Opinión
Hablemos de amor
Por Lucila Rodríguez-Alarcón
-Actualizado a
Lucila Rodríguez-Alarcón (@lularoal)
Durante los años previos a la recesión del 2008, despuntó un pensamiento humanista con grandes iniciativas sobre todo relacionadas con la lucha contra el calentamiento global, en favor de los derechos de los más vulnerables y la búsqueda de equilibrio individual y colectivo a través del amor. Sin duda, esta tendencia se debió a la revolución de la comunicación digital, que pluralizó las fuentes de información, unida a la artificialidad del sistema que ya se percibía como insostenible. A estos años debemos la popularización del yoga o de la meditación en nuestras sociedades occidentales, por ejemplo. Es la época en la que explota Echkart Tolle con su libro 'El poder del ahora' y el 'El monje que vendió su Ferrari'” pasa a ser el nuevo best-seller, sustituyendo a '¿Quién se ha llevado mi queso?'. También son los años de gloria de las grandes ONGs. Y, muy importante en España, son los años en los que nace y se consolida el movimiento Con V de Vivienda, formado por diferentes organizaciones pero liderada principalmente por jóvenes que reclamaban pacíficamente, a través de manifestaciones cada vez más multitudinarias, que el derecho a tener una vivienda digna -recogido en el artículo 47 de la Constitución española- se viera reflejado en leyes concretas. Este movimiento fue la antesala de los grupos que, como Juventud Sin futuro, estuvieron a la base del 15M. Fue una enorme y generosa red de solidaridad ciudadana.
Con todos estos antecedentes, en 2008, cuando estalla la crisis, las respuestas sociales de los primeros años están llenas de amor. También están llenas de rabia y desolación, por supuesto, pues los primeros años de la crisis fueron durísimos. En 2010 se publica el maravilloso texto Indignez-vous, escrito por el nonagenario Stephan Hessel, uno de los padres de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es este texto Hessel llama a la indignación pacífica, a evitar el odio y sustituirlo por solidaridad. Recuerda a personajes que consiguieron grandes cambios sociales a través de procesos pacíficos, como Mandela, Martin Luther King, o, como dice José Luis Sampedro en su prólogo del libro, Gandhi. Este panfletillo de pocas páginas dio lugar a "los indignados” e inspiró a muchos movimientos sociales en todo el mundo, dando lugar a las revoluciones pacíficas del 2010 y 2011, que van desde la primavera árabe hasta el Ocuppy Wall Street o el movimiento del 15-M en España.
En 2015, empieza la entrada sin concesiones del odio y la polarización en el discurso público. Hablar de paz y amor está mal visto, se acuña como término peyorativo “buenismo”. Empezamos a aceptar lo inaceptable y durante estos últimos años se han cuestionado derechos humanos que parecían intocables. Cada vez ponemos mas vallas y tratamos peor la prójimo, empezamos a clasificar a las personas en la dicotomía 'ellos-nosotros', y por defender lo nuestro, permitimos impasibles que los otros sufran lo indecible. Todo lo que Hessel nos pidió que valoráramos y defendiéramos se encuentra amenazado y parece que de nada sirve recordar a las audiencias que el odio solo genera más odio y más destrucción. E inmersos en esta locura llega la pandemia del Covid-19 al mundo.
Llevamos un par de meses de crisis sanitaria y el nivel el debate público es horripilante. Odio, mierda, agresividad. Escenarios divididos entre buenísimos y malísimos que no se pueden entender entre ellos, azuzados por descerebrados cuyos egos infinitos les impiden ver el bien común. Popularidades que se alzan sobre debates descarnados, famosos que lo son por el odio que son capaces de hacer sentir. Y todas las audiencias hablando de ello.
Esta crisis solo acaba de empezar. Nos quedan por delante muchos meses de sobresaltos y noticias malas. Ya se empiezan a notar fuertemente los efectos de la desaceleración en las personas más vulnerables y esto solo es el principio. Y no sabremos sortear todo lo que nos depara el futuro más incierto de nuestra historia usando el odio como palanca de construcción. Así que, por favor, empecemos a hablar de amor. Empecemos a hablar de todas esas personas que se están organizando para ayudarse las unas a las otras con independencia de su origen, su posición social o su situación administrativa. Empecemos a contar historias de profesionales de la salud que se han jugado la vida por otras personas, y lo han hecho por amor. Empecemos a ver a las demás personas como parte de un entramada rico y diverso, empecemos a ver potenciales aliados en lugar de enemigos. Construyamos para todas nosotras espacios de salud y apoyo social que no dejen a nadie de lado y que permitan a todas las personas participar en su creación y enriquecimiento. Porque nos esperan tiempos muy complicados, de los que nadie estará exento, y de los que saldremos si todas las personas estamos unidas. Como dijo Fernando Simón, con el virus o ganamos todas o o perdemos todas. Que los egos y la idiotez de unos pocos no acaben con nuestra humanidad y nuestra generosidad.
Nota al pie: Se cumplen 10 años del éxito de Indignaos. Si no lo has leído, son 32 páginas que puedes descargarte directamente pinchando aquí.
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