Este artículo se publicó hace 14 años.
Una campaña de mentiras le cuesta el escaño a un diputado laborista
Los jueces británicos inhabilitan a Phil Woolas por utilizar mensajes falsos y xenófobos
Por primera vez en un siglo, un tribunal británico ha decidido que un diputado ganó su escaño no en buena lid, sino con trampas. El diputado laborista Phil Woolas perdió el juicio tanto en la campaña como ante la Justicia. Se queda sin su escaño y es inhabilitado para presentarse a unas elecciones durante tres años.
Woolas, que era en la pasada legislatura viceministro de Interior, sabía que lo tenía muy difícil en mayo para ser reelegido en la circunscripción de Oldham, una ciudad cercana a Manchester.
Sus asesores y él montaron una campaña destinada a ganarse el apoyo de la clase trabajadora de raza blanca a través de insinuaciones sobre los apoyos que disfrutaba su principal rival, Elwyn Watkins, de los liberales demócratas.
Un email de uno de sus ayudantes no dejaba lugar a dudas: “Si no convencemos a los tipos blancos enfurecidos, (Woolas) está muerto”. Se trataba de llevar a las urnas a “los lectores blancos de The Sun”, el periódico sensacionalista en el que son habituales los artículos de corte xenófobo.
Con la intención de ganarse la confianza de la clase trabajadora molesta con la inmigración, la campaña de Woolas distribuyó panfletos que sugerían que Watkins recibía el apoyo de grupos islamistas radicales, lo que era falso.
“¿Quieres que ganen los extremistas”, decía un panfleto con imágenes de pancartas de un grupo radical en la que se leía “Decapitad a los que insultan al Islam”.
Woolas tendrá que pagar a Watkins una indemnización de 5.700 euros
Los trucos sucios surtieron efecto. Woolas ganó el escaño por una diferencia mínima: 103 votos (14.186 votos por 14.083 de su rival).
Oldham es una ciudad de 103.000 habitantes, una de las cunas de la Revolución Industrial en Inglaterra, que basaba su riqueza en empresas textiles que terminaron por desaparecer en los años 80. El 27% de su población es de origen asiático, la mayoría de ellos musulmanes. En 2001, sufrió graves disturbios raciales.
Woolas tendrá que pagar a Watkins una indemnización de 5.700 euros, además de las costas del proceso. Ha anunciado que recurrirá la decisión judicial.
Hasta el lunes no se sabrá si la Cámara de los Comunes le expulsará del escaño o esperará al desenlace del recurso. En el primer caso, se convocarán elecciones en Oldham en diciembre.
No hay muchos precedentes. El último diputado que pasó por esta vergüenza fue Richard Hazleton en 1911.
Los laboristas no quieren saber nada de Woolas. Ayer anunciaron que ha quedado apartado del partido. Llama la atención, sin embargo, que el líder laborista, Ed Miliband, nombrara a Woolas como miembro del gobierno en la sombra y le adjudicara nada menos que los temas de inmigración.
La nueva cita en las urnas no agradará al Gobierno. Los sondeos indican que el voto a los liberales democrátas se ha desplomado desde que pactaron con los tories. A David Cameron no le interesa que una elección parcial sirva como termómetro del descontento por el recorte del gasto público.
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