Este artículo se publicó hace 4 años.
"Tengo miedo, pero hay que trabajar para poder comer": la realidad de los que no pueden quedarse en casa
El aumento de contagios y muertes, sumado a un escaso equipo de protección individual, está provocando mucho miedo en aquellos que tienen que salir cada día de casa para trabajar porque necesitan seguir llevando dinero a sus hogares. Estos son los testimonios de varios afectados.
Alejandra de la Fuente
Madrid--Actualizado a
Hace una semana desde que se acordó el estado de alarma, pero desde el pasado martes 10 de marzo son muchos los mensajes de políticos y ciudadanos en los que se pide a la población que se quede en casa.
Con los días se ha visto cómo este llamamiento ha calado y son muchas las personas que han hecho caso, pero no todo el mundo tiene la opción de no salir a la calle y así salvaguardar su salud y la de los demás.
Además, el aumento de contagios y muertes, sumado a un escaso equipo de protección individual, está provocando mucho miedo en los trabajadores que tienen que salir a la calle cada día para trabajar porque necesitan seguir llevando dinero a sus hogares.
Raúl. Andalucía. Vigilante de Seguridad.
"Yo tengo que pagar un alquiler y por eso tengo que trabajar sí o sí, pero llevo días diciendo que hubiese preferido que me hubiesen hecho un ERTE. La empresa no nos ha proporcionado mascarillas, sólo guantes y tenemos que estar en las puertas de supermercados y bancos vigilando que la gente entre por turnos", cuenta.
"Yo tengo miedo, hay días en los que me cuesta dormir porque sólo pienso en lo que me voy a encontrar a la mañana y, a veces, me pregunto si me compensa someterme a este riesgo por menos de 900 euros al mes".
Robert. Catalunya. Cajero.
"Si no tuviese que pagar el alquiler y las facturas no trabajaría en esta situación. No tenemos ninguna medida de seguridad, los guantes que utilizamos son de la carnicería y las mascarillas nos las trajo una vecina, enfermera jubilada, pero siempre usamos las mismas. Hace un par de días, otra vecina nos trajo gorros desechables que tenía en su casa", explica.
"Aquí hay mucho, mucho miedo. Nuestro supermercado está en un pueblo de 9.000 habitantes y sí que hay desabastecimiento. La gente nos trata fatal y entre el miedo y el trato, cuando acaba la jornada todos los empleados acabamos llorando".
Mario. Madrid. Amazon.
"Nosotros tenemos seis compañeros positivos, treinta y tres en cuarentena por contacto y ochenta en cuarentena por acercamiento. Aquí, en la planta de San Fernando de Henares somos 2.750 trabajadores, todos con muchísimo miedo y con muy poca protección. Para que te hagas una idea, ninguno de nosotros usamos guantes ni mascarilla y la limpieza se hace con Sanitol", cuenta.
"Nosotros usamos recipientes de plástico para meter el material que va llegando y eso no lo limpia nadie. Para que te hagas una idea, la primera persona que dio positivo se dedicaba a colocar los materiales en las estantería. Hay que tener en cuenta que esta gente toca más de 2.000 productos al día y nadie desinfectó estos productos", cuenta.
"Aquí hay mucho miedo, la gente viene a trabajar por necesidad, pero también hay gente que ha decidido darse de baja de forma no retribuida con tal de no venir aquí. Ya te digo que la gente que viene, viene porque tiene que comer…".
Carmen. Valencia. Limpiadora.
"Ojalá no tuviese que trabajar, de verdad lo digo. Tengo mucho, mucho miedo y me gustaría estar en casa con mi familia, pero no tengo más opción que trabajar. Yo ya no soy ninguna chavala y eso me aterra, también pienso mucho en que puedo contagiar a mi marido y a mis hijos. Soy yo la que lleva el material, me he comprado unos guantes en el súper y con eso voy tirando. No tengo mascarillas y uso el gorro de ducha cuando entro a limpiar. Sólo lo hago por mis hijos y porque no tengo más remedio".
Rosa María. Galicia. Promotora.
"Trabajo de promotora en supermercado. Me encargo de repartir productos a los clientes para que los prueben. Ahora mismo estoy con una mascarilla que me ha dejado mi novio y uso los guantes que vienen en la caja del tinte del pelo para protegerme. La verdad que miedo como tal no tengo, pero sí mucho respeto. Hay momentos en los que pienso para mis adentros en que me puedo contagiar, pero tengo trabajar para llevar comida a mi casa", explica.
Como ellos son muchos los trabajadores que están deseando quedarse en casa, pero que no pueden porque tienen que elegir entre su salud y poder comer.
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