El Getafe empata frente al Racing y se clasifica para la final

El Getafe disputará su segunda final de Copa del Rey consecutiva, tras empatar (1-1) con el Racing en el partido de vuelta, que se puso de cara pronto para los cántabros con un gol de Munitis, pero que acabó en empate al marcar Casquero al continuar una jugada sin echar el balón fuera, cuando Garay había caído lesionado.

El ex racinguista acabó así con el agobio al que se estaba viendo sometido su equipo por un Racing que le estaba asediando en busca de un segundo gol que hubiera dado la vuelta a la eliminatria.

Los Campos de Sport se llenaron para presenciar este partido en el que el conjunto cántabro tenía su primera oportunidad, en 95 años de historia, de acceder a la final de la Copa, un torneo en el que tradicionalmente caía a las primeras de cambio y en el que este año los hombres de Marcelino han ofrecido su mejor cara.

Para estar en la final del Bernabeu partía como favorito el Getafe, que llegaba a Santander con dos goles de ventaja (3-1) de un partido de ida en el que ganó porque fue mejor que el Racing y se postuló para ser finalista por segundo año consecutivo.

Para sorprender a un rival que en menos de un mes le ha ganado dos partidos al Racing, Marcelino alineó su equipo de gala, salvo el guardameta Toño, que se "autoexcluyó" el pasado domingo para este histórico duelo por una agresión que le supuso una roja directa.

La necesidad de marcar y el apoyo de una grada que nadie recuerda haber visto tan entregada en el Sardinero dio alas a un Racing que encerró al Getafe en los primeros minutos y que sólo necesitó seis minutos para abrir el marcador.

El talismán de los cántabros, Pedro Munitis, marcó a la salida de un córner, al rematar un servicio raso y horizontal de Jorge López.

El gol revolucionó aún más al Racing, que quería aprovecharse de que el Getafe parecía estar "tocado" y eso le pudo costar caro en dos contragolpes que culminaron Uche y Pablo Hernández, con sendos disparos ante los que se empleó bien Coltorti.

Esas dos ocasiones, unidas a un remate a placer de cabeza de Belenguer, en jugada de estrategia, al menos le sirvieron al Getafe para sacudirse el agobio a que se estaban viendo sometidos y cogerle el pulso al partido.

El Racing entraba bien por las bandas y así Jorge López tuvo dos buenas ocasiones, a sendos pases de Tchité, quien también tuvo oportunidad de batir a Ustari. Quedaba más de una hora y entre los dos equipos ya sumaban diez ocasiones bastante claras, jugando como si al partido le quedaran pocos minutos.

Antes del descanso el Getafe sufría un nuevo contratiempo al caer lesionado Pablo Hernández, cuando, en una jugada fortuita, Ayoze le cayó sobre el tobillo.

Pero al menos se salvaron de lo que parecía iba a ser el segundo gol del Racing, ya que Tchité remató alto, sólo ante Ustari y dentro del área pequeña, sin oposición de ningún defensa. Y si esa ocasión fue clara igual o más lo fue la que tuvo Colsa, al empezar el segundo periodo, cuando se entretuvo demasiado ante Ustari, que estaba "vendido".

El Racing seguía muy metido en un partido que se iba endureciendo a medida que las fuerzas iban menguando. Por su parte, el Getafe se replegaba para defender un resultado que le beneficiaba, pero las ocasiones seguían menudeando, algunas de ellas muy claras como el remate de Tchité que se fue lamiendo la escuadra.

A falta de 20 minutos, con el Getafe ya jugando sólo a la contra, Marcelino sentó a Munitis y sacó a Smolarek para tratar de aprovechar la frescura y velocidad del polaco.

Y, diez minutos después, el Racing se quedaba con diez al ser expulsado Serrano, que cortó un contragolpe con una falta muy clara que le supuso la segunda cartulina amarilla (la primera había sido poco antes por protestar).

La eliminatoria se decantó a favor del Getafe con un gol de Casquero que causó la indignación de los cántabros. Garay cayó lesionado y mientras Uche reclamaba a sus compañeros que echaran el balón fuera, éstos lo jugaron y el ex racinguista batió a Coltori.

Casquero esperó el pitido final a pocos metros del túnel de vestuario y cuando sonó el silbato salió corriendo para eludir el "calentón" de sus antiguos compañeros y de una grada que no paró de recriminarle su acción.