Este artículo se publicó hace 16 años.
«Los grupos españoles tienen miedo a sacar algo de la nada»
Músico. Artista polifacético de culto y extremo, Javier Crocobado presenta hoy en Madrid un recopilatorio con sus mejores canciones
Anís, vino tinto o cerveza. De esos tres, pídeme lo que quieras”, le dice Javier Corcobado a su jefa de prensa mientras ésta se dirige a la barra. Corcobado está suelto y animado: se encuentra ante uno de sus grandes años. Tras recopilar en 2007 poemas –Yo quisiera ser un perro. Poesía completa 1991-2007 (ElGaviero)– y música –Canciones insolubles 1989-2006 (DRO)–, para 2008 prepara una serie de conciertos que se inicia hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Por si fuera poco, en febrero presenta en la capital la obra de teatro Agrio beso, junto al dramaturgo Juan Navarro.
¿Por qué este recopilatorio?
A principios de esta década, DRO sacó un recopilatorio de mi carrera sin consultarme. Yo estaba en México y cuando volví a España, me lo encontré publicado. La edición no me convenció y era necesario sacar un recopilatorio supervisado por mí.
En la biografía de tu web, defines el disco ‘Corcobator’ como desafortunado. No es habitual esa autocrítica en los artistas.
Sí, desafortunado por ser un disco que está hecho en unas condiciones poco saludables. En aquella época, vivía una soledad no elegida, arrastrando enfermedades y cansancio. Casi 20 años grabando un disco al año con su consiguiente gira. Sin embargo, tiene tres de las mejores canciones que he hecho en mi vida: En el bosque, Dame un beso de cianuro y Coches de choque.
¿Qué hace que una canción sea mejor que otra?
En primer lugar, la belleza que pueda transmitir. En segundo lugar, la emoción. Y después, que posea cierto toque de comedia, aunque el tema que se trate en la canción sea muy dramático.
¿Qué te llevó al rock experimental a mediados de los 80 en un país donde nadie lo hacía?
Yo empecé a hacer ruido de una forma visceral, como una especie de ataque contra la armonía de las canciones pop y la música clásica.
¿Cuáles eran tus referentes?
Me marcó muchísimo Suicide. También bandas como James Chance & The Contortions, The Pop Group, DNA, Felt... Empecé a utilizar las disonancias y el grito; comencé a gritar sin ningún tipo de pudor.
¿Por qué has evolucionado hacia patrones más sencillos?
Toda evolución tiene que ir hacia la sencillez. Pero es muy difícil lograr esa sencillez porque llenar los espacios vacíos es un vicio, es como el macho que quiere llenar a la hembra.
¿Podrías explicar por qué haces canciones?
Voy buscando la canción perfecta, una que quede en la memoria. Y para vivir. Para vivir, necesito cantar.
¿Te refieres económicamente?
También. Hace años que decidí que sólo iba a escribir y cantar. Preferiría morirme de hambre a ser director de un departamento de... algo.
¿Te consideras más músico, poeta, dramaturgo...?
Todo es lo mismo. Todo parte del acto irrefrenable de tener que crear y no sabes muy bien por qué. Es ese impulso, que es mejor no analizar, sino dejarte llevar por él. Y para ello tienes que tener mucho control sobre ti mismo.
¿A qué te refieres?
Que puedes tener ideas geniales y no llevarlas nunca a cabo. Hay gente que tiene el impulso, pero no el autocontrol ni la autodisciplina.
¿Te has sentido incomprendido en España?
Sí, sobre todo al principio, cuando tenía 19 ó 20 años. De todas formas, he aprendido a que esa incomprensión juegue a mi favor. Ahora también me siento incomprendido, pero me da igual, ya no me afecta.
Hace poco dijiste que preferías a Agustín Lara antes que a Bob Dylan. ¿Iba en serio?
Totalmente. Agustín Lara es un compositor de canciones populares enorme; Bob Dylan, también. Pero a mí, quizás por la música que escuché en mi niñez, me llega más Lara. Yo escucho Noche de Ronda y los huesos se me deshacen de emoción.
¿Es Lara una de las víctimas de la colonización anglosajona de la música moderna en España?
Por supuesto. Sólo tienes que ver cómo cantan los grupos de pop rock en español: le dan un aire al castellano como si cantaran en inglés. Eso es lamentable. Hay que hacer caso a Agustín Lara. Hay que encajar el castellano en la música pop como exige el castellano. Los grupos españoles tienen miedo a sacar algo de la nada.
Sobre tu faceta de escritor, ¿qué quieres decir con el título de tu novela, ‘El amor no está en el tiempo’?
No hay una explicación concreta. Yo creo que el amor no debe estar en algo tan prosaico como el tiempo.
Y ‘Agrio beso’, la obra teatral, ¿cómo surge?
Fue una idea de Juan Navarro, que me propuso hacer esta obra a partir del título de mi primer disco en solitario. Incluye canciones de ese disco y canciones nuevas para la obra. El eje sobre el que gira es el suicidio en el rock and roll.
¿Qué interés encuentras en el suicidio?
Es la constatación de la libertad plena. Tú tienes derecho a decidir cómo morir, ya que no pudiste decidir cómo nacer.
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