Israel lanza en el sur de Gaza su operación más sangrienta desde que empezó la guerra hace dos meses
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres apela al Artículo 99 de la Carta de la ONU para reclamar "un alto el fuego humanitario" en la Franja, al borde del colapso.
La ONU denuncia el deterioro imparable de las condiciones de vida de los casi dos millones de desplazados palestinos en Gaza y afirma que la población en este territorio vive una "situación apocalíptica" ante el avance por la Franja del ejército israelí, que ha matado a casi 16.500 personas, de ellas 7.000 niños y 5.000 mujeres, en dos meses de contienda.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió este miércoles al Consejo de Seguridad de la ONU, recurriendo a la potestad que le confiere el artículo 99 de la carta esa organización, que reclame "un alto el fuego humanitario" en Gaza, al borde del colapso.
"Ningún lugar en Gaza es seguro", afirmaba Guterres ante la nueva ofensiva militar israelí, que, al igual que ya hizo con el norte de la Franja, ahora se concentra con toda su saña en el sur de este territorio palestino.
El nuevo blanco israelí es Jan Yunis
El objetivo de Israel ahora es Jan Yunis, el último bastión de la organización islamista palestina Hamás, cuyo ataque contra territorio israelí causó el pasado 7 de octubre 1.200 muertos, la captura de 240 rehenes y desencadenó la brutal respuesta de Israel. Un centenar de estos rehenes fueron intercambiados por niños y mujeres palestinas en prisión en cárceles de Israel en la tregua de siete días que tuvo lugar la semana pasada.
Israel aprovechó el fin del alto el fuego para obviar sus propios compromisos de reducir los ataques sobre el sur de Gaza y lanzar una ofensiva a gran escala sobre esta parte de la Franja, a donde se habían dirigido cientos de miles de desplazados por la campaña israelí en el norte, que bombardeó sus hogares, destruyó todas las infraestructuras civiles y causó decenas de miles de víctimas.
Inmediatamente, el ejército israelí rodeó Jan Yunis e introdujo a sus fuerzas en esta localidad y su campo de refugiados. La lucha es calle por calle contra las milicias de Hamás, con la consiguiente huida precipitada de sus habitantes hacia la frontera con Egipto, taponada por las fuerzas de seguridad de este país, las propias milicias palestinas y los ataques israelíes.
Este martes, según reconoció el comandante israelí del Mando Sur, Yaron Finkelman, fue el más intenso desde el comienzo de la operación terrestre, con una triple ofensiva en Jan Yunis, el campamento de refugiados de Yabalia, en el norte de la Franja, y, no lejos de esta área, en el barrio de Shujaiya, en ciudad de Gaza.
En las últimas horas, los aviones de combate israelíes también han bombardeado las localidades palestinas de la costa de Gaza, una zona muy densamente poblada. Los testigos indican que Israel está bombardeando aquellos lugares a los que previamente había conminado a la población para que se dirigiera a ellos.
Los ataques sobre Jan Yunis han desplazado mucha más población hacia el sur, en dirección a la localidad fronteriza de Rafah, que ya no puede albergar más gente. Son 1,9 millones los gazatíes arrancados de sus hogares y todos marchan hacia el sur, con la vana esperanza de escapar a los ataques israelíes.
El horror total
Sin embargo, "no hay lugar a donde ir", afirmó también este miércoles el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk. Los palestinos están viviendo "en el horror total" en Gaza, donde el bombardeo sin tregua se ha convertido en "un castigo colectivo" para los civiles de ese territorio, agregó el alto comisionado.
"La situación en Gaza es catastrófica, apocalíptica", aseguró. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha informado de que es imposible en estos momentos hacer llegar comida a la población civil desde el paso de Rafah. Es de temer "una propagación generalizada del hambre y las enfermedades", dijo Türk al respecto.
Crímenes de guerra y contra la humanidad
La ONU también advirtió de que las tropas israelíes pueden estar cometiendo "atrocidades", "crímenes de guerra" y "crímenes contra la humanidad". Israel ha desoído hasta el momento todas las peticiones por parte de la ONU para enviar observadores internacionales a la zona de guerra y así poder verificar si se están cometiendo tales violaciones de los derechos humanos, que incluso podrían rozar el genocidio.
Naciones Unidas repite así las denuncias que desde que se rompió la endeble tregua vienen haciendo ONG que trabajan con la población palestina. En una carta abierta publicada en las redes sociales, Médicos Sin Fronteras denunció esta semana que "la población de Gaza ha recibido una sentencia de muerte", con una actuación, la de Israel, "inhumana" e "indefendible".
"Somos testigos de cómo se deshonra abiertamente el principio fundamental de humanidad", señala la acusación de MSF.
Los rehenes israelíes en Gaza, a merced de las bombas de su ejército
Pero los bombardeos y ataques indiscriminados del ejército de Israel contra la población también amenazan la vida de los cerca de 138 rehenes israelíes y de otras nacionalidades que pueden permanecer aún en manos de Hamás.
Según se van conociendo los detalles de la reunión que mantuvieron este martes parientes y allegados de los rehenes con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, crecen las dudas incluso entre la población israelí sobre las acciones de su ejército en Gaza.
Algunas filtraciones de las conversaciones aparecidas en el canal israelí de noticias Ynet revelan no solo el terror vivido por los rehenes liberados en la tregua y que han podido contar su ordalía, sino también el manejo chapucero rozando lo criminal por parte del ejército de Israel de las operaciones militares para intentar, en vano, ponerlos en libertad. Los rehenes eran también víctimas de los mismos bombardeos que a la población palestina.
Uno de los rehenes liberados, habitante del kibutz Nir Otz fue muy crítico con el uso desproporcionado y sin miramientos de la fuerza por parte del ejército israelí. "Estábamos en túneles, aterrorizados de que no fuera Hamás, sino Israel quien nos matara y que luego dirían que fue Hamás quien nos mató. Insto, encarecidamente, a que el intercambio de prisioneros se produzca lo antes posible. Todos deben regresar a casa, sin jerarquías. Todos son igualmente importantes", aseveró.
Víctimas del "fuego amigo"
Otra exrehén liberada con sus hijos, pero cuyo marido permanece cautivo, explicó su impotencia durante el tiempo en que estuvieron en poder de Hamás, al tiempo que eran bombardeados por sus propios compatriotas. "Sentíamos que nadie estaba haciendo nada por nosotros. Yo estaba en un escondite que fue bombardeado y nos convertimos en refugiados heridos".
Según la mujer, un helicóptero israelí les disparó sin discernir si eran rehenes o no. La ex cautiva se dirigió con ira a Netanyahu por la brutalidad del ejército israelí: "Usted afirma que hay información de inteligencia (sobre los rehenes), pero la realidad es que estábamos siendo bombardeados".
Agregó que en un momento determinado su marido fue separado y llevado a unos de los túneles donde opera Hamás en Gaza: "¿Y usted está hablando de inundar los túneles con agua del mar? ¡Está bombardeando las rutas de los túneles exactamente donde están ubicados! (los rehenes)", le imprecó al primer ministro.
"¡Vergüenza, vergüenza", exclamaron otros parientes de los rehenes a Netanyahu y los miembros de su Gabinete presentes en la reunión. La mujer liberada fue más allá y acusó al primer ministro de querer derrocar a Hamás simplemente para demostrar que tiene más "pelotas" que los guerrilleros.
"¡Le han abandonado!", manifestó a Netanyahu el padre de otro de los rehenes aún en poder de Hamás.
¿Negligencia o conspiración criminal?
Este escándalo de los rehenes está sacudiendo al Gobierno de Netanyahu dentro de Israel y se une a las acusaciones de negligencia, ineptitud e incluso de connivencia con el enemigo por la incapacidad de la inteligencia y el ejército israelí para prever y detener el ataque de Hamás del 7 de octubre.
Más aún cuando se van conociendo nuevos informes sobre la existencia de alertas previas a los ataques de Hamás que fueron desoídas en la cúpula militar israelí y posiblemente en el Ministerio de Defensa, dirigido por Yoav Gallant, uno de los halcones de Netanyahu y partidario de la línea más dura en la ofensiva contra Gaza cueste lo que cueste la victoria.
O al tiempo que salen a la luz otras informaciones sobre la posibilidad de que algunos inversores financieros conocieran con antelación que se iban a producir los ataques de Hamás y se beneficiaran de ello en la Bolsa israelí, tal y como denuncia una investigación publicada en Estados Unidos bajo el título "Comercio con el terrorismo".
"Días antes del atentado, los operadores parecían anticiparse a los acontecimientos que se avecinaban", explican los autores de la investigación, Robert Jackson Jr., de la Universidad de Nueva York, y Joshua Mitts, de la Universidad de Columbia. Tales implicaciones pondrían al pie de los caballos a los servicios de inteligencia israelíes y, sobre todo, al Gobierno de Netanyahu.
La guerra en Gaza tiene cada vez más frentes y algunos de ellos amenazan directamente al primer ministro ultraderechista, dispuesto también a todo para ganar una cruzada contra Hamás que, como un bumerán, podría conllevar su condena política e incluso criminal en su propio país.
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