La UE sanciona a los primeros colonos extremistas pero enfría la posibilidad de romper relaciones comerciales con Israel
El bloque comunitario supera el veto húngaro y castigará a los colonos violentos de Cisjordania, pero a su vez certifica la falta de unidad y de apetito para dar un paso firme con Israel por sus vulneraciones de derechos humanos en Gaza.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
Congelar o revisar el acuerdo de asociación entre la UE e Israel, como pide España, se antoja misión imposible. Los 27 ministros de Asuntos Exteriores han llevado a cabo este lunes en Bruselas una primera discusión sobre el asunto. Pero en la mesa del Consejo de la UE ni siquiera hay unanimidad para celebrar una reunión con Israel en el marco del acuerdo y hablar cara a cara sobre la cláusula de respeto de los derechos humanos y la situación en la Franja de Gaza. Por otro lado, donde sí han conseguido unanimidad es en imponer las primeras sanciones a los colonos violentos que atacan a los palestinos de Cisjordania.
Estas medidas restrictivas van de la mano de las ya impuestas de forma unilateral por países como España, Francia o Bélgica. Fuera de los confines europeos, el Reino Unido y Estados Unidos también han dado este paso. Una vez entren en vigor, las personas sancionadas tendrán prohibido viajar a territorio comunitario y contarán con sus activos congelados. La medida se ha hecho posible tras varias intentonas y cinco meses de guerra en Gaza, que deja más de 31.000 palestinos muertos, porque Hungría la había vetado hasta hoy. En paralelo, la UE también ha ampliado su lista de sanciones contra miembros de Hamás.
Los europeos avanzan en el campo de las sanciones individuales, pero se enquistan en la que es su gran baza para presionar a Israel: la pata económica. España e Irlanda enviaron hace poco más de un mes una carta a la Comisión Europea para que revisara si Israel estaba incumpliendo el Artículo 2 –que exige respeto de los derechos humanos– con su salvaje operación en la Franja. Ursula von der Leyen la está revisando y todavía tiene que responder a la misiva. La alemana tiene la posibilidad de proponer a los países una congelación parcial o comercial del acuerdo. También cuenta con ella Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en tanto que se justifiquen con aspectos que alcancen su cartera.
Pero es difícil pensar que Von der Leyen, una de las grandes defensoras de Israel en Bruselas, acceda a ello. Por su parte, el diplomático español, mucho más dispuesto, ha sondeado a los países europeos y ha certificado las grandes diferencias que existen entre ellos. La suspensión del acuerdo requeriría una unanimidad que ni la hay ni se avista en el horizonte.
Con esta información en la mano, José Manuel Albares, ministro de Exteriores español, ha propuesto a sus homólogos comunitarios la celebración de una reunión con el representante israelí para abordar el asunto en el marco del acuerdo de asociación. Pero ni siquiera este paso simbólico ha podido salir adelante. La única medida concreta que sale de la cita es una plausible invitación al ministro israelí a un Consejo de Asuntos Exteriores.
Todo se produce en un clima de tensión creciente y de mayor presión internacional sobre Tel Aviv. Borrell ha acusado hoy a Israel de utilizar el hambre como arma de guerra "En Gaza, ya no estamos al borde de la hambruna, estamos en un estado de hambruna que afecta a miles de personas", ha apuntado. Poco antes, la ONU advertía de que la hambruna en Gaza es "inminente" y detallaba que de aquí a mayo será incipiente en el norte de la Franja, donde hay alrededor de 300.000 personas atrapadas.
"Antes de la guerra, Gaza era la mayor cárcel al aire libre. Hoy es el mayor cementerio. Un cementerio para decenas de miles de personas y para los principios más importantes del Derecho Internacional [...]. En el lado egipcio de la frontera hay alimentos acumulados en las reservas para varios meses. Mientras que, del otro lado de la frontera, la gente se muere de hambre. Esto es algo que requiere cierta reacción, no solo expresar nuestra preocupación, sino tomar decisiones", ha espetado el español a su llegada a la cita.
Unas palabras que no han sentado bien en Tel Aviv. "Israel permite de forma amplia que la ayuda humanitaria entre en Gaza por tierra, mar y aire. A pesar de que Hamás se interponga de forma violenta con los camiones que llevan la ayuda y de la colaboración entre ellos y la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), nosotros persistimos. Josep Borrell tiene que parar ya de atacar a Israel y reconocer nuestro derecho a la autodefensa contra los crímenes de Hamás", ha reaccionado Israel Katz, ministro de Exteriores israelí, a través de la red social X.
Una fuente diplomática reconocía recientemente que "cada vez son menos los países europeos que arrastran los pies con Israel". "No podemos quedarnos de brazos cruzados y ver cómo los palestinos corren el riesgo de morir de hambre. Esos no somos nosotros. Eso no es lo que defendemos", aseguró el canciller alemán Olaf Scholz en una visita oficial al país durante el fin de semana. El propio Albares ha aseverado en rueda de prensa que en la UE se están acercando cada vez más a la postura más crítica que España ha defendido durante los últimos meses, pero ha reconocido que estos pasos son insuficientes y lentos.
Los 27 líderes de Estado y de Gobierno abordarán de nuevo la situación en Gaza durante la cumbre europea que se celebra este jueves y viernes en la capital comunitaria. Una de las claves de la cita será ver si hay un estrecho cambio en la postura de la UE –que solo ha conseguido pedir pausas humanitarias– para hablar por primera vez de un alto al fuego.
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