Este artículo se publicó hace 3 años.
El arte del Design en tiempos de ahorro
El centro cultural madrileño Fernán Gómez presenta la quinta edición del Madrid Design Festival. Un recorrido que encierra en su interior cuatro diferentes exposiciones: 'Matador 25 años' que celebra el aniversario de la icónica revista, con el Che Guevara como protagonista, 'Connective Nature' by Finsa; 'Interferencias' y 'Fiat Lux 3. Arquitectura de luz'.
Sofia Chiabolotti
Madrid--Actualizado a
La sede del Fernán Gómez sigue siendo el lugar privilegiado donde se exponen una selección de piezas del diseño contemporáneo internacional. Gracias también a la colaboración con la galería barcelonesa il-laciones, dedicada exclusivamente al diseño del siglo XXI.
Al entrar en la sala de exposiciones, el visitante se ve arrojado con fuerza en el corazón pulsante de la revista Matador. Algunas fotos en blanco y negro del momento más álgido de la Revolución cubana —cuando Che Guevara fumaba su puro y la gente bailaba la salsa en la calle— miran hacia la otra pared de enfrente donde unas líneas de Toni Morrison acompañan las fotos de Seydou Keita.
El fotógrafo maliense quiso capturar el espíritu de Mali: "Son imágenes graves, en las que los protagonistas aparecen con la mirada perdida y sin apenas atreverse a sonreír", se lee en la nota. Ironía de la historia o capricho del destino, quién sabe. Cuba y Mali nunca han estado tan cerca.
Marina Abramović y la religión de lo cotidiano
Diversos artistas han colaborado con la revista a lo largo del tiempo, pero me fijo sobre todo en el trabajo de Marina Abramović. Aquí, la artista de performance desconcierta con el Homenaje a Santa Teresa, lo cotidiano de la cocina de su infancia se mezcla con las experiencias de la santa. Lo profano y lo religioso sirven de esa manera a tejer un lazo entre los sueños, los secretos y la espiritualidad que alberga en cada uno de nosotros.
En el vídeo se ve a la artista desnuda respirando hondamente bajo un esqueleto, en la foto a la izquierda se parece más a una figura esotérica o a una bruja poderosa en la cocina de un edificio frío y abandonado. Entre las numerosas despensas y el blanco de las baldosas sucias: una ventana hacia la nada y un cuenco vacío de viejo metal.
Diseño contemporáneo: entre arquitectura y naturaleza
Avanzo de prisa por el último tramo de la muestra para llegar finalmente al Festival de Design, con sorpresa me encuentro frente a una única sala en penumbra donde extraños objetos ordenan el espacio serpenteante. En la sala contigua los obreros arreglan de prisa los ajustes de última hora, pero a pesar del ruido de martillo y taladro varios focos de luz sofocada invitan a una observación religiosa.
Entre sillas, sillones, cuencos y lámparas hay dos temáticas claves de esta edición. Por un lado, la búsqueda de la unión entre el artista, el material utilizado y la naturaleza; por otro lado, la conexión con la vanguardia arquitectónica que se caracteriza por la frialdad de los colores y la pesadez de las líneas. Nada nuevo bajo el horizonte. Dado que, si la arquitectura y el diseño de interiores son desde siempre vasos comunicantes, la mirada hacia la imperfección de la naturaleza ha sido de inspiración constante.
La luz del arte
Sin embargo, no puedo desviar la mirada de dos piezas, una al principio y la otra al final de la sala. En el primer caso se trata de la obra de Ines Sistiaga intitulada Lucía: una barra de led que ilumina como si fuera cascada una vieja cortina de satén. Ustedes recordarán sin duda, sobre todo en las viejas películas de suspenso de los años 90, la cortina de plástico húmedo que cae arrastrada por la mano sanguinolenta de la víctima recién apuñalada.
Ahora bien, la pieza de Sistiaga es algo más refinada: es de satén. Pero sí que me recordó aquella escena. La otra es obra de Massimiliano Moro, Eclittica: una escultura de luz que a través de la luz indirecta proyecta las sombras de los objetos. Dicho de otra manera, a partir de la sombra crea nuevos juegos de luz.
Debo admitir que quisiera tener en mi casa ambas obras. Si la cortina iluminada puede ser útil cuando se funda la bombilla del baño y nadie en casa quiere cambiarla, uno podría estar frente a la escultura de Moro por horas. De hecho, la asociación de colores contrarios, como en este caso el verde y el rojo, son extremadamente agradables a la vista. Aunque con los tiempos que corren y la factura de luz… El arte luminoso es un lujo.
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