Este artículo se publicó hace 16 años.
Inglaterra pide el veto formal a Montmeló
Los insultos a Hamilton amenazan la F1 en España
Fueron unos pocos, pero sus deplorables gritos racistas contra Lewis Hamilton el pasado sábado, durante la segunda sesión de entrenamientos celebrados en el circuito de Montmeló, han resonado en todo el mundo y amenazan el futuro del Gran Premio de España que se celebra desde 1991 en Montmeló y cuya continuidad estaba asegurada hasta 2016 después de la ampliación del contrato con Bernie Ecclestone, presidente de Fórmula 1, acordada el pasado mes de mayo en Barcelona.
El Gobierno británico reaccionó ayer con furia. El secretario de Estado de Deporte, Gerry Sutcliffe, se comunicó por carta con su homólogo español para expresarle "nuestra continúa inquietud por el racismo sufrido por nuestros deportistas". Sutcliffe recordó que "no es la primera vez que el deporte británico aguanta insultos de la afición española". Jugadores de la selección de fútbol inglesa y el ahora delantero del Barcelona, Thierry Henry, han sufrido incidentes similares en estadios españoles.
"Me alarman esas imágenes enfermizas. ¿Cómo se pudo permitir la entrada en el circuito de aficionados vestidos de esa manera?", dijo ayer el político laborista. Se refería a fotografías de un grupo de seguidores que lucían la cara ennegrecida, pelucas afro y camisetas con la leyenda redactada en un mal inglés: Hamilton Familly. Las humillantes imágenes se volcaron en la web pittpass.com y ayer se reprodujeron en la prensa británica.
Clamor en la prensa inglesa
En su nota de protesta, el responsable gubernamental deja entrever su oposición al circuito catalán como sede de una carrera del Mundial de Fórmula 1 y confirma que solicitará una explicación sobre las medidas que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) adopte en respuesta al incidente.
También el diario The Sun pidió ayer un categórico castigo para el circuito barcelonés. "Si la FIA no actúa, los únicos ganadores serán los racistas", advertía el editorial del rotativo sensacionalista. "Las consecuencias para los aficionados españoles pueden ser muy serias si no se logra controlar a la extrema minoría cuyo vergonzoso comportamiento plaga el deporte español, notablemente el fútbol, en los últimos años", escribió también Alan Henry en The Guardian.
David Tremayne recordaba ayer en The Independent que Hamilton siempre intenta hacer caso omiso de los ataques racistas, además de restarle importancia al honor que supone ser el primer piloto afrocaribeño estrella de este deporte.
Consciente de la nula permisividad de la Fórmula 1 y la FIA respecto a cualquier episodio racista, los responsables del circuito catalán se aprestaron a redactar ayer un contundente comunicado en el que aseguraba que "no permitirá que el más mínimo incidente se repita en sus instalaciones". Y advierte: "En el caso de sanciones, el Circuito de Catalunya se reserva la posibilidad de emprender acciones judiciales contra los causantes de los incidentes, sea cual sea su dimensión".
En una intensa jornada de notas oficiales, el Consejo Superior de Deportes (CSD), expresó "su enérgica condena" y agregó "su decidida voluntad de actuar con todos los medios a su alcance contra las actitudes racistas y xenófobas en las competiciones deportivas".
El descomunal escándalo salpica, de refilón, al Gran Premio de Europa, la segunda cita española con la Fórmula 1 en 2008 que se disputará en Valencia.
Responsables de la organización de esta carrera, nueva en el calendario, manifestaron que los insultos racistas "son inadmisibles", informa Salva Torres. Asimismo, aseguran que "eso no va a suceder" en la carrera de Valencia, y que, en cualquier caso, "se tomarán las medidas oportunas" para que no ocurra. "Si hay alguna pancarta ofensiva se retirará", dicen. Y si algún aficionado se excede, "será expulsado del circuito", que fue lo que hicieron el sábado los responsables del circuito de Montmeló con, al menos, dos personas.
El GP de Europa discurre por un trazado urbano, está comprometido hasta 2014 y este año se celebrará el 24 de agosto, en pleno verano y cuando la temporada estará en su momento cumbre. Los organizadores no quieren que les pille desprevenidos un escenario en el que Hamilton y Alonso puedan llegar igualados a o con escasos puntos de diferencia en la clasificación. Fomentarán el apoyo al español, pero no permitirán acoso alguno al inglés.
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