Este artículo se publicó hace 3 años.
Golpe de EstadoLa Policía de Myanmar acusa a Aung San Suu Kyi de un delito por el que podría ser condenada a hasta tres años de cárcel
Las autoridades militares presentan cargos contra la depuesta líder del país, que permanecerá bajo arresto al menos dos semanas más. Se producen las primeras protestas contra el golpe de Estado en la ciudad de Rangún.
Madrid-
La situación de Aung San Suu Kyi tras el golpe de Estado en Myanmar parece empeorar por momentos. La depuesta líder del país podría enfrentarse a una pena de hasta tres años de cárcel después de que la Policía haya presentado cargos en su contra por, supuestamente, haber violado una ley de importación y exportación.
Según los informes policiales a los que tuvo acceso Efe, la Policía acusa a Suu Kyi de haber encontrado en su vivienda un aparato de comunicación telefónica importado ilegalmente y cuyo uso solo está permitido por el Gobierno o el Ejército. Un delito por el que podría ser condenada a hasta tres años. La premio Nobel de la Paz se encuentra en arresto domiciliario desde la asonada y permanecerá detenida al menos dos semanas más después tras estas últimas acusaciones.
La Policía también presentó cargos contra el depuesto presidente U Win Myint, que está acusado de quebrantar la ley de gestión de desastres naturales, entre los que se incluye la pandemia, al haber desplazado 220 vehículos para visitar algunas zonas junto a su esposa cuando la presencia de la covid-19 prohibía la reunión de más de 30 personas.
U Kyi Toe, miembro del comité central de comunicaciones de la Liga Nacional para la Democracia (LND), confirmó en Facebook los cargos contra el presidente y la consejera de estado depuestos. Mientras que Win Myint fue interrogado en un centro militar de Rangún, no está claro si Suu Kyi sigue en su residencia oficial en Naipyidó en arresto domiciliario o también ha sido trasladada para ser sometida a un interrogatorio.
Primeras protestas y huelga del persona sanitario
La hasta ahora líder de Myanmar y premio Nobel de la Paz pidió el lunes a los ciudadanos que no aceptaran el golpe de Estado y que protestaran. Aunque en las primeras horas tras la asonada el país aparentaba normalidad, en la noche del martes se produjeron las primeras protestas en Rangún, la ciudad más poblada.
Los ciudadanos hicieron sonar las bocinas de sus coches y salieron a las ventanas para hacer ruido con cacerolas y sartenes en protesta por el golpe, mientras muchos gritaban: "Larga vida a la madre Aung San Suu Kyi". En respuesta, el Ministerio de Información publicó un comunicado en el que advertía a los medios y a los ciudadanos para que no difundieran "rumores en las redes sociales" o "incitaran disturbios".
Por su parte, el personal sanitario de más de 70 hospitales y centros médicos se sumó este miércoles a la convocatoria de desobediencia civil que pide dejar de trabajar. Especialistas, enfermeros, dentistas, médicos y otro personal sanitario de 74 hospitales de más de 30 ciudades se unieron al parón en otra de las movilizaciones tras la asonada militar, según una lista publicada en la página de Facebook del Movimiento de Desobediencia Civil.
La convocatoria fue lanzada la víspera por un grupo de médicos de la ciudad de Mandalay, en el norte del país, con el propósito de no trabajar para un "gobierno golpista. "Vamos a protestar pacíficamente con una campaña de desobediencia civil desde el 3 de febrero y hacemos un llamamiento al resto de compañeros médicos a que se unan a la protesta contra el Gobierno", rezaba la convocatoria en línea firmada por personal sanitario de un hospital infantil de la ciudad birmana. El Movimiento de Desobediencia Civil fue puesto en marcha por el grupo de activistas Yangon Youth Network, uno de los más grandes del país.
China bloquea una condena del Consejo de Seguridad
Por otro lado, China bloqueó una resolución de condena del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al golpe de Estado. El organismo se había reunido para debatir un documento presentado por Reino Unido, si bien la oposición de Pekín, que cuenta con derecho a veto, impidió que fuera aprobado, tal y como ha recogido la cadena de televisión británica BBC.
Antes de la votación, la enviada especial de Naciones Unidas en Myanmar, Christine Schraner Burgener, instó a la "unidad" del Consejo de Seguridad para defender la democracia en el país asiático. Schraner Burgener también condenó "enérgicamente" frente a los miembros del Consejo las recientes medidas adoptadas por los militares, a los que urgió a "enviar colectivamente una señal clara en apoyo de la democracia en Myanmar".
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