Abascal exprime el influjo de la ultraderecha mundial para intimidar a Feijóo
El presidente de Vox ha ganado una importancia notable en la esfera internacional en el último año.
Madrid--Actualizado a
El papel de Santiago Abascal en la esfera internacional ha ganado una importancia notable este último año, con su nombramiento como presidente de Patriotas por Europa (Patriots), el tercer grupo del Parlamento Europeo donde se integran Viktor Orbán o Marine Le Pen, como cenit.
Así, la semana pasada, el presidente de Vox participó en Argentina en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), una convención donde se dan cita líderes ultraderechistas de todo el mundo. Y aunque no era la primera vez que lo hacía —ha acudido en otras ocasiones como público y en el mes de febrero tomó la palabra en Washington (Estados Unidos), con Donald Trump como anfitrión— quedó patente que su presencia en ese foro cada vez tiene más peso. Intervino después de Lara Trump -nuera del líder republicano-, Steve Bannon y Jair Bolsonaro.
"Suele decirse para aludir a un momento de especial fortuna que se han juntado los astros y creo que eso es lo que ha ocurrido de manera muy especial por la coincidencia en el tiempo de la victoria de Milei en Argentina y la de Trump en Estados Unidos", dijo Abascal durante su intervención en la CPAC. El presidente de Vox aseguró que esas dos victorias son “un buen signo” que "trascienden" a Argentina y Estados Unidos y que su objetivo es contribuir a ese "alineamiento de los astros" con Patriots. Presumió del poder de los ultras en Francia, Hungría, Italia, Holanda o Austria y añadió: "Dónde aún no hemos logrado ser la primera fuerza, no estamos tan lejos de poder conseguirlo".
Ninguna encuesta refleja esto. Según el último estudio de Key Data para Público, Vox estaría ahora mismo en los 39 escaños, disparado tras la DANA, pero muy lejos de los 147 que obtendría el Partido Popular colocándose como partido más votado. No les importa, por ahora. Esta semana, en una entrevista para la cadena estadounidense Fox, el líder de la extrema derecha española ha vuelto a repetir que "sólo es cuestión de tiempo que el cambio llegue a España, como ya ha ocurrido con Milei en Argentina y con Trump en EEUU".
Vox no tiene la prisa del PP por volver a las urnas; esperan exprimir el influjo de la ultraderecha mundial durante los próximos años. Y quieren hacerlo contra Alberto Núñez Feijóo, que no cuenta dentro de su espacio político con la proyección internacional que está ganando Abascal. Ni tampoco la de Pedro Sánchez.
En esta estrategia a largo plazo que ha diseñado el núcleo duro de Abascal, con Kiko Méndez Monasterio a la cabeza, hay dos grandes ejes: la migración y la batalla cultural contra la izquierda. La primera está siendo el gran caballo de batalla contra el PP. Vox abandonó los gobiernos autonómicos donde gobernaba con los populares cuando Génova forzó a sus presidentes a aceptar la acogida de los menores migrantes no acompañados que se había acordado en 2022 pese a las amenazas de ruptura de sus socios de gobierno.
Ahora, Vox vuelve a amenazar a los presidentes del PP en minoría: no apoyará sus presupuestos si negocian "algo" con el Gobierno en materia migratoria. Feijóo ha levantado a su partido de la mesa y el Ejecutivo ya mantiene conversaciones con Junts para sacar adelante la reforma de la ley de extranjería.
Feijóo no se dejó torcer el brazo en verano, pero en la cúpula de su partido saben que otro movimiento en ese sentido daría “más alas” a Vox. "Solo hay que mirar a Francia y a Italia, la inmigración irregular y no controlada les hace fuertes", señala un miembro de la dirección nacional del PP. Tanto Giorgia Meloni como Marine Le Pen han insistido durante años en sus respectivos países en un discurso antimigratorio, xenófobo y populista que terminó calando.
En cuanto a la denominada "batalla cultural" contra el progresismo, Abascal lleva tiempo lanzándose contra el feminismo y el ecologismo. Lo denominan agenda "woke". Esto es más complejo para el PP, un partido que aspira a representar un espectro ideológico muy amplio y aglutinar a conservadores y liberales, y divide de raíz a sus filas. Por eso Génova evita los debates ideológicos.
Tras el último ciclo electoral, una de las lecturas en positivo que se hizo en la dirección nacional del PP fue que se había logrado mermar a Vox y su capacidad para marcar la agenda. Con el 2024 llegando a su fin, ya hay voces en Génova que empiezan a alertar de que "pueden ser los grandes ganadores" de una legislatura entera de bronca política. Es lo que hasta el momento promete Feijóo, que prefiere no mirar demasiado a Francia y Alemania.
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