Este artículo se publicó hace 6 años.
El poder integrador de las artes escénicas
Por El Quinze
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"Hay alumnos que no vienen al instituto, pero que no se pierden ni una clase de teatro". Este es el poder que las artes escénicas pueden llegar a tener en barrios con familias en situación socioeconómica compleja. "Y hay que ver lo bien que lo hacen, a pesar de sus circunstancias". Son declaraciones de Marta Vázquez, profesora del Institut Pedraforca de L’Hospitalet de Llobregat, un centro de secundaria del barrio de la Florida que registra un alto índice de absentismo y abandono escolar. Marta, que siempre se sintió atraída por el mundo de la interpretación, se preguntó hace cinco años qué podía hacer para ayudar a esos jóvenes que dejaban de asistir a clase. Y la respuesta fue crear un grupo de teatro. "Pensé que sería una herramienta para complementar los valores que intentábamos enseñarles en clase", recuerda la docente. "Solo les pedíamos compromiso y lo cumplieron", añade.
Después de un tiempo organizando grupos y creando sus propios espectáculos, se unieron a Plàudite Teatre, una compañía de L’Hospitalet que desde 1998 ofrece formación teatral en el municipio. Plàudite desarrolla en la actualidad más de 30 proyectos en el ámbito del teatro social y comunitario, y el teatro crítico es uno de ellos. Con él se fomenta el espíritu crítico de los jóvenes a través de las artes escénicas, invitándoles a crear obras de teatro junto con otros jóvenes.
Es así como se está gestando Violències, elaborada y ensayada por estudiantes de cuatro institutos de la ciudad y que se representa esta última semana de noviembre, en el Teatre Joventut. "Es el mismo tema [la violencia] representado por varios alumnos", explica Cristina Sánchez, alumna del Institut Pedraforca. Tiene 18 años y reconoce que fue el empuje de su profesora Marta lo que la llevó a probar con el teatro. "Me gusta mucho el baile y la actuación, y vi que podía aprovechar esta oportunidad para hacer una actividad que me encanta", resume Cristina.
Ella es una de los 15 alumnos de los institutos Pedraforca, Can Vilumara, Apel·les Mestres y Jaume Botey que, a lo largo del curso pasado, elaboraron el texto de Violències. Lo trabajaron por separado y luego lo pusieron en común. No se conocían entre ellos, pero han conectado de una manera extraordinaria. "Es una actividad voluntaria que realizan fuera del horario escolar", recuerda Esperança Crespí, la profesora del proyecto de teatro crítico de Plàudite. "Están muy implicados, y entre los institutos han surgido vínculos que hasta ahora no existían", destaca. Han escogido la violencia como tema porque, según la profesora, "les interesa y les preocupa". El proyecto les invita a reflexionar sobre cuestiones de las que quizás no hablan en su día a día: la violencia hacia las mujeres y hacia los niños, o la que pueden sufrir ellos mismos en clase o en su barrio, es la protagonista de un espectáculo que llevan meses preparando. La puesta en escena surge de sus ideas y de las improvisaciones que hacen en los ensayos, pocas semanas antes del estreno.
Transformación social
"Muchos de los alumnos que faltan a clase lo hacen porque tienen que cuidar de sus hermanos pequeños mientras sus padres están todo el día trabajando", afirma Marta Vázquez, la profesora del Pedraforca. No es casual que esta iniciativa de teatro crítico lo protagonicen jóvenes de zonas con dificultades socioeconómicas: además de reflexionar y trabajar valores como el compromiso o el trabajo en equipo, los participantes también aceptan una disciplina que sus profesores no siempre logran imponer en el instituto. El proyecto, además, revierte en beneficio de la zona: "Es la transformación del territorio a través de las artes escénicas", apunta Eugenia Delgado, actriz y directora artística de Plàudite Teatre, que recuerda que en L’Hospitalet se hablan hasta 80 lenguas distintas. Una realidad heterogénea que "brinda la oportunidad de desarrollar proyectos de teatro social en todo el territorio", añade Delgado.
El teatro comunitario de Plàudite trabaja con colectivos diversos, desde jóvenes a personas mayores, pasando por pacientes de salud mental, escuelas o esplais. Unas 2.000 personas participan este curso en alguno de los proyectos de teatro social que desarrollan en la ciudad. La escuela de teatro está en el barrio de Santa Eulàlia, donde dan clase unos 170 alumnos de 3 a 87 años. Una de las más jóvenes es Duna, que a sus 14 años ya lleva seis actuando. "A mi hermano y a mí siempre nos habían llevado a ver espectáculos, y quise entrar porque me gustaba mucho", explica orgullosa de su evolución durante este tiempo. "Me gusta porque es una forma de expresarme y por la relación que mantienes con todos los que conoces aquí", relata la joven vecina.
Delgado define Plàudite Teatre como un lugar que permite acercarse al mundo del teatro, pero que no deja de ser "un espacio del barrio en el que hacer amigos". "También hemos logrado presentar a alumnos al Institut del Teatre", agrega. La entidad está formada por 10 actores –cinco hombres y cinco mujeres–, que tienen "perfil artístico, pero con formación pedagógica complementaria", recuerda Delgado. Empezaron en Pubilla Cases, siendo un grupo de personas a las que les interesaba el teatro y su ciudad, y ahora son un referente en el municipio. "Hemos crecido gracias a que la gente ha estado siempre a nuestro lado", dice satisfecha la directora de Plàudite. "Hace 20 años que nacimos y seguimos siendo un proyecto de futuro", reflexiona.
L’Excèntrica de Santa Coloma
En Santa Coloma de Gramenet, al otro lado del río Besòs, existe desde hace diez años otra de esas experiencias en las que las artes escénicas se ponen al servicio de los vecinos de barrios populares. Se trata de L’Excèntrica, un centro de formación teatral que, como recuerda Juanjo Marín, su director, fue creado para proporcionar formación "básica de calidad", pero que ha terminado consolidándose como referente cultural en la zona.
El proyecto va dirigido a niños, jóvenes y adultos en un sentido amplio. "Educar en las artes escénicas significa proporcionar cursos regulares con profesionales de primer orden, pero también ofrecer una red de actividades que redondeen esta formación", añade Marín. De hecho, el director de L’Excèntrica defiende que uno de los mayores éxitos del centro es, precisamente, "la capacidad de vincular a grandes profesionales del mundo de la escena con la ciudad; artistas que, de otra manera, no se hubieran acercado a Santa Coloma". Y es que en L’Excèntrica trabajan Moreno Bernardi, Andrés Corchero, Sol Picó, Josep Maria Miró y compañías como la Ruta 40.
Las iniciativas de L’Excèntrica cobran más sentido cuando se entienden en clave de ciudad. "Todas las propuestas, como el ciclo de cine mudo con música en directo o el proyecto de circo de Navidad, se hacen para cubrir necesidades culturales de Santa Coloma", explica Marín, quien añade que el centro de formación trata siempre de aprovechar los equipamientos de los que dispone el municipio, como el Auditori Can Roig i Torres o el Teatre Sagarra. La escuela colomense, sin embargo, ha creado también producciones teatrales que han trascendido su ámbito territorial y han hecho temporada en Barcelona. "Esto es muy importante para nosotros, porque acaba repercutiendo en nuestro centro, nuestra ciudad y nuestro alumnado y, por ello, somos un referente", asegura Marín.
Texto, música y cuerpo
La oferta de L’Excèntrica, que en la actualidad cuenta con 200 alumnos, tiene tres líneas de trabajo: texto, con cursos de teatro para niños, jóvenes y adultos; música, con teatro musical, técnica vocal y piano; y cursos de circo, danza contemporánea y esgrima, englobados en la línea del cuerpo. Estos últimos cursos, los dedicados al cuerpo, son el nexo de unión de L’Excèntrica con uno de los festivales más destacados de Santa Coloma: Passatge Insòlit. "El festival –que es uno de los más especiales del Estado, ya que recuerda a las ferias de finales de siglo XIX– y L’Excèntrica nacen de la misma asociación y compartimos equipos", detalla Marín. En la última edición de esta cita de arte callejero, celebrada en octubre, L’Excèntrica representó Duel, un espectáculo de 15 minutos que narraba la desconcertante peripecia de dos desconocidos atrapados por la fuerza de un duelo verbal y de esgrima. Una experiencia teatral con referencias literarias y cinematográficas.
Tanto L’Excèntrica como Plàudite nacieron para llenar un hueco en sus respectivos municipios. Años después se han convertido en referentes de formación y transformación social. "Si tuviéramos que cuantificar el impacto de L’Excèntrica en Santa Coloma, podríamos decir que cerca de 16.000 personas son alumnos o espectadores de nuestros proyectos durante el año", resume Marín.