Este artículo se publicó hace 13 años.
"La industria aplastó la creatividad de los músicos"
Cantante. Autora de uno de los discos del año, 'La joven Dolores', grabado con músicos de Sonic Youth
Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) se ha convertido en una de las voces de referencia de la música española en esta primera década del siglo XXI. Tras su trilogía americana, nacida con motivo de su estancia en Nueva York durante varios años, el regreso al castellano y a un sonido más clásico pone en primer plano la esencia de unas canciones que atraen y tensionan al oyente por su particular forma de conjugar lo luminoso y lo oscuro.
Muy buenos ejemplos de esto se esconden en La joven Dolores, el disco que publicará el próximo 25 de enero, donde colaboran Steve Shelley (batería de Sonic Youth), Georgia Hubley (Yo La Tengo) y Benjamin Biolay. De los secretos del álbum nos habló Rosenvinge, muy temprano, en una cafetería antigua cerca de la Plaza Mayor de Madrid.
¿Qué idea tenía en mente antes de grabar el disco?
Tenía claro que el sonido debía ser clásico para no caer en referencias temporales, para que cuando se escuche dentro de unos años no se diga: "Esto se grabó en el año 2010, más o menos". También quería un sonido sencillo, que dejara espacio a las letras.
Lo primero que llama la atención de La joven Dolores' es que es un disco más acústico...
Lo empecé a componer cuando estaba en Formentera de vacaciones y solo tenía una guitarra acústica. Las canciones se escribieron así y se quedaron con ese sonido. Luego, cuando llegué a casa, hice maquetas de todas las canciones, algo que no había hecho en otros discos, lo que dejó su estructura bastante clara.
¿Descarta muchas canciones?
Sí. Lo normal es que todo lo primero que escribo, lo tiro, las cinco o seis primeras. Y, sin embargo, luego hay temas como Canción del eco, que empecé a escribir hace nueve años y que ha dado cien mil vueltas hasta que tomó la forma que tenía que tener.
Acude a la mitología y en concreto a personajes femeninos, ¿por qué?
Me llamaba la atención que, mientras los personajes masculinos tienen muchos matices y una visión mucho más comprensiva por parte de quien los ha escrito, los femeninos son muy simples: las mujeres son malas o buenas, no hay toda la gama de grises que hay en medio. Casi nunca hay heroínas, son personajes pasivos. Esta falta de heroínas femeninas tiene que ver con el mundo en el que vivimos. Y pensé en hacer este ejercicio de reflejar a estas mujeres con otro tipo de mirada, más compasiva.
¿Se trata de un disco feminista?
"Se está ignorando que los usuarios no se bajan la música gratis"
Todo lo que yo escribo es feminista, pero depende cómo entiendas esa palabra, que da mucho miedo porque parece que excluye a los hombres. Si entiendes feminista como que eres partidario de una sociedad equitativa donde hombres y mujeres valen lo mismo, pues sí, por supuesto que es un disco feminista.
¿Recuerda su última crisis creativa?
Cada vez que acabo un disco. Parece que no quedan más canciones por escribir, hasta que llega el día en que se te ocurre una idea y sale una canción más.
Sus canciones generan tensión al moverse entre lo luminoso y lo oscuro. ¿Es algo premeditado?
No. Cuando hago las canciones, pienso muy poco, hago casi todo por intuición, influida por lo que vives o lo que ocurre a tu alrededor. Y, una vez hecho, lo puedes mirar objetivamente y analizarlo. Pero cuando lo haces, haces lo que sientes que tienes que hacer.
Usted, que viene de los años ochenta, notará que la industria discográfica ha cambiado mucho en los últimos años, ¿verdad?
Sí, en los ochenta la industria era muy poderosa y aplastaba la creatividad de los músicos.
"Una oferta a buen precio ayudaría a acabar con la piratería"
¿Por qué?
Estaba habituada a dirigir a los músicos. Quería cierto sonido y había que pelear contra ella con uñas y dientes. Por eso nacieron los sellos independientes, era la única manera en la que tenías libertad creativa.
¿Qué opina de la ley Sinde'?
Creo que tiene que haber una legislación, pero también creo que se está ignorando la parte más importante: los usuarios no se bajan la música gratis, sino que Telefónica vende ADSL que vale cinco veces lo que valdría un ADSL para mirar el correo. Y todo eso supone ingresos millonarios para Telefónica. La gente que se está enriqueciendo con esto, buscadores y Telefónica, es la gente que tiene que invertir en contenidos. Si no invierten en contenidos, va a haber un deterioro de la calidad, porque cada vez tendremos que hacer las cosas más rápido y con menos dinero.
¿Y cómo ve la actitud de las compañías de discos?
Yo creo que si hicieran una oferta clara, accesible y a buen precio, ayudaría a acabar con la piratería. Lo que pasa es que los sellos tienen una conciencia negra como el carbón. Saben de sobra que se aprovecharon y tuvieron ganancias enormes a base de vender caro a los usuarios, de escatimar a los artistas Todo eso se sabe. Aun así, no deben desaparecer, pero tienen que actuar de una forma más transparente y hacer un juego más limpio.
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