Este artículo se publicó hace 5 años.
FestivalesSonorama Ribera: todos mis amigos se llaman Nacho Cano
El antiguo miembro de Mecano fue la principal atracción de la 22ª edición de Sonorama Ribera, que también dejó para el recuerdo grandes conciertos de Carolina Durante, Fuel Fandango, Love of Lesbian, Delorean, The Vaccines, Crystal Fighters y Joan As Police Woman.
Roberto Ruiz Anderson
Aranda De Duero (Burgos)-
Entre el miércoles pasado, con los conciertos de calentamiento y la fiesta de disfraces, y el domingo noche con las últimas bandas despidiendo el festival, Aranda de Duero (Burgos) ha vuelto a ser el epicentro del indie, el pop y el rock en España, con 110.000 asistentes a lo largo de sus cinco jornadas en un nuevo y espacioso recinto.
Sonorama Ribera es muy especial, tanto por su programación del recinto principal como por los conciertos complementarios en el centro de la ciudad y el increíble buen ambiente que se respira en cada calle. Además, visitar un lugar como Aranda es también una gran excusa para probar vino de la mejor calidad, y ponerse las botas con comida extraordinaria (sobre todo los amantes de la carne, pues el lechazo asado es el plato estrella de la ciudad).
Este año, la organización de Sonorama Ribera y el equipo de Nacho Cano han tirado la casa por la ventana con un concierto histórico, repleto de sorpresas y de colaboraciones con una gran variedad de artistas. Habían pasado 22 años desde la última vez que se había subido a un escenario, y está claro que preparó muy cuidadosamente su regreso a la música en directo.
Nacho Cano, el gran protagonista
Con Nacho Cano a los teclados, y acompañado de una banda formada por muy buenos músicos y coristas, distintas estrellas iban apareciendo en cada canción para aportar la parte vocal. Sonaron de maravilla clásicos de Mecano como La Fuerza del Destino (con Santi Balmes, de Love of Lesbian), Hoy No Me Puedo Levantar (con Mikel Izal), Me Colé en una Fiesta (con Rulo, antiguo cantante de La Fuga que ahora lidera La Contrabanda), Un Año Más (con Zahara), El 7 de Septiembre y Héroes de la Antártida (con Alberto Jiménez, de Miss Caffeina), Barco a Venus (con Gabriel de la Rosa, de Shinova), Aire (con Maryan Frutos, de Kuve) y Maquillaje (con Rocío Saiz de Las Chillers y Paco Clavel). Además, en la instrumental Por la cara salió Tomatito con su guitarra flamenca.
Sin duda fue una gran constelación de artistas, con muchos de los personajes más populares de la música española actual, muy en la órbita Sonorama. Aunque buena parte de los mencionados cantantes son hombres, a diferencia de las originales de Mecano con Ana Torroja, todas ellas sonaron muy naturales y convincentes; al fin y al cabo, las letras fueron escritas en su día desde un punto de vista masculino. Además, algunos de estos artistas ya habían versionado hace poco esas mismas canciones en el disco tributo a Mecano, Descanso Dominical.
Aunque buena parte de los cantantes fueron hombres, a diferencia de las originales de Mecano con Ana Torroja, todas ellas sonaron muy naturales
Pero Nacho Cano no sólo reivindicó la obra de Mecano en este memorable concierto. De hecho, el tema de cierre fue Vivimos Siempre Juntos, el hit de mediados de los 90 que Cano lanzó en uno los discos firmados con su propio nombre, y a la que en esta ocasión puso voz Shuarma de Elefantes (cantante que también tuvo otro momento de gloria minutos antes con Mujer Contra Mujer de Mecano).
La faceta de Nacho Cano como productor de otros artistas también fue reconocida a lo largo del concierto. Destacó la presencia de Rafa Sánchez, de La Unión, que cantó las clásicas canciones de su banda Lobo-hombre en París y Sildavia, que fueron producidas en su día por Cano. También hubo tiempo para No controles, canción que compuso el miembro de Mecano para la banda Olé Olé, y esta vez cantada por Javiera Mena.
Un concierto para la historia
Presenciar todo esto, tan bien ejecutado y con tantas sorpresas, transmitió claramente que se trataba de un concierto muy especial, uno de los que quedarán marcados con letras doradas en la historia no sólo de Sonorama Ribera sino también de la música pop española. Ha sido un regreso innegablemente triunfal de Nacho Cano a los escenarios, pese a que haya quien esté intentando decir otra cosa con ataques que probablemente tenía previsto lanzar incluso desde antes de llegar a Aranda. Te puede gustar más o menos Mecano, y te pueden gustar más o menos los invitados que le arroparon en el escenario, pero decir que no fue un buen concierto es faltar claramente a la verdad.
El tiempo dirá si el concierto del Sonorama es un nuevo punto de partida que vaya a tener continuidad en la carrera de Nacho Cano, y cómo de lejos podría llevar la nueva senda. Sería imposible retener todo el elenco que desplegó en el Sonorama en una gira completa, pero con que mantenga la banda y alguno de los cantantes colaboradores, junto con otros que se pueda sacar de la manga, ya podría llevar un espectáculo de mucha calidad a multitud de ciudades.
El concierto de Nacho Cano no sólo dejó buen sabor de boca entre los fans más veteranos de Mecano, sino que también convenció a los asistentes más jóvenes, probablemente mucho más de lo que ellos mismos esperaban y con ayuda de muchos de sus ídolos que formaron parte del show. Ese público de nueva generación se hizo notar cuando, espontáneamente, empezó a cantar entre canción y canción “Nacho Cano, Nacho Cano, todos mis amigos se llaman Nacho Cano”, una variación de la letra de la canción Cayetano de Carolina Durante.
Lo que al principio eran decenas de voces coreando la frase, pronto se convirtió en centenares: un gesto de cariño de un público tan especial como el del Sonorama, a su manera y en el idioma de la música. Y además, muy apropiado, porque todos los famosos amigos que acudieron al escenario esa noche se convirtieron en parte de lo que representa Nacho Cano y su legado. Todos esos amigos de Nacho Cano también eran Nacho Cano, así como los miles de asistentes al festival, algunos viejos amigos de la música de Mecano y otros más nuevos que a partir de ahora sonreirán cada vez que escuchen una de sus canciones en la radio, recordando aquel concierto.
Carolina Durante, la banda española del momento
No fue casualidad que el público eligiera una melodía de Carolina Durante para comunicarse con Nacho Cano, pues las canciones de esta banda madrileña están cada vez grabadas más a fuego en la mente y en el corazón de los festivaleros, y además actuaron el mismo día. Ellos fueron los otros grandes héroes de esta edición, y cada vez resulta más evidente e innegable que son la banda española del momento. Desde el primer día del festival se oía mucha gente aleatoria cantando con sus amigos las canciones de Carolina Durante en el camping, en el recinto y en las calles de la ciudad, y no sólo la archiconocida Cayetano sino también otros de sus temazos como El Himno Titular, Joder, No Sé y Cementerio (El Último Parque).
Ya en el escenario, hicieron bien lo que mejor saben hacer, con un excelente concierto marcado por un sonido rockero que combina punk y pop, por sus divertidas letras y por el gran carisma del cantante Diego Ibáñez (ya hubiera sido la repanocha si él también hubiera aparecido en el concierto de Nacho Cano). “El año pasado nos gritabais ‘escenario principal’; pues bien, aquí estamos”, dijo Ibáñez desde el escenario más grande de Sonorama, recordando su actuación más minoritaria del año pasado en este mismo festival. Y a este paso, muy pronto estarán encabezando los carteles de eventos como este.
Y es que, si Miss Caffeina han sido cabezas de cartel este año, a un grupo mucho mejor y más auténtico como Carolina Durante no debe quedarle mucho. Que no es que Miss Caffeina sean malos, y dieron un correcto concierto en su estilo indie pop, pero lo que hacen dista mucho de llegar a ser memorable en cualquier sentido. Otro de los cabezas, Love of Lesbian, que son un referente mayor en el indie pop español, ofrecieron una propuesta más elaborada y emocionaron a miles de sus devotos fans.
Carolina Durante cantó la famosa frase paródica “Morat, Taburete, qué grupazos, en sus conciertos cómo lo pasamos” de la canción 'Cayetano' compartiendo cartel con Willy Bárcenas
Pero que Taburete estuviese también entre los cabezas de cartel fue lo que más chirrió de todo el festival. Es cierto que el Sonorama destaca por la variedad de estilos en su programación, pero gran parte de los asiduos al festival no pareció entender muy bien qué hacía el grupo de Willy Bárcenas como gran reclamo en las letras grandes de una de las jornadas principales de un evento como este. Fue un concierto entretenido en algunos momentos, aburrido en muchos otros, y que pasó sin pena ni gloria. Aunque tuvo su gracia que sólo dos días después, y en el mismo escenario, Carolina Durante cantase la famosa frase paródica “Morat, Taburete, qué grupazos, en sus conciertos cómo lo pasamos” de la canción Cayetano.
También hubo espacio para buenos conciertos de rock tradicional de la mano de artistas como Tequila, Tarque (cantante de M-Clan) y Rulo y la Contrabanda, y propuestas aún más rockeras como Berri Txarrak. En cuanto a electrónica, destacó Los Pilotos (un proyecto de Banin y Florent de Los Planetas) y sobre todo Delorean, en el que era el último concierto antes de su disolución. Se despidieron de los escenarios repasando estupendamente los grandes temas de su trayectoria, aunque la hora intempestiva de la madrugada a la que estaban programados no les dio el protagonismo que merecían en un día tan importante, y por desgracia la mayoría del público se fue a dormir sin presenciar el que era uno de los momentos más especiales de esta edición.
Fuel Fandango fue otra de las bandas que más brilló del festival, con un concierto muy intenso y muy bailable que mostró lo fenomenal que se pueden fusionar el flamenco, la electrónica, el rock y el funk. También Morgan lo hicieron bien con su característico pop soul, aunque tuvieron algo de mala suerte con la lluvia (la cual por lo demás no llegó a caer demasiado fuerte durante los días del festival, aunque sí hubo horas de chispeo). Por su parte, Fangoria fue una excusa más para bailar.
Estrellas internacionales en Sonorama
Sonorama apuesta principalmente por la música nacional, pero cada año suele haber también un pequeño puñado de artistas internacionales para redondear el cartel. La banda inglesa de indie rock The Vaccines demostró que merecía estar ahí con una estupenda interpretación que incluyó las nuevas canciones All My Friends Are Falling in Love y Let’s Jump Off the Top. Mucho más movido aún fue el otro cabeza de cartel internacional, los también ingleses Crystal Fighters, que como siempre montaron una fiesta a ritmo de su bailable combinación de pop, rock, folk y electrónica, con txalapartas vascas incluidas.
También valió mucho la pena ver el post-punk inglés de The Futureheads y el pop escocés de Deacon Blue, aunque la verdadera magia la puso la cantautora Joan As Police Woman. A mediodía, en el interior de la Iglesia de Santa María de Aranda de Duero, ella sola alternó entre piano y guitarra, y desplegó algunas de sus mejores canciones como The Magic, Flash y Start of my Heart (esta última interpretada por los fans como un homenaje a quien fuera su pareja, el legendario y tristemente fallecido Jeff Buckley), e incluso versioneó el Out of Time de Blur. Su increíble voz y la felicidad que transmitía sobre el escenario dejaron boquiabiertos a quienes se acercaron a la iglesia, y aunque fue un concierto de aforo reducido estuvo sin duda entre los mejores de todo el festival.
Y es que muchos de los mejores momentos de Sonorama tienen lugar fuera del recinto principal, durante el día en el centro de Aranda. Es imposible entender la esencia del festival si no se experimenta también esta cara diurna suya, con las calles abarrotadas de gente pasándolo bien, conciertos en las diversas plazas y multitud de personas armadas con pistolas de agua con las que refrescan de buen rollo a todo el que pasa.
Entre los numerosos conciertos que tienen lugar en las calles del centro destacan los de grupos sorpresa, que no se sabe cuáles van a ser hasta que salen al escenario de la Plaza del Trigo, probablemente el espacio más emblemático de la experiencia Sonorama. Algunos de estos artistas ni siquiera forman parte de la programación principal y sólo llegan a Aranda para dar estos conciertos por el día en la calle, como Joe Crepúsculo y Viva Suecia este año. Y una vez la gente llega al recinto principal, más tarde, también se encuentra con cosas tan especiales como un escenario de humor, en el que diversos humoristas ofrecen monólogos de lo más divertidos.
También es buena idea quedarse el domingo a la fiesta de despedida, un colofón de lujo que tiene lugar en un espacio más reducido, y que este año ha incluido artistas de lo más variado, cada uno puntero en sus respectivos estilos: el rap de La Excepción, el indie pop con toques de electrónica de Trepàt, el rock de Dinero y de Kitai, y el pop rock más comercial de Despistaos. Aunque lo mejor del día fue Niña Coyote eta Chico Tornado, un dúo vasco de stoner rock que sabe meter caña como pocos.
Sin duda, Sonorama tiene muchos elementos que lo hacen único y especial, y seguiremos brindando con vino Ribera del Duero por muchos años más como este.
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