Este artículo se publicó hace 2 años.
De las trincheras de Ucrania a la "Champions juvenil": la historia de los futbolistas del Dinamo de Kiev
Disputan este jueves en Bucarest el encuentro de octavos de final aplazado por la invasión rusa de su país
A Coruña-
El 9 de agosto de 1942 se disputó en Kiev lo que las crónicas de la época llamaron el "partido de la muerte". Ocupada Ucrania por las tropas de Hitler, los invasores ofrecieron a los jugadores de los dos equipos de la ciudad, el Dinamo y el Locomotiv, agrupados en torno a un nuevo club, el FC Start, disputar un encuentro en el estadio municipal.
Aquel partido inspiró la película británica Evasión o victoria (1981), de John Huston, con un reparto irrepetible de los de verdad (Michael Caine, Pelé y Sylvester Stallone, entre otros). Y también una novela gráfica con guión de Pepe Gálvez e ilustraciones de Guillem Escriche. Aquel partido se recuerda hoy porque el Dinamo de Kiev vuelve a jugar otro en uno de los momentos más dramáticos y comprometidos de su historia.
Los juveniles del equipo ucraniano disputan este jueves, 7 de abril, a las dos de la tarde, la ida de los octavos de final de la UEFA Youth League, la Champions de los equipos de categorías inferiores, frente al Sporting de Lisboa. Lo harán en Bucarest, a donde la UEFA ha trasladado el encuentro, que tenía que haberse disputado hace un mes.
El Dinamo ha establecido que todas las entradas serán gratis, pero con la posibilidad de que se hagan donativos de entre dos y cuatro euros. La web del club asegura que todos los fondos recaudados en Bucarest se utilizarán para brindar apoyo financiero y asistencia a los niños refugiados que se han visto obligados a abandonar Ucrania y han sido alojados en Rumania.
"Estamos bien, pero dadas las circunstancias, el club nos ha pedido que no concedamos ninguna entrevista", explica por teléfono Igor Kostyuk, ex jugador del Dinamo y entrenador del equipo de juveniles. Su plantilla tiene una media de edad de dieciocho años y dos meses. El más joven es Artem Slesar, un mediocampista de diciesiete cumplidos en diciembre pasado. El mayor, Vladimir Brazhko, también centrocampista, cumplió veinte en enero.
Como él, otros diecinueve de sus compañeros están en edad militar, pero Kostyuk no quiere detallar si han sido movilizados, o si han decidido voluntariamente alistarse para defender a su país de la invasión rusa, ni si han huido de la guerra con sus familias, o sin ellas. "Entiéndalo, no puedo decir nada. Sólo que queremos jugar y queremos ganar y pasar de ronda". El Alto Comisionado de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que más de 4,2 millones de personas han tenido que dejar sus hogares en Ucrania a causa de la guerra.
Los chicos de Kostyuk son muy buenos. Han llegado a los octavos de final después de ganar en las liguillas iniciales a equipos como el Barcelona, el Bayern y el Benfica. Su rival, el Sporting, también ha derrotado a otros como el Ajax y el Borussia de Dortmund. El vencedor de la eliminatoria del jueves se enfrentará en cuartos de final al Benfica portugués, y el ganador de esa tanda, a la Juventus de Turín. Si las supera, el Dinamo podría jugar la final contra el Atlético de Madrid, que ya está clasificado para las semifinales contra el Borussia.
El último partido de los juveniles del Dinamo de Kiev fue el 2 de febrero en A Coruña contra el Deportivo, en los play-off previos a los octavos, apenas dos semanas antes de la invasión. Un partidazo que terminó con empate a dos goles que vieron más de 20.000 espectadores en Riazor. Un récord de asistencia para un encuentro de juveniles. El Dynamo se llevó la eliminatoria en la tanda de penaltis.
El pasado 2 de marzo, el presidente del Deportivo, Antonio Couceiro, ofreció al club ucraniano sus instalaciones para entrenar o disputar partidos y todo "el apoyo” para que, si pasan de ronda, puedan seguir en la competición".
Al margen de Igor Kostyuk, Público no ha podido contactar con ningún otro representante o directivo del club, cuya web recoge en su sección de noticias los mensajes del presidente Volodímir Zelensky, así como información sobre el desarrollo de la guerra, mensajes de apoyo a la población y vídeos con espantosas imágenes sobre la destrucción y las masacres de civiles a manos del ejército de Vladimir Putin.
También cuenta que el Dinamo se ha unido a una iniciativa humanitaria para llevar alimentos, agua, medicinas y artículos de primera necesidad a las regiones ucranianas más afectadas por la invasión, y que el primer equipo se encuentra también en Bucarest, acompañando a los juveniles en el marco de una gira de partidos benéficos destinados a recaudar dinero para el ejército ucraniano y para socorrer a la población civil.
El de los juveniles de este jueves recuerda, por las circunstancias, a aquel que disputaron los ucranianos contra los nazis en agosto de 1942. Cuesta pensar qué pasará por las cabezas de esos chicos que hace apenas unas semanas soñaban en A Coruña con ser campeones de Europa, jugar el partido de su vida y llegar a ser futbolistas profesionales, y que hoy ven cómo Putin intenta intenta reducir sus sueños a cenizas.
A pesar de haber hecho varios intentos, Público no ha podido contactar con ninguno de esos chavales, pero este redactor intuye que no pensarán muy diferente a lo que expresó este martes uno de sus referentes, Oleksandr Karavayev, mediocampista del primer equipo e internacional con la selección ucraniana, en una entrevista publicada por el club: "No sabemos combatir, difícilmente podríamos ayudar con un arma en la mano, ni aunque nos enseñansen a disparar. Pero combatiremos, en sentido figurado, en el campo de fútbol. Nuestras armas son nuestros pies, y también podemos darles un poco de esperanza a nuestros compatriotas".
El 9 de agosto de 1942, los alemanes acudieron a aquel partido en el estadio municipal de Kiev bien alimentados, equipados y convencidos de que iban a ganar. Marcaron primero, pero los ucranianos remontaron y llegaron al descanso con 2-1 a favor. Cuenta la leyenda que un oficial de la Wehrmacht bajó al vestuario y les advirtió de que si no se dejaban ganar, serían fusilados o acabarían en un campo de concentración. Los ucranianos respondieron con dos goles más y una goleada épica.
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