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Castelldefels: las playas metropolitanas
Por El Quinze
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La playa de Castelldefels –formada en realidad por tres: la del Baixador, la de Lluminetes y la de la Pineda– mide casi cinco kilómetros de largo. Cinco kilómetros de arena fina y mar Mediterráneo que salvan la distancia entre el delta del Llobregat y el macizo del Garraf. Forma parte de la cuarentena de playas gestionadas por el Área Metropolitana de Barcelona en colaboración con los técnicos de cada municipio. Del ente supramunicipal depende que el litoral permanezca limpio y bien equipado a lo largo y ancho sus 30 kilómetros de playas y dos millones de metros cuadrados de superficie, de Montgat a Castelldefels, incluyendo Badalona, Sant Adrià de Besòs, Barcelona, el Prat de Llobregat, Viladecans y Gavà. Con 10,5 millones de usuarios cada año, las playas metropolitanas son uno de los espacios públicos de la conurbación más utilizados, sobre todo en verano, cuando el agua se llena de bañistas y colchonetas y en la arena proliferan toallas, pareos y sombrillas; personas de todas las edades tomando el sol o jugando algún partido improvisado de palas o de vóley. En Castelldefels –una población que hace décadas que vive del turismo–, los usuarios rodean los chiringuitos instalados cerca del agua, mientras que en tierra firme los clubes náuticos invitan a practicar actividades acuáticas. En algunas zonas resiste un ecosistema de dunas, muy apreciado por los ecologistas en tanto que fuente de biodiversidad.