Este artículo se publicó hace 3 años.
EEUU eleccionesLos demócratas ganan el segundo escaño de Georgia y recuperan el control del Senado
Los candidatos demócratas y republicanos tuvieron que batirse este martes en una segunda vuelta apretadísima después de que ninguno de ellos obtuviera más del 50% de los apoyos en las elecciones del 3 de noviembre. La victoria demócrata le da al partido de Biden la mayoría del Senado, hasta ahora en manos republicanas.
Manuel Ruiz Rico
Washington--Actualizado a
El Partido Demócrata ha conseguido este miércoles los dos escaños que le faltaban para asegurarse la mayoría en el Senado esta legislatura, que comenzará el próximo 20 de enero cuando Joe Biden tome posesión y se convierte en el nuevo presidente de Estados Unidos. El estado de Georgia celebró este martes una segunda vuelta para dilucidar quiénes ocuparán los dos escaños que le corresponden en la Cámara Alta, después de que ningún candidato de ningún partido lograra recabar más del 50% de los apoyos en las elecciones del pasado 3 de noviembre.
Finalmente el reverendo Raphael Warnock se ha convertido en el primer senador negro elegido en el Estado sureño y le arrebata el escaño a la actual senadora Kelly Loeffler, mientras que este miércoles Jon Ossoff se ha hecho con otro escaño por Georgia, según las proyecciones de la prensa estadounidense, por lo que los demócratas han recuperado el control de la Cámara Alta del Congreso estadounidense.
Diversos municipios, entre ellos un condado que incluye parte de Atlanta, la ciudad más poblada de Georgia, aseguraron este martes que terminarían de contar los votos este miércoles, aunque el recuento final y concluyente de los votos podría prolongarse durante toda esta semana puesto que, según explicó este martes a la CNN el secretario de estado de Georgia, Brad Raffensperger, los 17.000 votos de los militares desplazados por el mundo no serán contados hasta el viernes.
Warnock se ha convertido en el primer senador negro en la historia de Georgia, nada menos que el estado de Lo que el viento se llevó. En total, según informó The New York Times, votarán 4,3 millones de georgianos, de los que 1,2 millones lo hicieron en la misma jornada electoral, casi 2,1 millones recurrieron al voto anticipado y casi un millón al voto tradicional por correo.
Tras las elecciones generales del 3 de noviembre pasado, los demócratas tienen 48 escaños en el Senado frente a 50 de los republicanos. Los dos escaños por Georgia darían un empate a 50, sin embargo, la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris, es, por mandato constitucional, presidenta del Senado y tiene voto para deshacer empates, lo que daría la mayoría de esta cámara a los demócratas. De ahí que la jornada electoral de este martes en Georgia fuera trascendental.
Todo esto le permitirá a Joe Biden empezar la legislatura en la Casa Blanca teniendo el Senado y la Cámara de los Representantes a su favor, ambas con mayoría demócrata. Éste es un tridente legislativo que no es nada fácil de conseguir, si bien los demócratas lo han logrado más veces que los republicanos en las últimas décadas: por el lado demócrata, le sucedió a Obama entre 2009 y 2011, a Clinton (el último demócrata que ganó en Georgia hasta Biden) entre 1993 y 1995, a Jimmy Carter (nativo de Georgia, por cierto) toda su legislatura 1977-1981, y los dos mandatos de Lyndon B. Johnson (1961-1969; los dos primeros años, bajo el gobierno de John F. Kennedy, del que Johnson fue vicepresidente); sin embargo, por la parte republicana, apenas se habían visto en esa privilegiada situación Trump en sus dos primeros años, Bush hijo entre 2003 y 2007 y, tras él, Dwight Eisenhower hacía más de medio siglo y sólo durante dos años, de 1953 a 1955. El Senado es el encargado de aprobar muchas leyes federales, de manera que un presidente con esa cámara en contra tiene las manos atadas para aprobar legislaciones de calado.
El día electoral cumplió con las expectativas que habían previsto las encuestas. Éstas, de hecho, habían dado un empate técnico en ambas disputas. Por este motivo, la jornada previa a la jornada electoral, el lunes, tanto Joe Biden como Donald Trump aparecieron en actos de campaña en Georgia para dar el último arreón a sus candidatos, aunque ambos lo hicieron con mensajes bien distintos. El demócrata y futuro presidente prometió que aprobará cheques de ayudas por la pandemia de 2.000 dólares por ciudadano, mientras que Trump siguió dispersando sus acusaciones de fraude electoral sin base probada.
Esta vez, el recuento de votos durará mucho menos que en las elecciones del 3 de noviembre, cuando Georgia estuvo casi una semana contando votos y cuando terminó, el resultado entre Biden y Trump fue tan ajustado que éste reclamó un recuento completo de los votos, operación que se prolongo durante varios días de nuevo. Para esta ocasión, Georgia ha establecido que se procese todo el voto por correo con antelación, mientras que en las elecciones de noviembre este voto se empezaba a recontar a partir del día siguiente de la jornada electoral.
Si se confirma que los demócratas logran los dos senadores en Georgia, entre ellos y Biden le habrán dado la vuelta al estado, que en este período electoral 2020-2021 pasará de ser uno claramente rojo a uno azul. Esto podría hacer de Georgia, de hecho, un nuevo estado bisagra para las siguientes elecciones. Biden fue en noviembre, de hecho, el primer demócrata en ganar en Georgia en 20 años.
La derrota republicana en Georgia avalaría dos extremos: en primer lugar, que las áreas rurales del estado, tradicionalmente republicanas, no le han dado a este partido los votos necesarios y que ellos esperaban; por otra parte, el fracaso republicano indicaría que Trump y el trumpismo empiezan a ser una sombra que perjudica la atracción del voto, con lo que una vez que deje la Casa Blanca el Partido Republicano tendría argumentos para liberarse de la herencia de estos cuatro años pasados.
La importancia de estos comicios estatales para el Senado era tal que ha roto todo tipo de récords recaudatorios. Según el independiente Center for Responsive Politics, las dos campañas que han mantenido el dueto de candidatos Warnock-Ossoff frente a Loeffler-Perdue ha sido la más cara de la historia de Estados Unidos. En total, las campañas han empleado más de 830 millones de dólares, una cifra que incluye el gasto en primarias, elecciones generales y la segunda vuelta de este martes. En concreto, la disputa Ossoff-Perdue es ya la más cara de la historia del país, con 470 millones de dólares.
La cita en Georgia se produce un día antes de que este miércoles, en la capital del país, Washington, se reúnan las dos cámaras del Congreso para dar lectura al resultado del voto del Colegio Electoral y confirmar la presidencia de Joe Biden, que tomaría posesión, según la fecha ficha establecida por la Constitución, el próximo 20 de enero.
Trump llamó este martes a los republicanos a torpedear este nombramiento, pero tanto los senadores como los congresistas de este partido poco pueden hacer para ello: pueden poner recursos y retrasar el proceso unas horas, pero el nombramiento de Biden es inevitable.
Sin embargo, hay convocadas manifestaciones en Washington a favor de Trump, entre ellas, una que ha traído a la ciudad al movimiento supremacista de ultraderecha Proud Boys. La alcaldesa de la capital, la demócrata Muriel Bowser, ha pedido a los ciudadanos que no vayan al centro por temor a estallidos de violencia. El pasado lunes, la policía de Washington detuvo al líder de los Proud Boys, Enrique Tarrio, que estaba acusado de haber quemado en diciembre un cartel de Black Lives Matter en una iglesia negra de la capital. Tarrio tuvo este martes una vista oral ante un juez de la ciudad que lo dejó en la libertad pero le prohibió su presencia este miércoles en todo el Distrito de Columbia.
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