Este artículo se publicó hace 12 años.
El FMI puso a Rajoy entre la espada y la pared
El adelanto del informe sobre los test a la banca, último paso para forzar a España a solicitar el rescate antes de las elecciones griegas
En el fondo ha sido una semana repleta de mensajes subliminales al Gobierno de Mariano Rajoy. "Es cuestión de cada país pedir ayuda y de momento eso no ha ocurrido" decía ayer la canciller alemana Angela Merkel. "Es necesario que los gobiernos europeos pongan en marcha acciones claras, cuanto antes, para inyectar capital en los bancos débiles", exigió por su parte el presidente de EEUU, Barack Obama.
Pero el Ejecutivo español no solo ha intentado retrasar por todos los medios esa solicitud de ayuda para refinanciar la banca, sino que desde que estallara la bomba Bankia a finales de mayo ha tratado de extender la idea de que no iba a ser necesario el rescate.
Ayer la agencia Reuters informó a primera hora de la mañana de que los ministros de Finanzas de la eurozona se reunirían por videoconferencia para pactar el procedimiento a seguir con España -como finalmente ha sucedido-. Parecía claro que el rescate estaba en marcha. Pese a todo, el Gobierno se empeñó en volver a desmentirlo. "No se hará ninguna valoración hasta que se conozcan los informes de las auditorías independientes encargadas" dijo ayer mismo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, tras el Consejo de Ministros.
El aviso definitivo llegó la pasada madrugada de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la publicación adelantada del informe sobre los test de resistencia a los bancos españoles. En el documento quedaba claro que en el escenario más favorable, el rescate tendría que ser de 29.000 millones pero que lo más probable es que supere los 40.000.
Y finalmente ni 29.000 ni 40.000. La cifra llegará a los 100.000 millones como ha comunicado el eurogrupo. Un importe que llama la atención repasando las palabras del propio Rajoy el pasado fin de semana: "No estamos al borde de ningún precipicio, señoras y señores, esa no es la realidad. No caminamos por un sendero de rosas, pero tampoco asistimos a las vísperas del apocalipsis. Ni nos hemos librado de las amenazas ni vamos a sucumbir a ellas. La borrasca no se ha despejado, pero no vamos a naufragar".
Por lo tanto, la pregunta era obligada esta tarde: ¿Por qué ha tardado tanto el Ejecutivo? La postura hasta el momento había sido o negar la realidad o repetir la misma frase de Sáenz de Santamaría. De Guindos, en un intento por defender la gestión de Rajoy, dijo esta tarde que "el Gobierno lleva cinco meses en funciones y como tal va tomando sus decisiones viendo cuál es la situación". Una frase que analizada fríamente no deja en buen lugar al Ejecutivo ya que da una sensación total de improvisación. Posiblemente la única razón ha sido que Rajoy queda ahora en una situación comprometida.
Obviamente para el FMI y el resto de gobiernos europeos lo que pueda suceder con Rajoy de aquí en adelante no era tan importante como las consecuencias que podrían tener para la eurozona las elecciones del próximo fin de semana en Grecia.
Una victoria de Syriza, la formación de izquierdas de Alexis Tsipras, es vista en Bruselas como una amenaza para la Unión y pese a que el líder griego ha reiterado en los últimos días que su propósito no es salir del euro, sino renegociar los planes de austeridad y el pago de la deuda, todos los organismos han preferido adelantarse a una hipotética oleada que podría haberse llevado por delante a España.
Rajoy tiene que decidir ahora si explicar lo que ha pasado este sábado o seguir haciendo como si no hubiera habido un rescate.
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