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La patronal catalana del pequeño comercio augura problemas en el sector con la reducción de la jornada laboral

Pimec advierte de que se pondría en riesgo la viabilidad de más de la mitad de los establecimientos de proximidad de Catalunya. Más de un 70% de catalanes trabaja por encima de las 37,5 horas a la semana, según UGT, mientras los expertos alertan de los impactos en la salud por el exceso de presencialidad.

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Una dependienta trabajando en una frutería de Barcelona, imagen de archivo. David Zorrakino / Europa Press

Trabajar menos de forma progresiva, instaurar las medidas de forma escalonada y una jornada laboral de 37,5 horas semanales para dentro de tres años. Estas cláusulas, pactadas por el convenio del sector de las agencias de organizaciones de eventos, podrían ser un banco de pruebas en el marco de las negociaciones que tienen el Ministerio de Trabajo, la patronal y los sindicatos para establecer una reducción de la jornada laboral, que determine una media de 37,5 horas semanales.

Las posturas siguen muy enfrentadas. De hecho, en Catalunya la patronal Pimec Comerç advierte que la actual propuesta de reducción de jornada laboral pondría en riesgo la viabilidad de más de la mitad de los establecimientos de proximidad catalanes.

Por otro lado, el sindicato UGT Catalunya recuerda que siete de cada diez trabajadores todavía superan las 38 horas semanales de media en su jornada laboral. Para equilibrar estos intereses opuestos, algunos expertos en derecho laboral instan a reformar previamente otros aspectos que envuelven el mercado laboral, como la productividad o la regulación de la presencialidad en el puesto de trabajo antes de abordar definitivamente la reducción de la jornada laboral.

En una consulta realizada entre sus socios, asociaciones y gremios para valorar la percepción de la propuesta de la reducción de la jornada laboral, la patronal Pimec Comerç constata que, si se implementara la medida, un 38% de los comerciantes deberían aumentar los costes laborales, mientras que un 20% cree que disminuiría su facturación.

Además, un 67% de los establecimientos afirma que necesitarían contratar al menos a una persona a tiempo parcial si se implementara la reducción de la jornada laboral, un dato clave que pone en evidencia que las pymes del sector se verían obligadas a reorganizar de manera sustancial su plantilla, para mantener la calidad del servicio y el índice de productividad. Como petición a la Administración, demandan, en un 77% de los casos, una flexibilización y adaptación de la medida teniendo en cuenta la realidad de cada sector y la dimensión de las empresas.

El presidente de Pimec Comerç, Antoni Torres, precisa que la propuesta de reducción de jornada laboral debe afrontarse con una mirada de 360 ​​grados, ya que "el mercado de trabajo tiene otros retos que deben tenerse en cuenta para implementar esta medida". Torres añade que la actual propuesta de reducción de jornada "afectará a la solvencia y la competitividad de muchos de los establecimientos de proximidad y las empresas del sector". En este sentido, remarca que "será necesario contratar a más personal en un momento en que ya lo tenemos difícil para encontrar profesionales".

Lejos de la negociación colectiva

Pese al récord de empleo en Catalunya con 3,86 millones de personas trabajando, datos que se extraen de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, en su análisis, el sindicato UGT Catalunya avisa de que pese a las aparentes buenas cifras, "la precariedad persiste". Con relación a la jornada laboral, detalla que "aún es demasiado larga para más de siete de cada diez trabajadores catalanes".

Durante el tercer trimestre, la jornada laboral media efectiva para las personas con tiempo de dedicación completo fue de 38,6 horas. Curiosamente, un 71,6% de estas personas ha trabajado más de las 37,5 horas, uno de los objetivos de la negociación colectiva.

Los perfiles con jornadas laborales más largas incluyen a las mujeres que trabajan en el sector primario, donde a menudo las condiciones son precarias, así como a los hombres que se dedican al comercio y la hostelería y aquellos que están ocupados en el sector de transporte y logística. Todos estos grupos se ven afectados por jornadas que superan las 40 horas semanales, lo que no sólo empeora su calidad de vida, sino que también puede afectar a su salud física y mental.

Ante este escenario, UGT solicita "lograr acuerdos para la reducción y la racionalización de la jornada laboral, estableciendo las 37,5 horas como límite legal, luchando por las 35 y sin dejar de caminar hacia las 32 horas semanales". Por ello, pide priorizar la mejora de las condiciones laborales, con menos horas de trabajo y un salario adecuado como objetivo final.

Mesa de diálogo y productividad

Teniendo en cuenta que, desde hace casi cinco décadas, la jornada laboral estándar es de 40 horas semanales, el profesor colaborador de los estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC y experto en derecho laboral Miguel Arenas aboga por un cambio de paradigma.

"Primero debemos analizar a los trabajadores que están haciendo horas de más que, en el caso de las pymes, son los que peores condiciones tienen". Arenas defiende la importancia de articular cualquier cambio en la duración de la jornada laboral a través de una mesa de diálogo entre sindicatos, patronal y Administración. "En la esfera política, el acuerdo no parece posible por la correlación de fuerzas, ya que el Gobierno de coalición parece que no tendrá el apoyo de partidos como el PNV o Junts per Catalunya".

Desde el punto de vista técnico, Arenas pide gestionar el exceso de presentismo en el puesto de trabajo, que deriva en un incremento de los accidentes y peores condiciones laborales. El experto recuerda que, cada vez más, el puesto de trabajo se encuentra más lejos del domicilio, lo que provoca una mayor jornada de trabajo real. En este debate, exige a la patronal que acepte medidas como el control telemático del registro horario, que vaya acompañada de un sistema automático de sanciones.

Más allá de la reducción de la jornada laboral, los especialistas consideran prioritaria la mejora de la productividad y rebajar la precariedad. Hasta que se alcance este propósito, los expertos alertan de que los desmanes de horas trabajadas producen desconcierto y malestar laboral y personal.

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