La tasa de inflación más alta del mundo amenaza el apoyo a Milei en Argentina
Argentina cerró el año con la inflación más alta del mundo y los pronósticos mantienen altos niveles en los próximos meses. El impacto sobre clases medias y populares se siente cada vez más y amenaza el apoyo cosechado por el presidente.
San Martín De Los Andes--Actualizado a
Preguntar precios se ha convertido en un hecho cotidiano en Argentina. Cuánto cuesta un almuerzo, el litro de gasolina, el kilo de carne, el pasaje de tren, cada producto en el supermercado, la obra social privada. Consultar antes de consumir para saber si se tiene suficiente en el país que registró la inflación más alta del mundo a fin de año: 25,5% en diciembre; 211,4% interanual; 251,3% en materia de alimentos y bebidas.
El dato de diciembre marcó el pico más alto desde 1991, cuando Argentina salía de la hiperinflación. 22 años después, el país vuelve a experimentar síntomas de lo que parecía haber quedado atrás: remarcaciones de precios que pueden ser diarias, pérdida de poder adquisitivo semanal, la incertidumbre sobre cómo llegar a fin de mes. La angustia, eso que desatada la inflación.
Fue justamente por ese gran descontento inflacionario que venía creciendo que muchos votaron a Milei. Al asumir el cargo el 10 de diciembre anunció que se debía atravesar un desierto antes de estar mejor, un necesario sacrificio. A inicio de mes precisó que harían falta 15 años para ver las dos terceras partes de la mejora, es decir casi cuatro mandatos presidenciales en un país donde el mes que viene parece, muchas veces, lejano.
Argentina se encuentra ahora en ese desierto y, como anticipó el vocero -portavoz- presidencial, Manuel Adorni, "se vienen meses muy delicados". Se está peor, algo que se percibe en los precios, las conversaciones, las diferentes facetas económicas como la actual temporada de verano.
La crisis del turismo
San Martín de Los Andes es uno de los destinos turísticos más buscados: grandes lagos, montañas cargadas de verde, paisajes patagónicos. El lugar, como los demás sitios turísticos, está afectado por la baja afluencia. "Se ve en la calle, está mucho más tranquilo, hace muchos años que no lo veo así", explica Gustavo Kuasñosky, dueño del Complejo Las Cumbre Apart & Suites que alquila cabañas y miembro de la Asociación Hotelera.
"Hubo un cambio muy grande en el país, eso hace que la gente tenga miedo", dice un hotelero
"San Martín está en un 75%, por lo menos lo que es enero, febrero está mucho más bajo. El año pasado tuvimos un 90% en enero y un 75% en febrero. Hubo un cambio muy grande en el país, eso hace que la gente tenga miedo, el tema de la nafta -gasolina- que subió tres veces más, la gente de Buenos Aires si hacen los números les cuesta más".
Kuasñosky explica que "los últimos años fueron muy muy buenos para San Martín, mucha gente no se podía ir al exterior y veraneaba en nuestro país porque le resultaba más económico". La inflación crecía, ir afuera era muy difícil, pero el Gobierno de Alberto Fernández tenía programas de incentivo al turismo interno que hicieron que estas zonas tuvieran buenas temporadas. Ahora la inflación está desatada, el nuevo Gobierno quitó los apoyos al turismo interno y la ocupación es baja en el sur y en la populosa costa Atlántica.
En San Martín de Los Andes ganó Milei con 65,72% de votos
En San Martín de Los Andes ganó Milei con 65,72% de votos. "La gente no votó al personaje Milei, votó a la contra, que el país salga de una vez hacia adelante, yo lo voté también, no lo voté a él, voté a Juntos por el Cambio, perdí y voté a la contra, basta, son muchos años de decadencia, la gente está cansada y dijo basta y por eso votó a este personaje", dice Kuasñosky que ahora se enfrenta a su peor temporada de turismo en varios años.
¿Más desierto después del desierto?
"Que la inflación baje en el cortísimo plazo lo veo absolutamente imposible, por lo menos durante enero y febrero vamos a tener niveles similares a diciembre, y tiene que ver con que no hay ningún ancla de corto plazo en el programa económico que se está ejecutando que pueda romper la inercia inflacionaria en la que estamos y evitar los efectos de las medidas económicas que se tomaron", explica Itai Hagman, diputado nacional del bloque peronista de Unión por la Patria y economista.
Algunas de las medidas son: devaluación de 118% en diciembre con traslado a precios, incremento de más 100% en precios de combustibles en un mes con aumento transversal de costos, liberación de precios de alimentos, quita de subsidios en energías, transportes, obras sociales, aumento de impuesto a las importaciones.
"La pregunta es qué pasa después", dice Hagman, centralmente a partir de marzo, cuando la inflación le haya quitado competitividad a la devaluación, en particular para los sectores agroexportadores que pujan crónicamente por nuevas devaluaciones.
"El dilema del Gobierno será o devaluar de nuevo, y esa devaluación implicaría mantener una inercia inflacionaria alta, o apreciar el tipo de cambio, pagando el costo del problema de ampliación de la brecha cambiaria, con lo cual es muy difícil pensar que en ese momento la inflación pueda bajar".
El Gobierno por su parte parece apuntar a una reducción de la inflación por recesión: "Caen tanto los salarios, se deprime tanto el consumo, que la propia recesión hace que la inflación baje. Esto es parcialmente cierto, una recesión brutal como la que se va a comenzar a vivir en los próximos meses es un factor que puede contener los precios, pero eso no es una solución, es como la paz de los cementerios, estás resolviendo parcialmente la inercia inflacionaria matando a la economía", explica Hagman.
Para bajar la inflación por recesión "deberían poder mantener congelados los salarios, y es muy difícil que aquellos sectores que tienen posibilidad de pelear paritarias acepten un congelamiento salarial que implicaría una pérdida de poder adquisitivo enorme", afirma. El paro general del 24 de enero será parte de esa pulseada.
Apoyo y dolarización
Una espiral inflacionaria puede acelerar una perdida de apoyo a Milei en una parte de quienes lo votaron. Otros, como Kuasñosky en San Martín de Los Andes, parecen apostar a darle tiempo al Gobierno que lleva un mes y una semana. Y otros más, como señala el diputado, no solo quieren que "se resuelva el problema inflacionario", sino "junto con eso mejorar su poder adquisitivo" en un contexto de ocho años de caída del mismo.
Esa zona de interrogante acerca de lo que ha pasado a llamarse como "tolerancia social" respecto al ajuste, es una de las preguntas centrales. ¿Cuál es ese umbral de tolerancia? ¿Cuántos están dispuestos al sacrificio invocado por Milei o a estar peor con tal que el peronismo no esté en el Gobierno? Las preguntas teóricas podrían tener respuestas más rápidas de lo pensado, en una sociedad que ya tenía cerca de 45% al 10 de diciembre, número que empeoró y continuará agravándose en vista de la inflación.
Hagman abre finalmente a una pregunta en vista de las medidas económicas tomadas por el Gobierno que parece avanzar en clave de todo o nada: "Esto no es un plan de estabilización, lo que me preocupa es que en el futuro esto sea una suerte de transición de ajuste y de rapiña de algunos grupos económicos, para luego anunciar un plan de estabilización más duradero a partir del mes de abril, que se parezca más a la dolarización que fue el planteo histórico de Milei", concluye.
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