Atalaya, 40 años de rebeldía e innovación sobre las tablas
La compañía teatral fundada por Ricardo Iniesta, que fue premio nacional de Teatro en 2008, cumple cuatro décadas y lo celebra con sus montajes más celebrados en dos teatros de Sevilla.
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El marqués de Sade arrastra por la pierna a uno de los compañeros con los que comparte hospicio, mientras este grita: "¿Cuando aprenderéis a rebelaros ante el poder? ¿Cuando aprenderéis?". Es una de las escenas de cierre de la obra señera del teatro europeo, escrita por Peter Weiss Persecución y asesinato de Jean Paul Marat, representado por el grupo de actores del Hospicio de Charenton bajo la dirección del Señor de Sade, título abreviado en Marat/Sade.
Este es uno de los grandes montajes de Atalaya, la compañía fundada por Ricardo Iniesta en 1983, que en 2008 recibió el premio nacional de Teatro. Este viernes se representó en el teatro Lope de Vega, de Sevilla, en el marco de los festejos por el 40 aniversario, en la ciudad que acogió a la compañía. Además de Marat/Sade, el Lope acoge este domingo El Avaro y el Teatro Central ofrece en los próximos días Elektra, Madre Coraje y El rey Lear.
La frase que pronuncia el hombre arrastrado por Sade podría resumir la idea que atraviesa la obra del dramaturgo: hacer "teatro contra los poderosos". Marat/Sade, entre otras cosas, es una conversación, una dialéctica entre el individualismo y una visión desesperanzada de lo humano, que representa el marqués de Sade, y la apuesta por la rebelión, el grupo y el bienestar del colectivo y del ser por tanto, que defiende el revolucionario, asesinado en 1793, Jean Paul Marat.
Lo social
Este, la importancia del grupo, es uno de los temas esenciales de Iniesta. Atalaya tiene hoy después de cuatro décadas de experiencia, en sus composiciones ritmo trepidante, puesta en escena poderosa y grandes dosis de comicidad y profundidad filosófica. Pero Iniesta no solo se ha dedicado a los montajes, por muchas satisfacciones que le den. En el año 2008 abrió en Sevilla el centro de investigación escénica TNT, que está basado en cuatro patas: formación, indagación, producción y exhibición.
Un elemento señero de TNT es el poder del teatro para la inclusión social y para hallar la pureza de la representación, en la que se mezclan como en Marat/Sade, capas de realidad. Recordados son sus proyectos en esta línea, sobre todo la entrega de Federico García Lorca a las mujeres –y viceversa– del Vacie, un poblado chabolista –uno de los más antiguos de Europa– en Sevilla; el trabajo con enfermos de Alzheimer, y el teatro con refugiados.
"Mi sueño era crear un centro de investigación. Cuando yo llegué a Sevilla en 1983, al principio tuvimos una nave que se inundaba. Luego pasamos a otra nave donde no llovía, pero no dejaba de ser una nave con oficinas y en 2006 surgió la posibilidad de que el ayuntamiento nos cediera un espacio aquí, donde edificar este centro, gracias a un muy buen concejal de cultura, Juan Carlos Marset, que apoyó mucho la escena, fue cuando se hizo el Teatro Távora, Viento Sur en Triana, el teatro de los Ulen…", dijo en una entrevista reciente con este periódico.
"Abrimos –prosigue Iniesta– como en la escena del Señor de los Anillos, cuando cruzan el puente y detrás se derrumba todo. Tuvimos la suerte de cruzar el puente y cuando llegamos al otro lado se hundió todo. Fue la crisis, cayó Lehman Brother y justo llegamos a tiempo para poder abrir TNT. Fue nuestra tabla de salvación. Vamos a cumplir 40 años de Atalaya y 15 años del Centro TNT el año que viene. Atalaya está ahora mismo en un momento dulce. Atalaya somos mucha gente y yo prefiero diluirme en Atalaya que figurar porque mi filosofía de trabajo es colectivista, no individualista".
Lealtad
¿Qué balance hace Iniesta 40 años después? ¿Qué le diría el Ricardo Iniesta de hoy a aquel joven Ricardo Iniesta que montó Atalaya? "Le diría que los sueños y utopías se hacen realidad cuando se es perseverante con las ideas, la ideología y uno es leal a sus compañeros y a sus maestros y luego hace falta muchísima energía y suerte también para sacar adelante un proyecto. Es posible", afirma este sábado por teléfono a Público.
Iniesta recordó así los inicios de Atalaya: "Yo vivía entonces en Madrid, era el Madrid de Tierno. Estaba muy bien aquel Madrid, pero veía que yo necesitaba irme a un sitio recóndito. Madrid era entonces una dispersión: estaba entonces la movida madrileña. Decidí, muy bien decidido, regresar a Andalucía y formar aquí un grupo teatral con otra filosofía, con una idea de hacer teatro de investigación, invitando a una serie de maestros. Lo bueno que tiene el teatro es que puedes elegir de quién eres heredero. En la vida cotidiana, no".
Sus maestros no son moco de pavo: "Elegí a Bertolt Brecht, a Eugenio Barba, a Jerzy Grotowski, Vsévolod Meyerhold. Esa elección fue muy positiva. Estuve en 1985 durante un mes en el Berliner Ensemble aprendiendo la metodología de Brecht. Ese mismo año pasé otro mes con Barba y los maestros de la ISTA aprendiendo la metodología del Odin y el teatro de grupo y el tercer teatro. Y cuando regresé, y Atalaya pasó de hacer el teatro tan básico a estrenar Así que pasen cinco años de Lorca, que se convirtió en un éxito por toda España. Luego estrenamos La rebelión de los objetos de Maiakovski, Hamletmaschine de Heiner Müller…".
¿Y qué le diría el Ricardo Iniesta que montó Atalaya al Ricardo Iniesta de hoy? "Le diría que qué suerte ha tenido y valor, en el sentido de osadía, casi. Creo que estaría contento. Algún momento… [Ha habido] bastantes errores en el camino, pero ha merecido la pena, y desde la perspectiva diría: ¿Se puede? Sí se puede", asegura el dramaturgo.
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