Este artículo se publicó hace 3 años.
Las oposiciones, única salida laboral para muchos jóvenes y no tan jóvenes
La incertidumbre, la temporalidad y el paro juegan un papel fundamental para que muchos jóvenes y no tan jóvenes decidan opositar y enfrentarse a miles de candidatos con tal de conseguir un puesto estable.
Alejandra de la Fuente
Madrid-
El pasado fin de semana más de 24.000 personas se examinaban para cubrir 259 plazas de auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de Madrid y, tan solo unos días antes, el pasado 12 de septiembre, casi 150.000 personas se presentaron al examen de Correos para cubrir 3.381 puestos de personal laboral indefinido.
La incertidumbre, la temporalidad y el paro juegan un papel fundamental para que muchos jóvenes y no tan jóvenes decidan opositar y enfrentarse a miles de candidatos con tal de conseguir un puesto estable. De hecho, la crisis de la covid-19 ha elevado la edad media de los opositores pasando de 34 a 39 años, según el estudio de la plataforma de preparación de opositores OposiTest. El grueso de las personas que opositan tiene una edad comprendida entre los 26 y los 35 años. Aún así hay más del doble de personas de 36 a 50 años que estudian una oposición que jóvenes menores de 25 años: un 31% con respecto a un 14%. Son los mayores de 50 años los que menos estudian con un 7%, según datos del mismo estudio.
El centro preparador de oposiciones Masterd confirma estos datos. En su caso, las matrículas se han disparado desde la llegada de la pandemia. En 2019 tenían unos 31.000 alumnos activos en oposiciones, en 2020 el número ascendió a más de 38.000 y en lo que llevan de 2021 tienen más de 46.000 alumnos. Además, el centro explica a Público que, desde que terminó la crisis, ha notado un claro incremento en el número de alumnos. "Desde el 2015, todos los años se han cerrado con un 20% más de alumnos, hasta llegar a los más de 45.000 que tiene MasterD hoy en día. Se prevé que el próximo año haya más de 50.000", calculan.
Por su parte, el subdirector de SKR Preparadores, José María Casado, ha recordado que en la crisis de 2008 "la oferta de empleo público se estancó durante años, incluso se dejaron de convocar oposiciones en la mayoría de los ámbitos", mientras que en esta crisis la oferta se ha mantenido, incluso crecido.
En cuanto a los perfiles, Casado asegura que hay bastante variedad aunque dependen mucho del cuerpo o nivel que preparan. "Nosotros estamos especializados en oposiciones a la Administración General del Estado y preparamos desde el nivel más bajo, los auxiliares administrativos, hasta el cuerpo de mayor rango, los directivos públicos. Para el cuerpo superior se requiere titulación universitaria, el proceso selectivo tiene varios exámenes de gran dificultad y se necesitan varios años de preparación. ¿Quién se lo plantea? Generalmente recién licenciados o graduados con una vocación bastante firme y que suelen tener un respaldo económico de sus padres. En el polo opuesto tenemos a los auxiliares y los administrativos, que solo necesitan tener graduado escolar o bachillerato, respectivamente, y pueden aprobar el examen (un único tipo test) en unos meses. Una opción muy atractiva para gente de más de 35 años que está harta de la inestabilidad y las escasas opciones de crecimiento del sector privado, en su gran mayoría, mujeres", explica.
Lo cierto es que son muchas las personas que están intentando salir de la precariedad laboral estudiando una oposición, desde jóvenes que ven un futuro incierto, hasta personas mayores de 45 y 50 años que no consiguen un hueco en la empresa privada, pasando por personas de más de 30 que han intentado trabajar en la empresa privada y esta sólo les ha ofrecido inestabilidad y precariedad laboral.
Jóvenes con una elevada tasa de paro
Aitana tiene 23 años y estudió el grado de Psicología y un máster en Criminología y Seguridad y, al terminar sus estudios, una amiga le habló de la posibilidad de opositar para la Generalitat Valenciana en la rama jurídica, que era la especialidad que más le gustaba y, desde entonces está preparándose las oposiciones.
"Yo tenía claro que no quería estudiar el PIR (formación para ser Psicólogo Interno Residente) porque requiere mucho esfuerzo para no tener un buen trabajo, ya que atender a la salud mental en la sanidad pública es una locura y sé que yo no podría aguantarlo mentalmente. Además, trabajar por lo privado es muy difícil porque hay mucha competencia, por eso me puse a estudiar la oposición", explica.
La joven cuenta que ha intentado meterse en la empresa privada sin éxito pese a sus esfuerzos de conseguir un trabajo. "El año pasado no paré de echar currículums y, aunque para tener 23 años tengo un currículum muy bueno, no he conseguido trabajo. Es más, en algunos sitios ni tan si quiera me respondían…", lamenta.
Aitana asegura a Público que la precariedad laboral, la inestabilidad y el paro son seña de identidad entre las personas de su edad, incluso más mayores. "Tengo un amigo que estudió conmigo la carrera que está cobrando 9 euros la hora en una clínica privada, cuando la clínica cobra a sus pacientes 45 euros la hora, por ejemplo. Hay gente que conozco que también se plantean estudiar oposiciones para tener un trabajo estable, la verdad", finaliza.
Tras sufrir abusos, temporalidad y paro deciden opositar
Pablo tiene 29 años y lleva dos años preparándose la oposición de archivos tras probar suerte en la empresa privada. Nunca ha conseguido un contrato indefinido con una jornada completa y ha sobrevivido durante años cobrando unos 700 euros mensuales y con ayuda de sus padres.
"He trabajado como buzoneador de Telepizza y hace años me concedieron una beca en la Universidad Autónoma para trabajar como community manager a media jornada. Hace tres años me contrataron en una conocida empresa de turismo para vender tickets de viaje a los turistas también a media jornada. Con la llegada del coronavirus me metieron en un ERTE y eso me ha permitido poder estudiar mucho más, aunque antes ya estaba estudiando la oposición mientras combinaba estudio y trabajo", asegura.
Pablo asegura a Público que decidió estudiar una oposición porque no encontraba trabajos estables en la empresa privada. "Una oposición te proporciona un salario digno, una estabilidad, te permite trabajar en algo que te gusta y además te deja tiempo para otras cosas", cuenta.
Mayores de 45 años, la otra cara de la moneda
Fernando tiene 48 años y siempre ha trabajado en las ramas de administración e informática. Hace cuatro años, su empresa entró en un concurso de acreedores y, al verse tan cerca del paro, decidió estudiar una oposición para conseguir un trabajo y una estabilidad económica.
"Me daba miedo que, si me quedaba sin trabajo, tuviera problemas a la hora de acceder a otro empleo. Sabía que iba a ser complicado y más en el momento en el que me encontraba, porque si esto me llega a pasar hace bastantes años seguramente no hubiese tenido tanto problema, pero ahora tal y como está la cosa lo veía difícil, la verdad", explica a Público. Además, Fernando combinó el estudio de su oposición con su trabajo. "Lo hacía como podía, por ejemplo para un examen que era importante tuve que pedir una semana de vacaciones en el trabajo para poder estudiar", cuenta.
En la actualidad sigue trabajando en la empresa privada, al pasar de su anterior empresa a otra que surgió de "sus cenizas" y sigue con la misma antigüedad y sueldo que en la empresa anterior.
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