Este artículo se publicó hace 5 años.
Las sicav han ganado más de 2.700 millones en cinco años, pero no han tributado ni 50
El patrimonio de este privilegiado vehículo de inversión, muy utilizado por las grandes fortunas, ronda los 28.000 millones de euros.
Vicente Clavero
Madrid-
Las sociedades de inversión colectiva de capital variable, las célebres sicav, han ganado más de 2.700 millones de euros en los últimos cinco años, según los datos que obran en poder de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Sin embargo, los impuestos que han pagado por esos beneficios no llegan a 50 millones, gracias a los beneficios fiscales que disfrutan y que les han convertido en el vehículo de inversión preferido por las grandes fortunas españolas.
A finales de 2018 aún había en nuestro país 2.712 sicav, con un patrimonio conjunto de 27.835,9 millones de euros y 416.029 socios, aunque en los últimos tiempos estas sociedades han experimentado un cierto retroceso, que se acentuó con la llegada al poder de Pedro Sánchez en junio de 2017, apoyado por formaciones políticas partidarias de suprimirlas o al menos reducir sus privilegios.
El año pasado no fue bueno para ellas, pues cerraron el ejercicio con unas pérdidas de 2.286,4 millones de euros, debido al mal comportamiento de la mayoría de los mercados en que tienen sus inversiones, básicamente como consecuencia de las incertidumbres generadas por la política comercial de Donald Trump. Pero si se hace balance de los cinco años transcurridos desde que España empezó a atisbar la recuperación, los resultados muestran un cariz muy diferente.
Las sicav ganaron dinero tanto en 2014, como en 2015, 2016 y 2017; en concreto, 5.023,9 millones de euros antes de impuestos, por lo que el saldo del quinquenio fue positivo en 2.737,5 millones, siempre según los datos que figuran en los registros de la CNMV. Eso supone una rentabilidad financiera acumulada cercana al 10%.
La principal ventaja fiscal de las sicav es que sus beneficios tributan por el Impuesto de Sociedades al 1%, en vez de al tipo general del 25%, y eso hace que paguen muy poco cuando cada año llega la hora de retratarse con Hacienda, comparado con el resto de las empresas. Su contribución conjunta a las arcas públicas entre 2014 y 2018 fue de sólo 47,9 millones; es decir, menos de dos euros por cada cien que ganaron.
La fiscalidad no es el único privilegio de las sicav, que tienen un funcionamiento más flexible que otras sociedades y, además, no están bajo la supervisión de la Agencia Tributaria, sino de la CNMV. Esta última situación iba a corregirse en los Presupuestos Generales para 2019 preparados por el Gobierno de Pedro Sánchez, que finalmente no prosperaron, dando lugar al adelanto de las elecciones generales.
Uno de los grandes reproches que se les hacen a las sicav es que a veces utilizan personas de paja, conocidos en el argot como “mariachis”, para cumplir con uno de sus requisitos fundamentales: contar al menos con cien socios (el otro es que el capital sea igual o superior a 2,4 millones de euros). Según los detractores de estas sociedades, dicha argucia sería empleada por grandes patrimonios para montar y mantener bajo control sus propias sicav.
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