Este artículo se publicó hace 14 años.
"El inmigrante de este filme se siente agredido a diario"
Sebastián Cordero. Ganador de la Biznaga de Oro por 'Rabia'
Mucho antes de su proyección, Rabia, de Sebastián Cordero (Quito, 1972), ya se anunciaba como la gran triunfadora del Festival de Cine Español de Málaga. Pesaban mucho papá Guillermo del Toro y mamá Telecinco, productores de la criatura. No ha sido la película más aplaudida (Bon appétit y Héroes se reparten ese honor), ni la más perfecta (algunos errores de guión de bulto son excusados por el director con un "mantener la tensión es más importante que mantener la lógica"), pero sin duda sí que ha sido la más lograda técnicamente de las vistas en el festival. Cuenta la historia de un inmigrante ecuatoriano que, tras asesinar a su patrón, se esconde en la mansión donde trabaja su novia, dispuesto a todo para defenderla
Amour fou, terror, crítica social ¿Cómo definiría Rabia?
He trabajado con gente de El orfanato que estaba entusiasmada con el proyecto porque, pese a no ser cine de género, les permitía aplicar todas las fórmulas del mismo. Yo diría que es un híbrido que te puede llevar por muchos caminos. Pero todo se orquesta entorno a dos fuentes de tensión: saber cuándo va a ser descubierto el asesino o cuándo va a decidir intervenir.
La película está basada en una novela del argentino Sergio Bizzio. ¿Existía en el libro el conflicto entre extranjeros y nacionales que se ve en su filme?
No, era más un problema de lucha de clases. De cómo gente humilde era capaz de sentir más pasión que una familia de la alta burguesía totalmente desestructurada. Tal vez haya decidido cambiar a los personajes porque en Ecuador es un problema muy presente. De hecho, uno de mis puntos de partida fue la película Problemas personales [documental de 2002 de Lisandra I. Rivera y Manolo Sarmiento sobre los problemas de la colonia de inmigrantes ecuatorianos en España]. Por nuestra parte, fui con los actores de Rabia al Parque del Retiro para conversar con mis compatriotas y saber cómo se sentían.
¿No cree que hay un cierto maniqueísmo en su retrato de los españoles?
Quién sabe Puede ser Había que justificar la reacción desproporcionada del protagonista. Necesitaba mostrar que este inmigrante se sentía agredido todo el tiempo en su vida diaria. Ese sentimiento de "no vine acá para que me traten igual de mal que allá". Su violencia, sin embargo, sólo aparece cuando alguien ataca a Rosa, su novia, nunca cuando es humillado. Es un personaje cuestionable, lleno de sangre fría y ternura que obedece a sus sentimientos primarios.
Gustavo Sánchez Parra ha obtenido una mención especial del jurado por su interpretación del asesino
Se ha jugado su salud. Bajó 13 kilos para rodarla y eso que no está especialmente gordo. Le costó una depresión muy grande. Verle llegar al rodaje todos los días puso el listón muy alto para todo el equipo.
Los protagonistas dicen que el rodaje fue muy duro
Cuando uno rueda una película tiene que darlo todo en la cancha.
Ha citado como influencia a Polanski y El quimérico inquilino (1976)
A nivel de la construcción del espacio, sí. Otra gran fuente de inspiración fue la fotografía La novia, de Martín Chamba. En ella se ve a la señora de la casa y a su lado a su nana, como si fuera invisible. Esa es la clave de Rosa: está al servicio de todo el mundo, incluso de su novio, por más que lo que haya hecho sea reprobable. Y luego, claro, está la canción Sombras
¡Interpretada por Chavela Vargas!
El primero que interpretó esa canción fue Julio Jamarillo, nuestro orgullo nacional. Cualquier ecuatoriano que vea la película lo reconocerá de inmediato.
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