Enagás pretende construir tres nuevos gasoductos con la intención de garantizar el suministro de Europa y disminuir la dependencia de Rusia tras el estallido de la guerra en Ucrania. La compañía plantea así una nueva interconexión con Portugal; otra pirenaica para unir la península ibérica con Francia; y otra infraestructura submarina para bombear gas hacia y desde Italia. Todas estas instalaciones estarán preparadas para transportar hidrógeno verde, por lo que estas obras, según la visión de la empresa, no irían en contra de los objetivos de transición energética europeos, a pesar de que todavía existen dudas a cerca de la rentabilidad de este tipo de combustible.

Para construir estos tres gasoductos, la Empresa Nacional de Gas estima una inversión de 4.755 millones de euros para la próxima década, según su Plan Estratégico 2022-2030 presentado este martes. De esta cantidad, al menos 1.980 millones de euros están presupuestados para levantar las tres infraestructuras gasistas, siendo el gasoducto submarino hacia la península transalpina la que cope la mayor parte de la inversión mil millonaria. 

La construcción de los gasoductos, apunta Enagás, se enmarca dentro del plan de seguridad de suministro europeo, la estrategia REPowerUE, con la que se pretenden mejorar las interconexiones del continente para dar la espalda al gas ruso. 

Las infraestructuras, no obstante, sólo han sido planificadas por Enagás y todavía deben ser analizadas y posteriormente autorizadas por las diferentes Administraciones competentes. Se espera que, además, los proyectos puedan recibir ayudas de entre el 30% y el 40%, ya que se pretende que los gasoductos se orienten al transporte de los denominaos gases renovables y de hidrógeno verde, combustibles incluidos dentro de los planes de transición energética de Europa. 

El plan presentado por Enagás, de hecho, incluye un gasto de 850 millones de euros destinados a adaptar las infraestructuras existentes en España para que sean compatibles con el transporte de un mínimo de 3% de hidrógeno verde, el límite marcado por la normativa europea. También se proyectan, dentro de estas inversiones, obras para adecuar la planta regasificadora de El Musel, en Gijón, un proyecto que lleva años en el punto de mira de los colectivos ecologistas que reclaman el cierre definitivo de esta y del resto de centrales para apostarlo todo a la electrificación de la energía. 

"La gran mayoría de las inversiones que contemplamos en este Plan Estratégico tienen un modelo de negocio regulado o que será regulado en un futuro próximo, o bien contarán con contratos que garanticen una seguridad sobre los retornos comparable a la de la actividad regulada", ha dicho Arturo Gonzalo, consejero delegado de Enagás.

El anuncio de construir estas tres nuevas infraestructuras llega una semana después de que el Parlamento Europeo aprobase la inclusión del gas (y la energía nuclear) dentro de la taxonomía verde. Una reforma que permitirá que gasoductos y plantas regasificadoras se beneficien de las ayudas para la transición energética que hasta ahora se limitaban a los proyectos renovables. La medida impulsada por Bruselas plantea como condición que este tipo de obras se adapten para el uso futuro de gases renovables e hidrógeno verde, algo que Enagás garantiza en la estrategia anunciada este martes.