María Lerín, autora de '¿Y si te comes la magdalena?': "La sociedad brinda más beneficios a las delgadas que a las gordas"
Esta psicoterapeuta advierte que nuestro día a día está lleno de mensajes tóxicos desde la televisión, las redes sociales o las revistas que hacen que dudes de lo que comes.
Madrid--Actualizado a
"No eres la forma de tu cuerpo" es el principal mensaje que la psicoterapeuta especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria, María Lerín, quiere transmitir con la publicación de su nuevo libro ¿Y si te comes la magdalena? (editorial Inuk Books), una guía para convivir con tu aspecto físico. La publicación incluye consejos prácticos para combatir las presiones estéticas y la gordofobia, además de recuperar una buena relación con la comida.
Esta especialista reconoce a Público que nuestro día a día está lleno de mensajes tóxicos desde la televisión, las redes sociales o las revistas que hacen que dudes de lo que comes. Según explica, "en busca del cuerpo perfecto empiezas a probar varias dietas, pero los resultados tan deseados no llegan nunca".
María Lerín considera que los mensajes tóxicos de las redes sociales no son la única causa de la mala relación con la comida y con el cuerpo. "Han aumentado cada vez más los factores de riesgo", insiste. Reconoce también que la gordofobia afecta a los hombres, pero en mayor medida a las mujeres.
Cultura de la dieta
"La cultura de la dieta nos ha jugado a todos una mala pasada", afirma esta especialista. Lerín se refiere con este concepto al momento en el que "la sociedad brinda más beneficios a las personas delgadas y normativas que a las gordas o no normativas".
"La sociedad brinda más beneficios a las personas delgadas y normativas que a las gordas"
La psicóloga opina que la dieta esconde el interés por encajar, rebelarte, ganar aceptación, sentirte capaz de conseguir algo o hacer que tus padres se sientan orgullosos de ti. "Vas al nutricionista estando delgada, le dices que quieres adelgazar unos kilos y el nutricionista muchas veces ni se plantea que no necesitas adelgazar. Te da una dieta, la misma que le ha dado a 20 personas antes que a ti, para que adelgaces esos kilos sin revisar lo que hay detrás", añade.
Además, en el libro Lerín critica la báscula como método de control. Según esta psicóloga, el peso corporal varía dependiendo de otros factores como "la hora del día que te peses, lo que hayas comido antes o incluso el día anterior, la fase del ciclo menstrual en la que te encuentres, el estrés o los nervios que hayas pasado, la actividad que hayas hecho ese día o si has ido o no al baño".
Adiós a la gordofobia
La palabra "gordo" se ha convertido en un insulto que se recibe desde la infancia. El mensaje ha calado tanto en la sociedad que se ha convertido en un sentimiento "me siento gordo" e incluso se asocia a no estar sano, tal y como manifiesta Lerín.
"La toxicidad es algo que también nos encontramos en el día a día. Vamos a hacer un plan con nuestros amigos y muchas veces dicen el típico comentario de lo mucho o poco que estamos comiendo o el cómo nos estamos poniendo", comenta la especialista.
La psicoterapeuta enumera los posibles caminos para combatir la gordofobia: "Lo primero, visibilizar que todos los cuerpos merecen respeto independientemente de su talla. Lo segundo, hablar también de la gordofobia en otros medios de comunicación. Y, lo más importante, revisarnos nosotras mismas y dejar de poner el foco en el cuerpo y la dieta", concluye.
Aprender a mirarse
La autora subraya la importancia de dejar a un lado los mensajes aprendidos para crear tu propia visión de ti. "¿Y si te comes la magdalena? es una primera ventana para poder reflexionar con ejercicios prácticos y, después de tener identificado lo que te pasa, pedir ayuda", explica la psicóloga.
"Nos tenemos que poner unas gafas propias en las que seamos nosotras las que aprendamos a mirarnos"
El libro contiene ilustraciones de la mano de la diseñadora gráfica e ilustradora, Marina Tena, que reflejan la diversidad corporal. "Diferentes cuerpos, una persona con gafas, otra con pelo en las piernas, otra sin pelo en la cabeza... Esto hace que todas las lectoras se vean reflejadas en el libro", cuenta Lerín.
La experta subraya que "hace falta aprender a quitarnos las gafas con las que nos miramos en función de lo que los demás reflejan de nosotros y ponernos unas gafas propias en las que seamos nosotras las que aprendamos a mirarnos".
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