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Foto del día No son medusas, son salpas en Corinto

'La escapada': otra mirada al mundo, para recordar que hay otra vida más allá del coronavirus.

  • efe/epa

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    Corinto, Peloponeso, Grecia.

    Los bañistas de Corinto se llevaron una sorpresa cuando encontraron el agua de la playa repleta de puntitos y el con una textura gelatinosa. Muchos pensaron que era una plaga de medusas, aunque su forma no se correspondía del todo. En realidad, el mar del Peloponeso estaba cubierto de salpas, como se conoce popularmente a estos organismos. Las salpas viven solas o en comunidades y, aunque algunas especies tienen solo unos pocos milímetros de largo, otras crecen hasta 25 centímetros. Se alimentan de fitoplancton, y su presencia en determinazas zonas marinas se debe a la abundancia de estas algas microscópicas. Podría decirse que las salpas no paran de comer, lo que, unido a su rápido crecimiento y a su reproducción explosiva y asexual, rápidamente clona y crea docenas de nuevos individuos que van encadenándose en ocasiones hasta formar largos cordones que, sin embargo, conviven en total armonía. No son venenosas, no pican y son totalmente inofensivas.
    La escapada: otra mirada al mundo, para recordar que hay otra vida más allá del coronavirus.