Este artículo se publicó hace 3 años.
Las campañas 'low cost' de la España vacía amenazan la renqueante hegemonía del bipartidismo
Un informe del Tribunal de Cuentas revela cómo Teruel Existe o la Agrupación Socialista de La Gomera obtuvieron en las últimas generales sus actas de parlamentario con ‘inversiones’ entre siete y dieciocho veces inferiores a las de PSOE y PP, un factor qu
Zaragoza-
Las cifras apuntan a que a la renqueante hegemonía del bipartidismo, que en la década escasa transcurrida entre las elecciones de 2008 y de 2019 se ha dejado casi un tercio de los votos (6,7 millones de 21,5) y más de la tercera parte de los escaños (114 de 323), le ha salido una nueva amenaza de carácter económico: los menores costes de las campañas electorales concentradas en zonas rurales y poco pobladas y los bajos requerimientos económicos de algunas estructuras alejadas del formato tradicional de los partidos se perfilan como una ventaja competitiva para el centenar y medio de plataformas de una treintena de provincias de la llamada España vacía o vaciada, también simplemente despoblada, que tienen decidido concurrir a las próximas elecciones generales agrupadas bajo una marca única con la aspiración de tener grupo parlamentario propio.
El Informe de Fiscalización del Tribunal de Cuentas (TCu) sobre los gastos de las formaciones políticas que obtuvieron escaños de diputados y/o de senadores en las últimas elecciones generales, las de noviembre de 2019, ofrece algunas pistas que apuntan en esa dirección.
En este sentido, la relación entre el coste económico de la campaña electoral y de los resultados en escaños de los 22 partidos, coaliciones o agrupaciones de electores que obtuvieron representación parlamentaria indica cómo los dos que mejor optimizaron esos recursos, la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro Curbelo y el Teruel Existe de Tomás Guitarte, lo hicieron con ratios entre siete y dieciocho veces menores que PSOE y PP.
La ASG se llevó el escaño del senado de su isla, de 21.503 habitantes el año de las elecciones, con una campaña que le costó 4.012,68 euros, mientras que TE sacaba un diputado y dos senadores en Teruel, de 134.137, con un coste de 7.980,45.
Por el contrario, al PSOE le salió cada uno de sus 198 escaños por 54.855 y al PP por 74.401, en ambos casos con dos alianzas que ofrecen datos llamativos: en el caso de los socialistas, la suma con el PSC, que opera en una de las comunidades más pobladas tira al alza del ratio, mientras que en el de los conservadores la alianza con el Foro en Asturias, que se encuentra en la media, lo hace a la baja.
Excepciones y afinidades a la brecha de costes
No obstante, no se trata de datos concluyentes ni uniformes. De hecho, en el caso de Unidas Podemos no se cumple ninguna de esas dos tendencias, ya que el coste de 220.593 euros por escaño de la propuesta estatal resulta un 40% y casi un 20% superior, respectivamente, al de En Comú Podem en Catalunya y al de En Común-UP en Galicia, cuya densidad demográfica se encuentra ligeramente por debajo de la media.
Por otra parte, el descalabro de Ciudadanos sitúa el coste de cada escaño por encima de los 900.000 euros, un registro claramente ‘fuera de mercado’ y que cuadruplica prácticamente al de los cuatro que le preceden, Compromís, Más País, BNG y UP; con costes de entre 220.000 y 267.000 euros por cada acta de parlamentario.
Aunque, en cualquier caso, entre las seis formaciones a las que la inversión electoral por escaño les resulta inferior a 50.000 euros hay tres que operan en territorios de densidad poblacional claramente situada por debajo de la media estatal, ya que además de a ASG y TE a Navarra Suma le salieron cada uno de sus cinco escaños (dos en el Congreso y tres en el Senado) por 27.351 euros; otro que se encuentra prácticamente en la media como la coalición PP-Foro, que obtuvo tres actas (dos y una) por 41.427, y dos, la CUP (dos por 23.202) y ERC (25 por 44.578) que comparecieron en una de las más pobladas.
Y, al mismo tiempo, la aparición, Cs al margen, en el otro extremo de la clasificación de Más País-Equo y de Compromís, que se presentaban, respectivamente, en la comunidad más poblada y en la sexta de la lista, parece apuntar en la misma dirección.
Las ventajas competitivas del ‘sesgo de prorrateo’
El politólogo Pablo Simón vincula esos datos con el llamado ‘sesgo de prorrateo’ que se da en el sistema electoral español, en el que "no hay una correspondencia perfecta entre la población con derecho a voto en un territorio y el número de escaños que se eligen en él" y que suele dar lugar a una "sobrerrepresentación" que se concentra en provincias que eligen hasta cinco escaños.
Así, según los datos de EP Data, en las provincias de Palencia, Ávila, Soria, Segovia y Teruel se elige un diputado cada menos de 50.000 electores y en las de Cuenca, Zamora, Huesca, Guadalajara, La Rioja y Álava, además de en Ceuta y Melilla, no llegan a 65.000, mientras que en otras 22 ese ratio supera los 100.000, con Asturias, Madrid, A Coruña, Valencia y Barcelona por encima de 130.000.
Parece lógico que la existencia de un menor público objetivo a que dirigir los mensajes electorales y el mayor conocimiento de los candidatos, con cierta frecuencia de carácter personal, actúen como un factor facilitador, y al mismo tiempo abaratador de las campañas electorales, que cada vez se desarrollan de un modo más vertiginoso, con las acciones concentradas en los últimos días tras una paulatina reducción desde las 21 jornadas del comienzo de la transición.
Esos factores tiran a la baja de las necesidades financieras, tal y como muestra la campaña desarrollada hace dos años por Teruel Existe: los 23.677,51 euros de su caja de campaña procedieron de "aportaciones privadas", todas ellas identificadas, y el gasto en publicidad no llegó a alcanzar los 6.000 euros.
Tan vertiginosa y poco planificada fue, de hecho, la campaña, que su principal candidato, el ahora diputado Tomás Guitarte, no pudo votarse a sí mismo por estar empadronado en Valencia. Tomaron la decisión de presentarse como agrupación de electores en vísperas de la convocatoria de la repetición electoral de 2019.
Teruel Existe, España Vaciada y Aragón Existe som partidos
Ahora Teruel Existe ya es un partido político. Lo es desde el 29 de septiembre, cuando el Ministerio del Interior formalizó su inscripción en el Registro de Partidos. Lo hizo un día antes de anotar a España Vaciada, la marca con sede en Alcañiz (Teruel) con la que prevén presentarse las plataformas en sus respectivos territorios con el objetivo de alcanzar representación suficiente para formar grupos parlamentarios, y una semana después de haberlo hecho con Aragón Existe, que tiene como coordinadora a la senadora de TE Beatriz Martín.
No han sido, ni mucho menos, las únicas formaciones de carácter territorial que se han registrado en lo que va de año como partidos. De hecho, ha habido una auténtica eclosión de la que forman parte Juntos por Extremadura, Iniciativa Popular Canaria, El Bierzo Existe, Plataforma por Manacor, la Agrupación Progresista de Lanzarote, Grupo por Asturias, Girona x Girona y Soy Canarias, a los que se suman desde las últimas elecciones generales Mais Galicia, Partido Pro Madrid, Unión Soberanista Canaria, Burgos Lo Primero, Lleida Existeix-Lleida Existe, Valencia Unida, Por Huelva, Cáceres Viva, Iniciativa per La Gomera, Aliança Catalana, Partido Galego, Ahora Canarias o Agrupación Liberal Balear.
Las expectativas electorales de las plataformas agrupadas en España Vaciada y de los partidos de nueva creación que puedan concurrir están por calibrar. "Se trata de un panorama muy heterogéneo, las plataformas son muy distintas. No son lo mismo las que tienen una larga tradición como Teruel Existe o Soria ¡Ya! Que el Partido Riojano, que llego a tener escaños en esa comunidad, o León Ruge", explica Simón, que plantea que esas iniciativas "pueden restar diputados al PSOE y al PP, pero no sabemos a quién, ni cómo ni dónde".
En esas expectativas influye tanto el contexto local como el general del país. "No sabemos qué está pasando por debajo del radar", apunta sobre el primero, mientras que, en cuanto al segundo, plantea una hipótesis: "podemos estar ante unas elecciones muy polarizadas, y en ese caso no sabemos qué alternativas propondrán estas plataformas, que normalmente tienen unos planteamientos ambiguos" en cuanto a los grandes bloques.
"Plantean una salida al voto de protesta y se proponen obtener rendimientos locales en un panorama político muy fraccionado", anota, al tiempo que llama la atención sobre cómo los meros movimientos de plantearse la concurrencia electoral están comenzando a operar "como un ‘win-win’ para esos territorios, ya que los partidos [tradicionales] se están volcando en ellos, ademñas de testar si hay ‘agua en la piscina".
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