escaños menos en València y Castilla y León; dos menos en Euskadi y Castilla-La Mancha; y uno menos en todas las demás comunidades donde tenía representación parlamentaria.
En definitiva, el cierre de filas izquierdistas para hacer frente al auge del extremismo derechista se traduce en un voto útil masivo hacia el PSOE que desmantela gran parte de la estructura parlamentaria de Unidas Podemos, mientras que la triple división de la derecha perjudica a los conservadores, que no suman diputados suficientes para echar a Sánchez de La Moncloa.
Será, pues, el presidente del Gobierno quien deba decidir cómo fragua sus nuevas alianzas para seguir en el poder.
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