Magnicidios, candidatos con chalecos antibalas y un país en 'shock': Ecuador cierra la campaña más violenta
El gobierno anuncia un despliegue de 100.000 funcionarios de seguridad, entre policías y militares, para las elecciones del 20 de agosto.
Madrid-Actualizado a
"Luisa nos representa a las mujeres, las mujeres trabajadoras, a las madres solteras, yo soy una de ellas", dice Natali Chugchilán con sus veinte años y su hija de uno en brazos. Se encuentra en el acto de cierre de campaña de Luisa González, en el sur de Quito, capital del Ecuador. Junto a ella están las personas que vinieron a apoyar a la fórmula de la Revolución Ciudadana para las elecciones del próximo domingo 20 de agosto.
Chugchilán es del pueblo indígena quichua panzaleo. Es humilde como esta parte de la ciudad donde González y Andrés Arauz, candidato a vicepresidente, hablan desde un escenario. A su alrededor se ven montañas altas con nubes blancas que parecen bajar sobre las laderas hasta cubrir las luces de las casas a 2.800 metros.
"Dicen que los que estamos con la Revolución Ciudadana somos borregos, que Rafael Correa robó, que ha hecho muchas cosas malas cuando no es así. Nos dio salud, educación, trabajo, y siempre nos dio seguridad. No teníamos miedo de que nos roben, o salir a la esquina y pensar que nos van a matar. Yo tengo una cuñada que tiene un negocio y le han robado tres veces", declara la ecuatoriana.
Chugchilán habla sobre lo que aparece en cada conversación en Ecuador: la inseguridad del día a día, con atracos, homicidios, extorsiones, secuestros, motines carcelarios; y la violencia sobre dirigentes políticos que golpea de lleno la campaña presidencial más violenta de la historia reciente del país.
Una campaña de alto riesgo
Cada acto de campaña está envuelto de tensión en Ecuador. Puede verse en los chalecos antibalas de candidatos presidenciales, en los operativos de seguridad que los rodean, en el temor que dejó el asesinato el pasado nueve de agosto del candidato a presidente Fernando Villavicencio, perpetrado en pleno corazón de Quito por un grupo de sicarios.
El magnicidio muestra la gravedad de una violencia política que se ha detonado en el último año
Se trató de una línea roja que fue cruzada. Como ya lo había sido con el asesinato del alcalde de la ciudad de Manta, Agustín Intriago, el 23 de julio, también a plena luz del día. Ambos hechos mostraron la gravedad de una violencia política que se ha detonado en el último año. Novedosa en un país que no había registrado un escenario de esa naturaleza en las pasadas elecciones en el 2021, cuando Guillermo Lasso se impuso sobre Arauz.
Al magnicidio de Villavicencio le siguió el asesinado del dirigente Pedro Briones el pasado lunes. Tres días más tarde, ocurrió un tiroteo durante el paso de la caravana del candidato presidencial Daniel Noboa, en Guayaquil, una de las zonas más afectadas por una violencia en espiral ascendente, en particular en la costa, y que es clave para las rutas del narcotráfico.
"No calificaría solamente de violencia política, es un fenómeno más complejo y es que las estructuras criminales han permeado el Estado. No olvidemos que el presidente Lasso disolvió la Asamblea Nacional para salvarse de un juicio político en el cual estaba siendo acusado, entre otras cosas, de tener relaciones de vínculos opacos con la mafia albanesa. Y eso da cuenta de que las bandas criminales, el narco, han permeado al Estado", explica Jahiren Noriega, candidata a diputada por la Revolución Ciudadana.
El cambio de tendencias en las encuestas
El asesinato de Villavicencio conmocionó al país. El hecho coincidió con lo que varias encuestadoras registran como un cambio de tendencia: un estancamiento o descenso de González, que aún encabeza las encuestas, y un ascenso de quienes disputan el segundo lugar, como son Jan Topic, Otto Sonnenholzner, Noboa, y tal vez Yaku Pérez.
Parte del descenso de González es atribuido por varios analistas a dos hechos. Por un lado a lo que apareció como una operación mediática para relacionar al asesinato de Villavicencio con el correísmo. "Esas acusaciones tienen un direccionamiento macabro porque generan además unos niveles de violencia en contra de la Revolución Ciudadana", afirma Noriega.
Por otro lado, al debate presidencial del pasado domingo donde muchos señalan una mala actuación de González. "Voy a votar por Jan Topic. Estuvo mejor en el debate presidencial, tiene las mejores propuestas. En lo principal, que es la seguridad, tiene planes de seguridad para el país", explica un taxista por las calles de Quito, que a las 11 de la noche parecen las de una ciudad casi desierta.
Quienes lograron un buen resultado del debate fueron Topic y Noboa. Ambos aparecen en alza en las encuestas, en particular el primero con discurso policíaco de mano dura: "Este mensaje para los ladrones, secuestradores, asesinos, extorsionadores, vacunadores, gatilleros, violadores de todas las bandas criminales del Ecuador. Tienen hasta el 20 de agosto para hacer sus maletas y huir de este país, porque los voy a perseguir", dice uno de sus spots de campaña.
Campaña bajo estado de excepción
La contienda presidencial ocurre en un país en shock, con estados de excepción decretados crónicamente por el presidente que no traen solución a la crisis de violencia. Un escenario propicio para discursos como el de Topic, quien antes de ser candidato respaldado por el Partido Social Cristiano, fue francotirador en Legión Extranjera Francesa y empresario especializado en el negocio de la seguridad.
"Es empresario de la seguridad privada, lucra de la inseguridad nuestra", señala González sobre uno de los candidatos que podría llegar a segunda vuelta en caso de que ocurra, como indican varias encuestas. La candidata busca evitar el balotaje que sería en octubre, lo que significarían dos meses más de campaña en un contexto de violencia y desgobierno.
El gobierno ya anunció un despliegue de 100.000 funcionarios de seguridad, entre policías y militares, para las elecciones del domingo. Votos entre fusiles y una tensión permanente por lo que pueda ocurrir. Esta es la fotografía de un país que experimentó un retroceso vertiginoso en los últimos seis años, producto del regreso del neoliberalismo, y lo que varios señalan como la expansión de bandas criminales con infiltración en la institucionalidad.
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