Este artículo se publicó hace 6 años.
Balance en La MoncloaComparece Pedro Sánchez: “Cambio de época” con dos anuncios
En su primera rueda de prensa en solitario, el presidente se presenta como la cabeza de un Gobierno que representa lo que la sociedad demanda. Sánchez ha informado de la recuperación del mando único para coordinar el operativo de control de migrantes de todas las fuerzas de seguridad, que ejercerá la Guardia Civil, y confirma que tanto Felipe VI como él estarán en el primer aniversario de los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils.
Madrid--Actualizado a
La rueda de prensa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, (la primera en solitario tras dos meses de estancia en La Moncloa) contó como novedad de colorido con un despliegue exquisito de imágenes, que iban surgiendo en una pantalla a la derecha del compareciente: el presidente con sus homólogos autonómicos, el presidente en Bruselas, el presidente con empresarios y sindicatos y así hasta completar otras cuidadas formas de la acción política.
Subido a la ola reivindicativa de una sociedad harta de la corrupción, la desigualdad y el autoritarismo impuestos por el Gobierno de Rajoy, el presidente Sánchez (el más entusiasta de todos los ciudadanos/as) se ha presentado este viernes como el líder político “de un cambio de época”. Llevado por su entusiasmo indisimulado, además, el jefe del Ejecutivo ha asegurado que su Gobierno es en el que “los ciudadanos se reconocen”, el que refleja mejor el sentir y la “demanda” de la sociedad actual.
Sin embargo, y pese a que se reafirmó en su intención de “hacer política con el Parlamento y no contra el Parlamento” (como si tuviera otra opción con 84 diputados), Sánchez olvidó que la sociedad que le ha llevado a La Moncloa y respaldó su moción de censura contra Mariano Rajoy está representada en el Congreso y no en el Gobierno. E incluye, además de a su PSOE, a nacionalistas vascos y catalanes, independentistas catalanes y vascos (Bildu), republicanos practicantes (Unidos Podemos), derecha conservadora y liberal (PNV y PDECat) e izquierda en su amplio espectro.
Por eso, la rueda de prensa de Sánchez fue ciclotímica (como son las de la mayoría), con un optimismo radiante al principio (repaso de gestión, buenas intenciones y planes futuros) y un ánimo decadente conforme avanzaban las preguntas de los periodistas, listos para ponerte enfrente de tus contradicciones y dificultades. Incluso, a Sánchez se le vio molesto con las cuestiones que atañen a la Monarquía (aunque por la Monarquía, no por la prensa, según se traduce de su pensamiento antes de ser presidente).
Nuestro presidente de “cambio de época”, sin embargo, no respondió a las cuestiones principales que flotan en el ambiente: ¿Habrá adelanto electoral si no se aprueban los Presupuestos de 2019? ¿Es suficiente con las explicaciones que dio el director del CNI, Félix Sanz, sobre el rey emérito para seguir dejando a la monarquía reposar en sus laureles? ¿Cómo están las relaciones con sus socios de moción de censura? ¿Hablan entre ustedes, además de hablar con el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, durante tres horas? ¿Qué pasa con la financiación autonómica, la lista de amnistiados fiscales, la derogación de la reforma laboral, la inviolabilidad del rey...?
Sánchez hizo dos anuncios importantes durante su rueda de prensa, de marcado carácter político: en primer lugar, informó de la recuperación del mando único operativo para el control de las migraciones por parte de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La responsabilidad recaerá sobre la Guardia Civil, como en la etapa en que lo instauró Zapatero (2006).
En segundo lugar, el presidente confirmó que tanto el jefe del Estado como él estarán en Barcelona durante el primer aniversario de los atentados del 17-A en la capital catalana y en Cambrils.
La cuestión migratoria y la catalana son, precisamente, aquellas en las que el Gobierno pretende situarse más alejado del nuevo PP, con Pablo Casado al frente, y del inexistente Ciudadanos (apenas mencionó a los de Albert Rivera y cuando lo hizo fue tangencialmente, como apéndices del Partido Popular). Por eso, el presidente ha querido reforzar su discurso en ambas materias avisando contra los “extremistas” que pretenden confrontar: “No es bueno que los partidos conservadores compitan en radicalidad”. Aunque Sánchez evitó despejar si con el "extremismo" se refería a Casado concretamente, dejó muy claro que él apuesta por el diálogo y todas las herramientas del Estado para que se junten y hablen, incluso, los divergentes, como Generalitat y Gobierno en la comisión bilateral Estado-Catalunya.
No al 155 otra vez
Muy seguro de su posición y rechazando de antemano el ofrecimiento de los senadores del PP por parte de Casado para reactivar en Catalunya el artículo 155 de la Constitución, el presidente pidió (“También a los medios de comunicación”) “pedagogía, generosidad y altura de miras” con la nueva etapa abierta en Catalunya. “Los que tienen convicciones firmes -dijo en referencia a sí mismo y su Gobierno- siempre quieren dialogar porque tienen claros sus límites: la Constitución y el Estatuto”.
De ahí, los periodistas no pudieron sacarle. Tiempo nuevo en Catalunya, pues, pero sin entrar en detalles, solo para pedir a Casado que apoye al Gobierno “en todo momento, como hizo el PSOE con Rajoy”.
La llegada de migrantes a la frontera sur (“Frontera de Europa, ya no hay fronteras exteriores en España”) centró buena parte del discurso y las respuestas de Sánchez; fue donde el presidente más se explayó y lo hizo de forma más clara. Anunció la recuperación del mando único de control de migrantes, pero también dejó caer que la migración ya existía antes de su llegada al Gobierno, aunque él ha recuperado “la política migratoria”, que Rajoy tenía paralizada, en su opinión, aun sabiendo que el cierre de rutas tradicionales (Libia o Turquía), entre otros factores, traerían una llegada masiva a Andalucía de gente que huye de sus países. Se comprometió a controlar la inmigración, eso sí, recalcando mucho el concepto “atención humanitaria”, ausente en el discurso del PP o Ciudadanos.
Gobierno “entre cero y cien”
Sánchez apeló a una sociedad nueva y con deseos de cambio. La identificó con su Gobierno (europeísta, ecologista y feminista), pero no hizo una sola mención a sus socios de investidura, ni siquiera cuando se le preguntó por los objetivos de déficit/techo de gasto rechazados en las Cortes, las expectativas con respecto el proyecto de Presupuestos del Estado de 2019 u otras votaciones siempre complicadas. “Se trata de avanzar, no de aguantar”, deslizó el presidente en varias ocasiones pese a su negativa contundente de adelanto electoral; sin concretar en ningún caso: avanzar sacando a Franco del Valle de los Caídos, avanzar con el diálogo en Catalunya o aplacando a los taxistas, avanzar con el pacto de Estado contra la violencia de género, con la sanidad universal, las becas, las pensiones de jubilados y viudedad, los salarios iguales, la ley de Estabilidad Presupuestaria (“Me parece impropio que el Senado pueda vetar lo que apruebe el Congreso”).
Excepto con la forma del Estado, con la que se cerró en banda (“Tenemos una monarquía renovada y ejemplar con Felipe VI”), el jefe del Ejecutivo mostró su disposición a “avanzar” con todo.
“Entre cero y cien” se pueden hacer “muchísimas cosas, sobre todo, en beneficio de los más débiles”, aseguró Sánchez al tiempo que elogiaba las “votaciones útiles”, independientemente de que sean más “fáciles y difíciles”.
Con todo, y consciente del interés de la prensa (menos numerosa de lo esperado) por cómo pretende sostener una legislatura de "avance" con 84 de 350 diputados, lanzó un mensaje contundente: serán aquellos presidentes de comunidades, alcaldes y sus partidos quienes tendrán que explicar por qué se ha bloqueado el compromiso de este Gobierno con un Estado del bienestar “blindado”. Mensaje de campaña a la vista.
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