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El TS confirma la condena de 19 años de prisión al sargento de la Guardia Civil que violó y obligó a abortar a una subordinada

El Tribunal Militar de Cartagena, tras rechazar los seis motivos del recurso de casación interpuesto por el agresor, le había condenado a esta pena a principios de mayo, aunque hasta esta semana la sentencia no era firme.

30/05/2024 Un agente de la Guardia Civil en una foto de archivo.
Un agente de la Guardia Civil en una foto de archivo. Arsenio Zurita / Europa Press

El Tribunal Supremo ha confirmado este jueves la condena a 19 años de prisión a un sargento de la Guardia Civil que violó y acosó laboralmente durante cuatro años a una agente subordinada suya en un cuartel de Molina de Segura (Murcia), llegando incluso a amenazarla con obligarla a abortar. 

Los hechos ocurrieron desde septiembre de 2010 hasta marzo de 2015, fecha en la que la Guardia Civil fue dada de baja médica para el servicio. El Tribunal Militar de Cartagena, tras rechazar los seis motivos del recurso de casación interpuestos por el agresor, le había condenado a esta pena a principios de mayo, aunque hasta este momento la sentencia no era firme.

El TS ha declarado que el sargento O. M. G., autor de los hechos, es culpable de un delito continuado de violación y de otro por lesiones psíquicas graves. También ha cometido dos delitos continuados de abuso de autoridad en su modalidad de "trato degradante a inferior" y en su modalidad de "maltrato de obra a inferior", tal y como figura en la sentencia.

Según ha podido conocerse a través de la sentencia del caso, el sargento, que desempeñaba sus funciones como jefe del Área de Prevención de la Delincuencia, cambiaba los horarios de los servicios de la víctima cuando ésta se negaba a cumplir con sus requerimientos de índole sexual. Se ha podido conocer, además, que durante el periodo en que ocurrieron los hechos, el agresor enviaba a la agente correos en los que la humillaba, cosificaba e insultaba reiteradamente.

A las constantes coacciones y agresiones sexuales a las que sometía a su subordinada a diario se sumó la violencia con la que el sargento obligó a la agente a abortar: "No me vas a joder la vida, ni vas a joder a mi familia, eso lo sacas de ahí, lo quiero fuera de ahí", le gritó cuando ella le comunicó su embarazo, mientras la empujaba violentamente contra la pared, poniendo las manos en su pecho. 

Debido a toda la violencia que el sargento ejerció contra la víctima durante años, la agente de la Guardia Civil lleva desde entonces padeciendo episodios de estrés postraumático, depresión y un grave deterioro físico y mental. Según declaró su letrada a principios de mes, en la actualidad la víctima padece una incapacidad permanente absoluta

De este modo, según la sentencia, los hechos declarados probados este jueves por el Tribunal Supremo "reflejan pluralidad de agresiones sexuales, vejaciones constitutivas de trato degradante y maltratos de obra del superior jerárquico sobre la misma víctima subordinada, que se ejecutan en el marco de unas relaciones sexuales con prevalimiento no consentidas y de abuso de autoridad, prolongadas en el tiempo"

El documento evidencia asimismo que sus conductas, consistentes en "frecuentes tocamientos, besos, penetraciones por vía vaginal y, en ocasiones, bucal", se produjeron "de forma sostenida en el tiempo" y "aprovechando el acusado la ocasión que le brindaba la relación de superioridad jerárquica sobre ella". 

Para poder someterla sexualmente, el procesado seguía a su subordinada al acabar el servicio cuando ésta caminaba hasta su domicilio y, si se desviaba de su camino habitual, él la increpaba, "a casa derecha y sin jueguecitos". En otras ocasiones se presentaba en la vivienda de madrugada, llamando insistentemente al telefonillo, mientras ella le pedía que se marchara para no despertar a su hijo mejor.

Ante la negativa de la víctima, el autor de las agresiones procedía a acosarla hasta que ella abría la puerta, tras lo cual la forzaba a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento

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