Un nuevo ataque israelí contra la localidad de Deir al Balah, en el centro de la Franja de Gaza, ha dejado este martes al menos nueve muertos y decenas de heridos en el enclave palestino, según ha informado el medio panárabe Al Jazeera. 

Deir al Balah era hasta hace unos días el principal refugio de miles de gazatíes que se habían visto obligados a huir de diferentes puntos del sur de Gaza ante el avance de las tropas israelíes y el recrudecimiento de los combates. Por ello, la ciudad lleva tiempo constituyendo un punto de acogida de desplazados (el 90% de los gazatíes lo son) y el centro de operaciones de numerosas organizaciones humanitarias. 

El pasado viernes las tropas israelíes ordenaron la evacuación del este de la localidad y, poco después, los soldados entraron por primera vez en la ciudad, alegando que la zona había sido utilizada por milicianos palestinos para lanzar cohetes contra el territorio israelí.

Tras esta última ofensiva militar cerca de la rotonda de Birka, en el corazón de la ciudad, la cifra total de asesinados en Gaza en lo que llevamos de día ha ascendido a 32, tal y como ha notificado el portavoz de la Defensa Civil gazatí, Mahmud Basal. Antes de producirse este ataque, un bombardeo contra una escuela en Ciudad de Gaza dejó al menos 12 asesinados, mientras que otras seis personas han sido aniquiladas en una residencia situada en el campamento de refugiados de Bureij, en el centro del enclave.

El Ejército israelí también ha asesinado a cuatro personas que se hallaban junto a un punto de carga de teléfonos en la localidad de Khan Younis (sur). En la misma ciudad, horas antes, al menos una persona murió en un bombardeo cerca de la mezquita Huda.

Ante las atrocidades cometidas a lo largo del día en el enclave palestino, Hamás ha condenado los ataques y ha alegado que las agresiones "se producen en el contexto del crimen de genocidio perpetrado por Israel de diversas formas, como atacando civiles en centros de desplazados y refugios".  

Al menos 40.173 personas han sido asesinadas y 92.857 han resultado heridas en el enclave palestino tras diez meses de masacre, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad gazatí. La mayoría de supervivientes subsiste en condiciones infrahumanas, en situación de hambruna, tal y como ha declarado recientemente la OMS, en ciudades plagadas de tiendas de campaña, sin acceso al agua corriente o electricidad y bajo el miedo constante a los bombardeos. 

Además, las autoridades locales estiman que los cuerpos de unos 10.000 desaparecidos permanecen todavía enterrados bajo los escombros, sin que los equipos de rescate puedan acceder a ellos.