El Telescopio Espacial Hubble nació tarado. Poco después de ponerlo en órbita, hace 19 años, sus responsables se dieron cuenta de que su sistema óptico era defectuoso. Durante los primeros tres años de trabajo, las imágenes que envió a la Tierra tenían una calidad muy inferior a la esperada. En 1993, siete astronautas a bordo del transbordador Atlantis viajaron hasta el telescopio para realizar una reparación crítica. En una misión de once días le devolvieron su destino al que había sido concebido para transformar la visión Universo. Desde entonces, el Hubble ha permitido calcular la edad del Universo, fotografiar un planeta extrasolar o reconstruir el nacimiento y la muerte de las estrellas.
Hace 16 años, una misión de la NASA partió para dar un empujón a un joven que no estaba cumpliendo con las expectativas. Mañana, otros siete astronautas regresarán al viejo telescopio para dar la última transfusión de vida a un héroe consagrado de la ciencia. Se sustituirán elementos que quedarán obsoletos con los nuevos equipos, como la cámara WFC2. Este instrumento, que ha tomado imágenes espectaculares como la de la Nebulosa del Águila, será reemplazada por la cámara WFC3. También regresará a la Tierra el corrector COSTAR un sistema que ha hecho las veces de gafas del telescopio, creado para corregir la aberración en su espejo principal. Ahora, todos los nuevos equipos que se van a instalar en el Hubble están diseñados para compensar ese defecto.
Las maniobras más complicadas llegarán en las reparaciones. Los diseñadores del telescopio previeron la posibilidad de intercambiar unos instrumentos por otros, pero en esta última misión los astronautas irán más allá. En una complicada operación quirúrgica, intentarán restaurar el flujo de energía que desde 2007 le falta a la cámara ACS. Este instrumento, uno de los principales del Hubble, trabaja muy mermado desde que en 2007 sufrió un cortocircuito. Los astronautas puentearán los elementos afectados por esta avería y conectarán una nueva fuente de alimentación a la cámara.
En la reparación del espectrógrafo STIS, en hibernación tras un fallo eléctrico en 2004, los astronautas deberán retirar un panel que cubre los circuitos del instrumento. Esta tapa, que no fue pensada para ser removida, está sujeta a STIS por 111 pequeños tornillos. En la ingravidez del espacio, cualquier error podría dejar flotando uno de esas pequeñas piezas y provocar un problema en otros elementos del Hubble. Para evitar problemas, pegarán a este panel una placa en la que quedarán atrapados los tornillos según se vayan soltando.
'Si todas estas operaciones concluyen con éxito, el telescopio espacial estará en mejores condiciones que nunca', ha afirmado el director científico del observatorio, David Leckrone. A sus 19 años, una edad que muy pocos instrumentos espaciales alcanzan, estará preparado para continuar liderando la observación astronómica durante 5 o 10 años más.
En el espacio, ver más lejos significa contemplar el pasado. Los telescopios son auténticas máquinas del tiempo y el Hubble nos ha permitido viajar hasta unos 13.000 millones de años atrás, cuando el Universo solo tenía 700 millones de años. Si todo sale bien, el viaje podrá continuar un poco lejos, hasta los 500 millones de años después del Big Bang. Allí, los científicos esperan ver los bebés de las galaxias inmensas que hoy pueblan el cosmos.
Según Leckrone, nueve o diez semanas después de que el Atlantis libere el Hubble y lo vuelva a abandonar en su órbita estará listo para volver al trabajo. Los responsables de la misión quieren publicar la primera remesa de imágenes recogidas con los nuevos instrumentos para septiembre.
Si lo logrado hasta ahora puede servir como referencia, los astrónomos tienen derecho a estar ilusionados. Antes del lanzamiento del telescopio, no se tenía una estimación demasiado precisa de la edad del Universo. La capacidad para identificar cefeidas, un tipo de estrellas utilizadas como referencia para calcular las distancias en el Universo, permitió saber con mayor precisión que nunca dónde se encuentran muchas galaxias distantes y a qué velocidad se mueven conforme el cosmos se expande. Los datos proporcionados por el Hubble dejaron la edad del Universo en 13.700 millones de años.
Antes de contar con la visión privilegiada del Hubble, los agujeros negros eran unos monstruos galácticos hipotéticos. La cámara WFPC2, que se retirará durante la misión que comienza mañana, y los datos de espectroscopia del observatorio permitieron concluir que una gran mayoría de las galaxias albergan gigantescos agujeros negros en su interior con masas hasta mil millones de veces la del Sol.
Mañana, la tripulación del Atlantis partirá hacia el espacio para poner a punto el que puede ser el instrumento que más ha aportado a la astronomía moderna. Si todo va bien, Hubble volverá a reescribir la historia del Universo.
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