El fútbol femenino pende de un hilo a falta de cambios más profundos en la RFEF
Liga de Naciones, Juegos Olímpicos y el futuro de las jugadoras de la selección y gran parte de su proyección internacional y mediática en España, en juego ante el inmovilismo de la RFEF a la hora de acometer los cambios que exigen las futbolistas.
Madrid--Actualizado a
La postura de 39 jugadoras, entre ellas 21 de las 23 campeonas del mundo, de no volver a la selección mientras no se produzcan los cambios que exigen en la Federación Española de Fútbol (RFEF) sigue sin solución cuando faltan apenas cuatro días para el partido ante Suecia en Gotemburgo, correspondiente a la primera jornada de la Liga de Naciones, clasificatoria para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Las campeonas en Sídney, salvo las madridistas Athenea del Castillo y Claudia Zornoza –que ha presentado su renuncia a la selección–, y otro nutrido grupo de futbolistas, exigieron el viernes en un comunicado que, pese a la salida de Vilda y de Luis Rubiales como presidente de la RFEF, aún debía de producirse una reestructuración del organigrama del fútbol femenino, del gabinete de la presidencia y de la secretaría general, del área de comunicación y marketing y de la dirección de integridad.
Tras la misiva hecha pública por las jugadoras, la RFEF ha pospuesto en varias ocasiones el anuncio de la convocatoria de la nueva seleccionadora, Montse Tomé, para los partidos de la Liga de Naciones, encuentros clave si la Roja quiere estar por primera vez en una cita olímpica. Tomé aún no ha sido presentada ni ha podido ofrecer la lista de convocadas.
El inmovilismo de la RFEF a la hora de acometer los cambios exigidos y la exposición mediática a las que se ven sometidas las jugadoras está suponiendo un elevado coste para las deportistas y, por extensión, para el fútbol femenino español. Una importante factura para una generación de futbolistas que han llevado a la Roja a lo más alto hace apenas un mes.
Un nuevo pulso
La actual crisis –interrumpida por una memorable actuación en Sídney– se remonta en realidad a hace un año. Entonces las futbolistas perdieron el primer combate y sus reclamaciones no fueron respetadas ni escuchadas. Apenas 12 meses después, una estrella sobre el escudo y un beso no consentido han servido para que las deportistas reanuden sus requerimientos que, en esencia, consisten en un cambio profundo en las estructuras del fútbol español.
Las salidas de Rubiales y Vilda no son suficientes. Quieren más cambios en el seno de la RFEF. Como por ejemplo un nuevo organigrama del fútbol femenino, uno que se asemeje a la estructura masculina y que contemple una dirección deportiva y una coordinación de las categorías inferiores.
Uno de los anhelos de las jugadoras que está generando mayor firrición en la negociación es, según publica El País, la salida del secretario general Andreu Camps. Se trata de una reclamación que cuenta con la resistencia de la Federación, no en vano Camps es uno de los responsables con mayor peso específico en la estructura actual del fútbol femenino.
A buen seguro las futbolistas no olvidan que Camps –mano derecha en la sombra de Luis Rubiales– se negó en su día a que las jugadoras lucieran en la espalda sus nombres, como sí sucede en el fútbol masculino. Este directivo, tal y como publicó en su día El Confidencial, alegó como motivo que suponía mucho gasto.
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