Este artículo se publicó hace 14 años.
El caos yemení es caldo de cultivo para Al Qaeda
¿Por qué se dice que Yemen es un Estado fallido?
Yemen es el más pobre de todos los países árabes, con una gravísima escasez de agua y con el 70% de su Producto Interior Bruto procedente de la venta de crudo, pese a que sus yacimientos se agotarán dentro de sólo siete años. Profundamente corrupto en todos los niveles de la Administración, el Estado está amenazado por una guerra civil en el Norte, donde impera el Ejército, y un movimiento secesionista en el Sur, donde los servicios secretos imponen su ley. Además, Al Qaeda ha logrado establecer alianzas con las poderosas tribus locales en provincias como Hadramawt, Shabwah, Marib (donde está la mayor parte del petróleo) y Abyan, con acceso al mar.
¿Cuáles son los conflictos en el Norte y el Sur?
La República de Yemen nació en 1990 de la fusión del tradicionalista Yemen del Norte con el marxista Yemen del Sur tras años de escaramuzas fronterizas. La paz duró pocos años y en 1994 se libró una corta guerra civil que terminó con la derrota de los sureños. Sin embargo, en el Sur siguen produciéndose alzamientos independentistas que están siendo explotados por Al Qaeda.
En el Norte, en torno a la provincia de Saada, la minoría chií autóctona de la tribu Huthi mantiene una rebelión armada apoyada por Irán que ha tenido picos sangrientos, como los combates del pasado agosto, que causaron docenas de muertos y se extendieron hasta los alrededores de la capital, Saná. En las cuatro provincias del noroeste, unas 175.000 personas han sido desplazadas por los enfrentamientos.
¿Cómo surge Al Qaeda en Yemen?
El país es en realidad la cuna de Al Qaeda, puesto que Yemen es la patria ancestral de los Bin Laden, que emigraron a Arabia Saudí para hacer fortuna, y una de las primeras acciones terroristas de esa red fue el ataque contra el destructor norteamericano USS Cole, cometido en el año 2000 en el puerto de Adén. Se estima que unos 2.000 yemeníes integristas se alistaron para luchar contra las tropas estadounidenses en Irak, muchos de los cuales han regresado recientemente a su país. Además, al menos 200.000 somalíes han emigrado a Yemen y muchos de ellos son fundamentalistas.
¿Cuándo se recrudecen las acciones terroristas?
El punto de inflexión fue la gran evasión, en febrero de 2006, de 23 dirigentes de Al Qaeda que estaban presos en un penal de alta seguridad y que al parecer recibieron ayuda de algunos mandos de las fuerzas de seguridad yemeníes. La mayor parte de los fugados fueron después capturados o perecieron en enfrentamientos con el Ejército, pero dos de ellos quedaron en libertad: Nasser al Wuhaysin, quien ascendió a líder de Al Qaeda en Yemen y fusionó el grupo con la facción saudí, para establecer la actual rama de la Península Arábiga, y Qassim al Raimi, quien se convirtió en el comandante militar.
¿Por qué gana fuerza la rama yemení de la banda?
Además del regreso de los yihadistas que fueron a Irak, han llegado a Yemen en los últimos años varios dirigentes integristas liberados de Guantánamo. Said Alí al Shihri, un saudí de 36 años, fue enviado a su país en diciembre de 2007 tras pasar seis años en el penal de la base militar de EEUU en Cuba y se cree que ahora disputa a Wuhaysin el liderazgo de la rama yemení de Al Qaeda. Se cree que el muftí, o guía espiritual, de la banda es otro saudí también liberado de Guantánamo: Ibrahim Suleimán al Rubaysh, de 30 años.
¿Quién fue el contacto para el atentado del vuelo a Detroit?
Los investigadores afirman que el vínculo de Abdulmutallab (el nigeriano que trató de volar el avión de la Northwest Airlines) con Al Qaeda fue Anuar al Awlaki, un imán nacido en EEUU que se estableció en Yemen en 2004 y pasó 18 meses en prisión hasta finales de 2007. Ahora se ha erigido en líder de Al Qaeda en Internet. En diciembre, Yemen dijo haberlo matado en una serie de bombardeos, pero reapareció días después. Está protegido por su poderosa tribu de los Awlaki y hace de altavoz de Al Qaeda en lengua inglesa.
¿Qué hace el Gobierno yemení?
El presidente Alí Abdulá Saleh, de 67, está más preocupado por las rebeliones del Norte y del Sur, y por mantenerse en el poder, que por Al Qaeda. Trata de sacar beneficio económico de la colaboración con Occidente.
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