En la Barcelona de 1944 circulaban muchas personas como Andrea, la protagonista de Nada, una novela que, en opinión de Emili Rosales, director editorial de Destino y Grup62, "inauguró la novela intimista o si quieres existencialista en España".

Carmen Laforet tenía 23 años cuando ganó la primera edición del Premio Nadal, el galardón literario en castellano más veterano de España y que este 2024 celebra 80 años. "¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres y el alcance de sus palabras?", se pregunta Andrea, la joven estudiante a través de la cual Laforet plasma la Barcelona triste y pobre de posguerra.

De hecho, como sostiene Rosales, el premio se pensó para "poner la literatura en el centro de la sociedad en un momento en que la gente básicamente se esforzaba por sobrevivir y la literatura era un hecho marginal".

En aquellos tiempos de vigoroso franquismo, la idea de presentar una novela ganadora garantizando su publicación y el eco de los medios de comunicación era una manera de esquivar la censura. Y eso lo tuvieron muy presente la gente de Destino, que, inspirándose en el Premi Crexells del Ateneu Barcelonès, crearon un galardón que lleva el nombre del periodista leridano Eugeni Nadal, fallecido prematuramente a los 27 años y que había sido redactor jefe de la revista.

Este 6 de enero hace ochenta años que el Café Suizo de las Ramblas de Barcelona acogió el primer Premio Nadal; en 1949 se trasladó al Glaciar, el popular bar de la plaza Reial; y desde 1958 reside en el antiguo Hotel Ritz -el actual Palace-, que acoge la primera velada literaria del año, donde aparte del Premio Nadal, que premia novelas en castellano, también se entrega dese el 1968 el Premi Pla, que distingue novelas en catalán. El primero, dotado actualmente con 30.000 euros, y el segundo, con 10.000 y la publicación de las obras premiadas.

Salvando la excepcionalidad de la pandemia, la convocatoria de la noche del Nadal es inamovible desde 1958: el 6 de enero por la noche, mismo lugar y misma hora, y con la elegancia y estilo que caracterizan el encuentro. Copa de cava de bienvenida, cena, entrega de premios y opción de quedarse manteniendo conversación y alargando la cita.

El premio se ha hecho fuerte acumulando historia y prestigio, aunque como admite Rosales "no todos los libros galardonados son obras maestras, en 80 años es muy difícil, pero esto forma parte del juego, un premio debe arriesgar para poder tener grandes momentos". Y llega con el vigor literario en plena forma como demuestran los 997 manuscritos presentados en su última edición.

Repasando el listado de las obras ganadoras, hay momentos brillantes, y es incontestable que el Nadal consigue impulsar carreras de escritores y crear tendencias. "En los años 50 y 60 nos encontramos con la novela social, en la Transición de los 70 y los 80 escriben la crónica de un país que está cambiando y en los últimos 20 años vemos cómo el Premio Nadal, lo mismo que todo el entorno literario, bendice la novela negra, y el noir, con nombres como Lorenzo Silva o Alicia Giménez Bartlett.

Entre la nómina de los autores ganadores del Nadal se encuentran Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada (1947); Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama (1955); Álvaro Cunqueiro con El hombre que se parecía a Orestes (1968); Francisco Umbral con Las ninfas (1975); Rafael Argullol con La razón del mal (1993); Francisco Casavella con Lo que sé de los vampiros (2003), y Alejandro Palomas con Un amor (2018), entre otros.

Hasta el momento, sólo un total de 18 mujeres fueron distinguidas con este galardón, la primera, la ya citada Carmen Laforet. También lo ha sido Carmen Martín Gaite con Entre visillos (1957), Ana María Matute con Primera memoria (1959), y después pasaron 21 años hasta que la asturiana Carmen Gómez Ojea lo mereció con Cantiga de Agüero.

Justo este 6 de enero del 2024 hace 30 años Rosa Regàs ganó el Nadal con Azul, una novela sobre la relación pasional entre una periodista casada de vida complicada y un chico más joven. Regàs, que este pasado mes de noviembre ha celebrado 90 años, recuerda la noche que ganó el Nadal como "una de las más maravillosas" de su vida. Entonces, acababa de regresar de Ginebra y el premio le permitió empezar una nueva vida.

En 2009 Maruja Torres se llevó el galardón con Esperadme en el cielo con una obra emotiva donde fabulaba sobre el reencuentro entre Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán. Y Najat El Hachmi en el 2021 ganó el Nadal con El lunes nos querrán, una novela comprometida y feminista sobre la libertad, y que invita a atrevernos a ser quienes somos.

"El Nadal me permitió llegar a muchos más lectores, pero también incorporarme a una tradición literaria que también ha formado parte de mi formación aunque había crecido interiorizando la idea de que se debe elegir", cuenta Natja El Hachmi.

"En este sentido vivo mucho más integrada, más reconciliada conmigo misma reconociendo la importancia de autoras como Laforet", considera la escritora.

"La literatura es quizás uno de los pocos terrenos en los que aún no se han instalado las actitudes excluyentes y mientras sea así será un espacio de libertad", afirma la autora catalana, que también destaca el momento difícil en el que recibió el prestigioso premio literario: "Como lo gané en pandemia fue un impulso muy potente para seguir adelante en tiempos de mucha incertidumbre".