Al menos 30 personas murieron en la madrugada de este domingo a lo largo de la Franja de Gaza. Los ataques se produjeron en los alrededores del hospital Mártires de Al Aqsa de Deir al Balah, contra una casa del mismo barrio, en el campamento de refugiados de Yabalia y se bombardearon dos escuelas en Ciudad de Gaza.

En este último ataque también resultaron heridas decenas de personas, según la Defensa Civil del enclave palestino, que asegura que sigue trabajando para recuperar cuerpos entre los escombros, y que en ambos centros se refugiaban miles de desplazados.

Las fuerzas armadas israelíes confirmaron haber atacado la escuela Hasán Salame, en el oeste de la capital gazatí, así como la escuela Naser, también ubicada en Ciudad de Gaza, por tratarse de dos "centros de mando" utilizados por los milicianos palestinos.

Según el Ejército, Hamás utilizaba ambos complejos para ocultar a sus combatientes y para planear ataques contra las tropas. "Antes del ataque se tomaron numerosas medidas para mitigar el riesgo de dañar a civiles, incluido el uso de municiones precisas, vigilancia e inteligencia adicional", aseguraron las autoridades israelíes.

"Con estas dos nuevas masacres, el ejército de ocupación ha bombardeado y atacado 172 refugios habitados por decenas de miles de desplazados desde el comienzo de la guerra genocida", dijeron las autoridades de Hamás en un comunicado.

El grupo islamista aseguró que al menos 1.040 personas han muerto en ataques israelíes contra escuelas, refugio habitual de los miles de palestinos obligados a abandonar sus hogares desde el comienzo de la guerra.

La Media Luna Roja Palestina publicó un mensaje en su cuenta de la red social X en el que confirma haber transportado a varios muertos y heridos tras los ataques de este domingo, junto a un vídeo que muestra a los equipos de la organización llevando en brazos a varios niños ensangrentados.

Por su parte, el primer ataque deja hasta el momento cinco muertos y 18 heridos, según el Gobierno del enclave, controlado por Hamás, entre los que hay varios en estado grave, y todos ellos fueron atendidos en el propio hospital.

El ataque ocurre después de la jornada del sábado en la que murieron al menos 30 palestinos, incluido niños, en menos de 24 horas en la Franja de Gaza. 

"Condenamos enérgicamente la perpetración de esta masacre", dijo el Gobierno en el comunicado al respecto, en el que culpó a la "ocupación israelí y la Administración estadounidense".

Israel continuó con ataques mediante drones que bombardearon las tiendas de campaña de los centenares de desplazados que se refugian en torno al hospital, apuntó Wafa, lo que desencadenó además un aparatoso incendio en el campo de refugiados.

Un 90% de la población de la Franja de Gaza está desplazada, según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), y buena parte de ella reside hacinada en campamentos de refugiados en el centro y sur del enclave como el que envuelve al Mártires de Al Aqsa.

Por la noche, el Ejército israelí también atacó una vivienda en el oeste de Deir al Balah, matando a tres personas más, según Wafa. A unos cinco kilómetros hacia el norte, en el campamento de refugiados de Nuseirat, la aviación israelí lanzó "bombardeos de artillería pesada" contra las inmediaciones de la compañía eléctrica y la escuela malaya, en el norte, así como contra la occidental área de Al Hasayna.

En el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, ocho personas más perdieron la vida en el ataque aéreo contra la vivienda de la familia Al Amoudi, en el noroeste del campamento. Todos ellos fueron trasladados al hospital Kamal Adwan, uno de los últimos en funcionamiento en el norte, según Wafa.

Desde que comenzó la guerra en Gaza el fuego israelí ha matado a 39.550 palestinos, entre ellos más de 16.300 niños, según el recuento del Ministerio de Sanidad del enclave, en manos de Hamás.

A ellos se suman un total de 91.280 heridos y unos 10.000 cuerpos que los equipos de rescate aún no han podido extraer de entre los escombros y áreas de difícil acceso, según la misma fuente. 

Mientras, la situación humanitaria continúa empeorando en un territorio donde el 90 % de la población vive desplazada, muchos en hervideros de tiendas de campaña sin acceso al agua corriente o electricidad, y donde las enfermedades se extienden ante el cierre de clínicas y hospitales.

Israel llamó a la población a "portar armas"

Una mujer de 66 años y un hombre de 70 murieron este domingo, y otras dos personas resultaron heridas, en un ataque palestino por apuñalamiento en la localidad israelí de Holon, en la periferia sur de Tel Aviv, informaron los servicios médicos de emergencias.

El ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, llamó a "todos los israelíes a portar armas" desde Holon, a donde acudió con el jefe de policía Avshalom Peled. 

Este pico de violencia se produce después de la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque en Teherán, que Israel no ha confirmado ni desmentido. Horas antes, el Ejército israelí atacó Beirut, acabando también con la vida del comandante jefe de Hizbulá, Fuad Shukr. Ambos ataques han hecho saltar las alarmas en Israel de cara a las posibles represalias por parte de Hamás, la milicia chií Hizbulá, e Irán, abocando la región a un posible conflicto multifrente. 

Aumenta la tensión entre Líbano e Israel

Por otro lado, la frontera entre Israel y Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006 con un intenso intercambio de fuego desde octubre, que se ha cobrado la vida de al menos 583 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hizbulá, que ha confirmado 356 bajas de milicianos y comandantes, algunas en Siria.

En la madrugada de este domingo el Ejército israelí detectó el lanzamiento de 30 cohetes desde el Líbano, en su mayoría fueron interceptados,  aunque algunos cayeron en la zona de Beit Hillel y en zonas abiertas, según un comunicado castrense. 

El lanzamiento de estos proyectiles por parte de la milicia pro iraní ocurre poco después de que el Ejército anunciara la muerte de un miembro de la milicia, Nazih Abed Ali, en el sur de Líbano, al que se le identificó como "importante terrorista del frente sur" del grupo chií libanés.

Israel afirmó que su eliminación "representa un duro golpe" para las capacidades del frente sur de Hizbulá, en un momento de máxima tensión en la región, cuando el grupo chií juró venganza por el asesinato de su máximo jefe militar Shukr..

Hizbulá ataca a Israel como defensa del Líbano

Según Hizbulá, es el primer ataque en Beit Hillel desde el inicio de la violencia fronteriza el 8 de octubre y anunció que este asentamiento ahora pasa a formar parte de la lista de sus objetivos.

También indicó que estos ataques son muestras de apoyo al "pueblo palestino de la Franja de Gaza y de su valiente y honorable resistencia", así como en respuesta a los ataques contra las aldeas de Kafr Kila y Deir Seryan, donde la formación asegura víctimas civiles por parte de las fuerzas israelíes.

El jefe del movimiento armado, Hasán Nasrala, avisó en televisión que si Israel continuaba matando a civiles en territorio libanés, sus filas empezarían "a lanzar misiles y tener como blanco colonias que nunca antes han sido atacadas". Este sábado murieron dos milicianos por bombardeos israelíes y que dejaron poco más de una decena de heridos civiles, según la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN).

Pese a que Hizbulá reanudó el viernes sus operaciones contra objetivos militares israelíes como parte de sus actividades rutinarias en el marco del fuego cruzado iniciado un día después del estallido de la guerra en la Franja de Gaza, todavía se espera la prometida respuesta del grupo armado al asesinato de Shukr.