La casta está de fiesta y la factura la paga el pueblo: Milei, a punto de destruir la clase media argentina
La inflación que el Gobierno anterior dejó en Argentina ha empeorado de manera drástica a causa de las medidas económicas del actual presidente, que permite subidas extremas en los precios de productos básicos.
Leandro Renou (Página 12)
Buenos Aires--Actualizado a
En dos meses de gobierno, la gestión de Javier Milei está muy lejos de mostrar un plan económico sostenible, pero se encuentra muy cerca de terminar de configurar un modelo de ganadores y perdedores.
Desde diciembre hasta hoy, el sector privado ha recompuesto su rentabilidad e ingresos por un ajuste salvaje de los precios, situación que ha terminado pagando la sociedad en su conjunto y, sobre todo, la clase media, que ve derrumbado el sueño de conservar consumos que creían adquiridos, como la medicina privada, los colegios privados y los gastos del transporte.
La liberación total de la economía que ha dispuesto el Gobierno muestra, en datos, una transferencia de ingresos del sector asalariado al sector corporativo pocas veces vista, en tiempo récord y todo a la vez.
En paralelo, el Gobierno se ha desentendido de la cuestión productiva y de la cuestión de política salarial, es decir, ahora fuerza una recesión con precios altos y una caída en producción con el anhelo de una desinflación que, de llegar, caerá en tierra arrasada. Así, en dos meses, la casta que Milei dijo combatir ya es el gran ganador del modelo.
Mirar sector por sector es útil para entender cómo ha cambiado el escenario desde noviembre de 2023 a hoy. Si bien es cierto que la economía que dejó Sergio Massa tenía una inflación muy elevada y actualizaciones pendientes, la puja salarial y la política de ingresos sostenían la demanda.
En cambio, en los primeros dos meses de Milei, las negociaciones entre sindicatos para lograr mejoras salariales consiguieron aumentos no mayores al 30%, muy por debajo de la disparada inflación. Y la mayor parte de los trabajadores, hoy en la formalidad, pierden más de 20 puntos que se suman a lo que ya venían dejando en el camino con el Gobierno de Alberto Fernández.
Combustibles y sanidad privada
En el caso de los combustibles, la gasolina súper costaba 272 pesos (0,31 euros) por litro en noviembre del 2023. Hoy vale 744 pesos (0,84 euros). En síntesis, un tanque de 40 litros lleno ha pasado de valer 10.880 pesos (12,22 euros) antes de la elección presidencial a los 29.760 pesos actuales (33,42 euros).
Este cambio en los precios lo validó el Gobierno al avisar a las petroleras de que es necesario caminar hacia un precio internacional, hoy en 1 dólar por litro. Así, en los próximos dos meses y según fuentes del sector, el litro de súper terminará por encima de los 1.000 pesos (1,12 euros).
En noviembre del 2023, la sanidad privada permitía costear un plan básico para una familia por debajo de los 100.000 pesos (112,29 euros). Con las reformas impulsadas por Milei desde entonces, ese mismo plan si sitúa en torno a los 220.000 pesos (247,05 euros). En marzo llegará otro aumento de los precios, según han indicado fuentes cercanas al Gobierno.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró hace unos días que acordó con el Gobierno subir el 200% en las tarifas de luz y gas vía eliminación de subsidios, que se suman a los porcentajes de aumento de la energía acordados en audiencia pública.
El último estudio de la consultora de Nicolás Arceo, exmiembro del equipo economía de Axel Kicillof, reflejó que los sectores de mayores ingresos pasarán de pagar por la luz cerca de 10.000 pesos (11,23 euros) a 23.569 pesos (26,47 euros); los usuarios de ingresos medios se irán de 5.500 pesos (6,18 euros) a 23.596 (26,50 euros); mientras tanto, los sectores más pobres, al perder los subsidios, pasarán de pagar los actuales casi 4.000 pesos (4,49 euros) a 9.000 pesos (10,11 euros).
El problema con los alimentos
Fuentes de los grandes supermercados y la Cámara de Almacenes de la Provincia de Buenos Aires puntualizaron a Página 12 que los aumentos en el precio de los alimentos que se moderaron en enero, volvieron en febrero al alza de una forma descontrolada. La comparación con los valores de noviembre es llamativa.
Desde el martes 21 de noviembre, cinco de cada diez consumidores pasaron de comprar primeras a segundas marcas. En ese mismo mes, un pan de molde grande costaba entre 900 (1,01 euros) y 1.000 pesos (1,12 euros), pero hoy vale entre 2.400 (2,70 euros) y 3.100 pesos (3,48 euros). Un yogur de litro de primera marca pasó de costar 900 pesos (1,01 euros) a 1.800 (2,02 euros). En el caso de los aceites, el precio se cuadruplicó, la primera marca de 900 mililitros se pagaba entre 550 (0,62 euros) y 600 pesos (0,67 euros), y hoy no vale menos de 2.200 (2,47 euros).
La leche, que aumentó entre un 15 y 20% en la primera quincena de enero, ya acumula una suba total de 50 puntos desde noviembre. Costaba entonces 600 pesos (0,67 euros) el litro y hoy no se consigue por menos de 900 (1,01 euros) o 1.100 pesos (1,24 euros). La harina, por su parte, pasó de costar 750 pesos (0,84 euros) el kilo a los 1.000 (1,12 euros) actuales. Este último valor ha disparado el precio de cereales y galletas.
El arroz le costaba a los comercios en noviembre, momentos previos a las elecciones, 450 pesos (0,51 euros). Hoy el costo es de 1.400 pesos (1,57 euros) y el valor final de venta más barato es de 900 (1,01 euros) por un paquete pequeño. Los comercios aseguran, también, que las gaseosas de primera marca de dos litros no se consiguen hoy por menos de 2.200 pesos (2,47 euros).
Mancha de aceite en todo el país
Lo impactante de la subida de los precios y la caída del poder adquisitivo que se da en todos los ámbitos es que se ha ido expandiendo de forma similar por todo el país.
Página 12 ha tenido acceso a un informe confidencial de la consultora Scentia elaborado para supermercados. El documento refleja que entre el 1 y el 21 de enero, el norte del país fue la zona que más sintió el golpe de los precios, con una bajada del 15,5% en el consumo de la cesta básica.
En el AMBA, el área geográfica más poblada de Argentina, la disminución fue del 11,3% en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y de 8,8% en el resto de la ciudad. En Córdoba, provincia donde Milei se llevó buena parte de los votos, el consumo se retrotrajo más de un 11%; mientras que en la región sur del país bajó un 14,8%. En la zona sur hubo un derrumbe del consumo de 13,6%.
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