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El templo contra la mezquita: una historia inacabada de Jerusalén
A la sombra del gobierno israelí, distintos grupos judíos trabajan sin descanso para derribar la mezquita Al Aqsa y sustituirla por el tercer Templo en el corazón de Jerusalén. Para contribuir a su objetivo, un número creciente de israelíes, en su mayor parte radicales, acuden a rezar a diario en la Explanada de las Mezquitas.
Eugenio García Gascón
Segovia-
La Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, donde en la antigüedad estuvo el Templo judío, es probablemente el lugar más explosivo del planeta y periódicamente vuelve a ser objeto de atención por la lucha que israelíes y palestinos libran por él. En las últimas semanas las tensiones han crecido considerablemente y el caso está otra vez en los tribunales con un horizonte de violencia que puede reproducirse en cualquier momento.
Al igual que en otros sitios sagrados de la zona, como la mezquita de Abraham de Hebrón, Israel va tensando poco a poco la cuerda y arañando ganancias a costa de los palestinos, una táctica que aplica en Jerusalén desde una posición de fuerza, tomando sin pausa terreno a sus enemigos mediante un lento cambio del statu quo.
Es un proceso calculado de tira y afloja cuyo último episodio ocurrió el pasado viernes cuando un juez de distrito confirmó la prohibición a un hombre judío de entrar en la Explanada de las Mezquitas. El hombre había estado rezando en la Explanada, algo que tienen prohibido los judíos, aunque cada vez lo hacen con más frecuencia con pleno conocimiento de todo el mundo, especialmente de la policía que debería impedirlo.
El juez Aryeh Romanov desautorizó a otro juez que unos días antes había dictaminado que el hombre judío podía rezar en la Explanada y había desautorizado a la policía que le había prohibido entrar argumentando que sus rezos podían provocar sucesos violentos con amplias repercusiones. Según algunos medios hebreos, Estados Unidos ha estado presionando al gobierno israelí para que evite "provocaciones" de este tipo dentro de la Explanada.
El juez Romanov confirmó que los judíos no pueden rezar en la Explanada, un lugar donde según el statu quo únicamente pueden rezar los musulmanes. El problema es que cada vez más judíos visitan la Explanada para rezar, incluso en voz alta. Las televisiones hebreas han difundido varias veces imágenes de grupos de judíos rezando en voz alta en el interior de la Explanada sin que la policía intervenga.
Según la narración bíblica, el rey Salomón terminó de construir el Primer Templo en el año 957 antes de Cristo. Sin embargo, numerosos historiadores contemporáneos dudan del relato bíblico y sostienen que en aquellos años ni siquiera existía el judaísmo, y que Salomón es un personaje legendario y no histórico. Israel lleva décadas excavando a conciencia el subsuelo de la Explanada a través de túneles y hasta ahora no ha encontrado ningún vestigio del Primer Templo.
Para los musulmanes, siguiendo la lectura del Corán, Mahoma subió al cielo desde aquí, concretamente desde la mezquita Al Aqsa. Pero es importante consignar que el Corán no menciona Jerusalén sino la mezquita Al Aqsa, y que en tiempos de Mahoma no existía la mezquita Al Aqsa puesto que los musulmanes todavía no habían conquistado Jerusalén, de manera que algunos historiadores creen que la mezquita Al Aqsa mencionada en el Corán estaba en otro lugar de Arabia.
Pese a estas incongruencias, judíos y musulmanes creen con fe ciega su propia narración y muchos están dispuestos a todo para defenderla, lo que contribuye a crear situaciones explosivas que pueden tener repercusiones más allá de ese pequeño lugar sagrado para unos y para otros. Se da la circunstancia de que los judíos que entran en la Mezquita a diario suelen ser extremistas que van protegidos por agentes israelíes con afán de provocar a los palestinos.
En el caso que nos ocupa, el hombre judío que entró y rezó en la Explanada recibió primero una orden policial de no volver a entrar en el recinto sagrado durante 15 días, quizá debido a la presión de Washington. El hombre recurrió ante un tribunal que le dio la razón a él y ahora el tribunal de distrito se la ha quitado y se la ha vuelto a dar a la policía.
Las sutilezas están a la orden del día, como se ve en el hecho de que el primer juez dictaminó que el hombre podía entrar en la Explanada puesto que había estado rezando en silencio y no abiertamente, por lo que no constituía ningún peligro para la seguridad del lugar. Por su parte, el juez de distrito Romanov dictaminó que no había sido así pues el hecho de que la policía lo cogiera rezando muestra que estaba rezando de una manera abierta.
"Lo que es importante (…) es el hecho de que alguien (un agente de la policía) se dio cuenta de que el interesado estaba rezando, lo que evidentemente muestra que la oración era abierta. Si no hubiera sido abierta, nadie lo hubiera notado", dictamina el juez Romanov al desautorizar el razonamiento del primer magistrado.
Cuando el ejército israelí ocupó la ciudad vieja de Jerusalén, en la guerra de 1967, el gobierno permitió que a partir de entonces los judíos pudieran visitar la Explanada, pero no les permitió que rezaran allí. Los musulmanes palestinos son quienes administran las actividades religiosas, que solo están autorizadas para musulmanes, mientras que la policía israelí se encarga de la seguridad.
La fragilidad del lugar es enorme, como ha quedado demostrado en múltiples ocasiones desde 1967. La última vez fue en mayo, cuando las tensiones en el área de la Explanada condujeron a una guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza que tuvo repercusiones en otros lugares de Israel.
El gobierno israelí ha emitido una nota en la que alude a la necesidad de mantener el statu quo. The Times of Israel reveló que la administración del presidente Joe Biden se dirigió previamente al gobierno israelí para interesarse por el caso específico del hombre judío que estaba rezando en silencio en la Explanada, indicando su preocupación ante la posibilidad de que explotara la situación.
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