Este artículo se publicó hace 5 años.
PragaEl Muro de John Lennon de Praga, un símbolo por la libertad de expresión que lucha por sobrevivir al turismo de masas
La Orden de Malta, propietaria del inmueble, estudia prohibir la libre expresión por los daños causados por la presión turístico y las pintadas “inapropiadas”.
José A. Cano
Praga--Actualizado a
El Muro de John Lennon de Praga fue durante años un símbolo de la lucha por la libertad de expresión y los Derechos Humanos al otro lado del telón de acero. Utilizado por la oposición a la dictadura checoslovaca para atacar al régimen, desde 1989 se había convertido en un espacio de libre expresión en el que cualquiera podía unirse a los mensajes de paz y libertad. Pero lo que no consiguió la Dictadura Comunista, en el 30 aniversario de su caída, casi lo provoca el turismo de masas.
La Orden de Malta, propietaria del edificio al que pertenece el muro, y la Autoridad Municipal del distrito de Praga 1 han estudiado seriamente impedir que cualquiera pueda participar en el muro por la aparición de pintadas vandálicas, irrespetuosas o directamente obscenas.
Este 7 de noviembre, a tiempo para el aniversario de la Revolución de Terciopelo que llevo la democracia a la antigua Checoslovaquia, el muro ha recibido una nueva imagen con la participación de 30 artistas checos y extranjeros liderados por Pavel St’asny, diseñador que fue miembro del Foro Cívico de Vaclav Havel que lideró dicha revolución en 1989. El nuevo muro incluirá una capa de pintura antigrafiti que permitirá borrar nuevas pintadas inadecuadas sin dañar el mural artístico inaugurado hoy.
John Lennon nunca estuvo aquí
El muro de la Embajada de la Orden de Malta en Praga era, hasta 1980, otra pared blanca más en la que en alguna ocasión aparecían pintadas contra la dictadura comunista, rápidamente borradas. Todo cambió a partir del 8 de diciembre de ese año, cuando John Lennon fue asesinado en Nueva York. Los seguidores checos del cantante británico ni siquiera podían admitir que lo conocían, porque el pacifista exbeatle estaba prohibido al otro lado del telón de acero al ser considerado "subversivo".
Tras la Caída del Muro en 1989 se convirtió en un espacio de libre expresión
Esa misma semana aparecieron los primeros grafitis con letras Lennon, de los Beatles y retratos del ídolo. Aunque la policía comunista detuvo a numerosos activistas y borraba rápidamente cada nuevo mural, los activistas volvían una y otra vez. Tras la Caída del Muro en 1989 las nuevas autoridades democráticas, con permiso de la Orden de Malta, lo convirtieron en un espacio de libre expresión al que cualquiera podía sumar sus mensajes en defensa del pacifismo y los Derechos Humanos. Siendo Praga la quinta ciudad más turística de Europa, el muro no tardó en convertirse en otro ítem a visitar, hoy en día pasto de las redes sociales. Y en el 30 aniversario
Los turistas que han pasado las últimas semanas por Velkopřevorské náměstí –la plaza que John Lennon comparte con la Embajada de Francia– se han tenido que conformar con subir a sus redes sociales fotos de un andamio anunciando reformas en el muro y su próxima reapertura para celebrar los 30 años de la Revolución de Terciopelo, que derribó la dictadura comunista checoslovaca.
Poco antes de arrancar las obras de restauración en el mural se podían ver un retrato a gran tamaño del propio Lennon, otro de Vaclav Havel –el portavoz de la Revolución de Terciopelo y primer presidente checo en democracia– o mensajes de solidaridad con las protestas en Hong Kong –con un Winnie the Poo con dientes de vampiro parodiando al presidente chini Xi Jiping–. Estos compartían espacio con pintadas cantando las alabanzas del la Societá Sportiva Napoli y su devenir en la liga de fútbol italiana, las direcciones de Instragam de un grupo de españoles que querían ganar seguidores y algún dibujo que se toma de forma muy literal el All you need is love.
"Es nuestra historia"
"Tenemos que encontrar un equilibrio entre que el muro siga siendo de libre acceso y mantenga el espíritu de la Revolución de Terciopelo con explicar a los turistas que lo que están viendo es nuestra Historia y deben respetarla". El artista checo Pavel St’asny, miembro del Foro Cívico de Vaclav Havel en los 80 y diseñador tanto del logo de dicha plataforma como del actual del 30 aniversario, fue el encargado de la anterior regeneración del muro en marzo de este año y dirige al grupo de artistas que prepara el nuevo mural este noviembre.
Cuando St’asny era estudiante de diseño y empezó a militar en la disidencia contra la dictadura comunista "si pintabas en el muro te detenían. Estamos hablando de hace solo 30 años". La Revolución de Terciopelo "sigue hablando y uniendo a los checos", comenta a este periódico, "y todo lo que hacemos ahora es para explicarle a la gente joven que la democracia no es fácil, no era lo normal aquí, y hay que ganársela y defenderla".
St’asny mantiene contacto con artistas hongkoneses que han iniciado su propio Muro de John Lennon en la ciudad asiática y celebra "que el muro siga siendo un símbolo de libertad hoy en día, no solo para los checos, sino en todo el mundo". Samuel, uno de sus alumnos, que hace de asistente a los más de 30 artistas internacionales reunidos junto a la Orden de Malta, añade que "para los checos es un símbolo de lucha por la libertad, y queremos que gracias a este nuevo mural cualquier turista lo entienda".
Javier, madrileño que trabaja como guía en español en Praga desde 2011, actualmente en 3BTours, admite que "desde hace años la masificación ha dejado el muro de cara al turista medio como algo curioso, un espantajo de lo que debería de ser por la importancia para el pueblo checo". Entiende que a nivel de los profesionales del turismo en la ciudad, sobre todo los extranjeros, es necesario "un trabajo de conciencia social con el turista, y sobre todo acercar a esas personas a lo checo, su forma de ser y el por qué. De esa manera no se caerá en la trampa del muro como un divertimento fotográfico y se respetarán sus valores".
Praga contra el turismo de masas
La situación del turismo y el centro histórico de Praga le sonará familiar a los vecinos españolas como Barcelona, Madrid, Málaga, Toledo, Granada… Los economistas checos calculan la subida del precio del alquiler en la capital en casi un 20% en los últimos cinco años, al 3,3% solo en 2019, debido a la presión de plataformas como la conocida AirBnb. Si en 2016 el salario promedio checo se situaba en los 764 euros y el salario mínimo está fijado en 519 desde este año, el alquiler de un piso compartido de tres habitaciones en la ciudad ronda los 940 de media.
Hace apenas un mes el ICOMOS, organismo de la Unesco que entre otras funciones vigila el Patrimonio de la Humanidad, ya advirtió a Praga del peligro en que la presión turística está poniendo la conservación de su Centro Histórico, protegido desde 1992.
El actual gobierno municipal, encabezado por Zdeněk Hřib, del Partido Pirata, aparte de intentar atajar la masificación y la presión en el alquiler, ha estudiado también medidas más estéticas, como obligar a que los ‘osos’ de la Plaza de la Ciudad Vieja –donde se encuentra el famoso Reloj Astronómico– tenga que disfrazarse de algo relacionado con la cultura checa o la obligación de ser guías oficiales en el país para los numerosos jóvenes que colapsan el centro con los paraguas de free tour.
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