Este artículo se publicó hace 8 años.
La bisoñez de la presidenta Pastor le hace perder el control del pleno en momentos tensos
Un incidente menor protagoniza el debate sobre la reforma del Estatut de la Comunitat Valenciana en el Congreso cuando el portavoz del PP, Rafael Hernando, intenta paralizar el parlamento del diputado Joan Baldoví sin que la Presidencia pueda atajarlo
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MADRID.- Las escasas horas de vuelo de Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados le gasta malas pasadas, pero sobre todo le impide poner autoridad en el desarrollo de una sesión plenaria cuando se llega a momentos de tensión. El pleno de este martes por la tarde, el segundo ordinario que la Cámara baja celebra en la actual legislatura, ha sido buena prueba de ello. Ha habido un momento en el que, sin existir razones objetivas, ha perdido el control de la sesión.
El debate vespertino trataba de un asunto aparentemente inocuo, la reforma del Estatut de la Comunitat Valenciana, que además llega con un amplio consenso desde Les Corts Valencianes. Es decir, no tenía por qué haber problemas. Pero la intervención de una de las ponentes de la Cámara valenciana, la popular Isabel Bonig, líder del partido conservador en la Comunitat Valenciana, ha elevado el tono del debate al increpar de forma directa a toda la izquierda, tanto en la Cámara autonómica como el Hemiciclo desde el que hablaba, especialmente a quienes abogan por el derecho a decidir.
Rafael Hernando (PP) hizo señas a Pastor para tomar la palabra y ella, en un gesto inaudito, entabló conversación con él mientras Baldoví seguía en la tribuna
Esa intervención ha enervado al portavoz de Compromís, Joan Baldoví, quien, cosas de la casualidad y de la ordenación del debate, ha intervenido a continuación. En un tono vehemente, pero correcto, el diputado Baldoví ha reprochado a Bonig —quien, como sus dos acompañantes de Les Corts, se sentaban en una mesa junto a los taquígrafos en el centro del Hemiciclo— una catarata de incumplimientos de los Gobiernos el PP en Madrid para con la financiación de la Hacienda valenciana, y a los de Valencia por los despilfarros.
En plena intervención de Baldoví, el portavoz del grupo parlamentario del PP se ha levantado de su escaño haciendo señas a la presidencia para tomar la palabra. Ante sus gesticulaciones, la presidenta Pastor ha entablado un diálogo con él al tiempo que Baldoví, sorprendido, interrumpía su parlamento. Este hecho, inaudito en la práctica parlamentaria conocida, ha soliviantado a las bancadas de la izquierda, en medio de un vocerío. Pese a que Pastor no ha llegado a abrir el micrófono de Hernando éste ha seguido hablando y tan sólo ha cejado en su actitud un par de minutos más tarde ante la promesa de Pastor de que le daría la palabra una vez hubiese finalizado Baldoví.
Efectivamente, Rafael Hernando habló y poco importó con referencia a qué artículo del reglamento lo hacía. El caso es que el portavoz popular, como en sus más encendidas intervenciones y en ocasiones con el gesto de su cara un tanto desencajado, la emprendió con Baldoví para decir que no toleraba las descalificaciones realizadas desde la tribuna.
Esto hizo que el portavoz de Podemos, Íñigo Errejón, a su vez, pidiese la palabra, cosa que la presidenta Pastor le concedió ante la insistencia del diputado de la formación morada en no sentarse. La protesta de Errejón fue seguida de otra de Baldoví, quien insistió de forma muy tranquila en sus críticas y pidiendo comedimiento al portavoz popular, Rafael Hernando.
Finalmente, el portavoz socialista, Antonio Hernando, también pidió la palabra, pero no acogiéndose al artículo 71.3 —el que todos los portavoces utilizan porque es el que hace referencia a las alusiones de terceros—, sino por el artículo 72, que raramente se emplea. Dice este artículo que en cualquier momento de un debate un diputado podrá solicitar de la presidencia la observancia de las disposiciones del reglamento de la cámara.
Antonio Hernando (PSOE) afeó a Pastor que no velara correctamente por el cumplimiento del Reglamento del Congreso
Y lo hizo para exigir a la presidenta Pastor el cumplimiento del artículo 32 que es el que indica que es la Presidencia la encargada de velar por el correcto cumplimiento del reglamento en el ordenamiento de los debates. Antonio Hernando le ha reprochado, con un argumento irreprochable, que sencillamente, no lo estaba haciendo bien.
En todo momento la presidenta Pastor, que no pone de manifiesto precisamente un verbo ágil en sus intervenciones, ha titubeado de forma reiterada, al tiempo que ojeaba constantemente el libro con el texto el reglamento, sin saber de qué forma acabar con el lío que se ha organizado de forma un tanto artificial. No es la primera vez que ante un desplante de un portavoz parlamentario no muestra determinación para cortar de raíz los momentos embarazosos.
La excusa de Pastor para no reconocer a una diputada: "Ha habido muchos cambios en las bancadas"
En otro momento de este debate la presidenta Pastor ha llamado a la tribuna al “señor Ballester” cuando en realidad quien debía intervenir era Ángela Ballester, de Podemos. Al ver que era una mujer quien se dirigía a la tribuna ha comentado que nadie le había comunicado el cambio de interviniente, poniéndose en evidencia, por segunda vez, al no reconocer a la diputada de la formación morada. La propia Ballester le ha sacado del equívoco ya desde la tribuna y ante esa evidencia Pastor se ha disculpado diciendo que “ha habido muchos cambios en las bancadas” para justificar su desconocimiento de la diputada.
Es más, con estas actitudes, aun sin pretenderlo, Pastor traslada una imagen de excesiva dependencia respecto de la bancada popular, a la que, sin duda, pertenece pero de la que su responsabilidad como presidenta le da la suficiente autonomía para comportarse al margen de la disciplina que otros compañeros suyos están obligados. El papel de la Presidencia, sobre todo cuando hay un hemiciclo muy repartido y sin una mayoría predeterminada, debe ser de imparcial a la hora de regular el desarrollo de los debates.
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