Este artículo se publicó hace 14 años.
"Escribir una novela es más fácil que un relato"
Ana María Matute publica todos sus cuentos para adultos
Ana María Matute se definió desde sus comienzos literarios en los años cincuenta con una literatura de protesta contra la sociedad en la que le tocó nacer. Escribía, escribe y escribirá para herir la conciencia de la sociedad "para mejorarla", desde las devastadoras consecuencias de la Guerra Civil a la hipocresía que encuentra en estos días: "El mundo hoy es tan desquiciado como el que viví a los 14 años. No tenemos remedio: el egoísmo, el ansia de poder, la estupidez Todo eso sigue igual", contó ayer la autora, que presentó la programación del Festival Eñe para este viernes y sábado, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
La escritora barcelonesa está de enhorabuena, según reconoce ella misma a este periódico, porque por primera vez verá publicados todos sus cuentos para adultos compilados en una amplia antología y no desperdigados como hasta el momento, gracias a la edición de Destino La puerta de la luna. "Me hace mucha ilusión, porque así podré comprobar cuánto he trabajado en todos estos años", afirmó la autora de Los hijos muertos (1958) con un impoluto sentido del humor.
"Hoy estamos hasta arriba de moraleja», dice la autora de La puerta de la luna"
Su referencia a los cuentos es inevitable y siempre que puede echa mano de sus recuerdos para contemplar sus inicios como lectora y escritora, allá en su primera infancia. "Todo el mundo sigue teniendo 13 años, incluso yo", dice mientras reconoce deshacerse por un cuento de los Andersen, Grimm o Perrault.
Contra la moraleja"Si soy escritora es gracias a aquellos cuentos que leí a los cinco años" y aprovecha la coletilla para quejarse de las prohibiciones y la falsa corrección a la que se somete la creatividad del escritor en estos días: "Hoy las brujas son guapas y los príncipes feos soy mala", explica levantando mueca de malicia de su cara de luna, para advertir que siempre ha escrito contra la moraleja. "Ahora estamos hasta arriba de moraleja. La literatura debe caminar siempre en libertad, aunque siempre haya algún metepatas por ahí", en clara alusión al escritor que escribe y se jacta de sus noches con menores de edad. "Todos los niños del mundo han escuchado cuentos, porque pone alas a mundos sin suelo ni cielo. Por eso ha sido tan importante para mí escribir para niños. Son el futuro", cuenta.
"La literatura debe caminar en libertad, aunque siempre haya metepatas"
La narrativa breve de Olvidad rey Gudú (1996) suelda a los cuentos de viejas y relatos de un mundo podrido, la fantasía, ese territorio que parecía tan poco propicio a la literatura castellana con tan contados fabuladores (Torrente, Cunqueiro o el primer Ferlosio). La novelista de infancia triste vuelve a las fábulas en cuanto puede.
"Escribir una novela es más fácil que un relato, porque tienes que estar atenta tanto a los detalles pequeños como a la intensidad. Tienen un extraño poder arrebatador. Es un trabajo muy exigente, quizás por eso la satisfacción no sea la misma al acabar una novela o un relato corto", explicó a Público Matute.
Tanto en un género como en otro ha estado siempre atenta al lenguaje, porque da "una imagen tan verdadera y tan viva de las personas". Ella, la reina de los pequeños detalles para levantar universos. "Sé que puede sonar tópico, pero me gusta tanto ponerme en la imagen de los otros... Siempre me he puesto en el léxico de mis personajes, en su lugar y me parecía tan expresivo", y da algún ejemplo de giro como "estropiado", que le escuchaba de pequeña a su niñera, y le daba la sensación de que con "estropiado" todo "se estropea mucho más".
La tarde acabó con sus referencias a los peores momentos por los que le tocó pasar durante la dictadura franquista, porque la prohibieron escribir en la revista que le daba de comer: "Nunca renuncié a decir lo que quería, pero siempre cortaban o quitaban de los libros lo que no les interesaba".
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