Este artículo se publicó hace 2 años.
España quiere arrancar un compromiso para el flanco sur en la cumbre de la OTAN
El Gobierno de Pedro Sánchez llega a la cita del 28 y 29 de junio con agenda e intereses propios y persigue el respaldo de sus aliados en el sur.
María G. Zornoza
Bruselas--Actualizado a
Madrid se prepara para convertirse en el próximo 28 y 29 de junio en el centro atención mediática global. Decenas de líderes se darán cita en la cumbre de la OTAN, que muchos describen ya como histórica. E incluso se baraja la posibilidad de que el presidente ucraniano Vladimir Zelenski pueda asistir de forma presencial.
La Alianza Transatlántica acordó la celebración de este evento antes de la irrupción de la guerra en Ucrania. El objetivo que se fijó para entonces consistía en trazar las prioridades y estrategia de cara a la nueva década y ante un mundo con una Rusia y China más asertivas. También donde los riesgos iban cambiando bajo la sombra creciente de ciberataques y de amenazas híbridas.
Desde la Segunda Guerra Mundial, Europa no estaba tan militarizada
Sin embargo, el 24 de febrero, inicio de la invasión de Rusia a su vecino, la agenda de la cumbre de Madrid también cambió. La organización militar más potente del mundo atravesaba un periodo de crisis existencial y de búsqueda de razón de ser. Desde Donald Trump hasta Emmanuel Macron la habían catalogado como "obsoleta" o "en muerte cerebral", respectivamente. Pero el regreso de la guerra a suelo europeo le dio un revulsivo que se ha canalizado multiplicando su presencia y recursos a lo largo del flanco oriental. Desde la Segunda Guerra Mundial, Europa no estaba tan militarizada.
La respuesta a la guerra o el aumento del apoyo a Ucrania con, por ejemplo, un plan de reconstrucción para sus fuerzas armadas son algunos de los objetivos del encuentro para un encuentro ante el que Madrid se prepara con instalaciones equivalentes a cinco estadios Santiago Bernabéu.
España llega a la cita con agenda e intereses propios. Quiere arrancar de sus 29 socios aliados un compromiso de refuerzo en el flanco sur. El Gobierno de Pedro Sánchez cocina la estrategia de que el país [el único que ha sometido su entrada a la OTAN a referéndum] es un socio de confianza que ha aportado al foro de defensa prioridad estratégica en el norte, sur, este y oeste.
Enfatizará el hecho de que ente un mundo crecientemente volátil, con la sombra del terrorismo, con regiones como el Sahel siendo una bomba de relojería o con la relación con Argelia y Marruecos en una montaña rusa constante, la Alianza no puede olvidarse de la frontera sur. Esta misma semana la ministra de Defensa, Margarita Robles, destacó la importancia de proteger el flanco sur y la seguridad marítima del Mediterráneo "porque más que nunca se ha visto que nuestra seguridad es una seguridad débil, que está amenazada no sólo por la guerra de Ucrania si no por otras amenazas que afectan al sur".
Poco apetito entre los aliados
Con estos argumentos, España mueve hilos para recabar el respaldo de sus aliados. "En un mundo en el que las amenazas vienen de todos los lugares, no podemos tener una organización que solo se concentre en amenazas de un lado, el Este", aseguran altas fuentes diplomáticas. El anhelo de Madrid no es demandar a sus socios un despliegue de la OTAN en el sur al uso del cada vez más extendido en el este y en el Báltico, sino un compromiso de que en el futuro "habrá misma solidaridad con el sur". "La ayuda no es gratis, también tienes que prometer que tú me darás algo", explican otras fuentes conocedoras de los preparativos de La Moncloa de cara a la cita.
La iniciativa española la desgranó recientemente José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, en una entrevista con la agencia Reuters. "Queremos que se reconozca que existen serias amenazas procedentes del flanco sur. El terrorismo, la ciberseguridad, el uso político de los recursos energéticos o la migración irregular de forma conjunta pueden quebrar nuestra soberanía", aseguró. El hecho de que el ministro socialista meta al terrorismo en el mismo saco que la migración escenifica algo que también ha calado con fuerza en el seno de la UE o en otros países gobernados por fuerzas progresistas como Dinamarca o Suecia: el discurso de la extrema derecha, que hace del odio al diferente uno de sus pilares programáticos, está calando y propiciando políticas migratorias más y más duras.
España cuenta con el apoyo de países como Portugal o Italia, que, por razones geográficas, comparten las mismas preocupaciones
Sin embargo, no hay mucho apetito en el seno de la Alianza por diversificar fuerzas y recursos. La guerra en Ucrania va camino de su cuarto mes. Y la estrategia de todas las partes es consolidar posiciones militares fuertes que se transformen en músculo en la futura mesa de negociación para la paz. Por todo ello, los países bálticos están empujando con fuerza para que los países de la OTAN continúen enviando armas a Ucrania y ampliando su presencia y efectivos en el flanco oriental como medida disuasiva. Aunque, por otro lado, España cuenta con el apoyo de países como Portugal o Italia, que, por razones geográficas, comparten las mismas preocupaciones.
En los cuarteles generales definen el terrorismo como la "amenaza asimétrica" más importante de atajar en estos momentos. En esta coyuntura, la última baza española para arañar un compromiso es recordar la presencia de grupos paramilitares como el ruso Wagner en el África Occidental así como la presencia de grupos islamistas en países muy inestables y desiguales como Somalia o Mali.
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