Este artículo se publicó hace 7 años.
Cambio ClimáticoFuego en la isla helada
Un gran incendio en Groenlandia se relaciona con el cambio climático.
Malen Ruiz de Elvira
Madrid--Actualizado a
Prácticamente todos los satélites de observación de la Tierra de las agencias espaciales están siguiendo en detalle el incendio forestal detectado este mes en la costa oeste de Groenlandia, considerado ya el mayor de los observados hasta ahora. La magnitud del incendio, el color blanco del humo que desprende y la sequía que sufre la región son algunos factores que hacen temer a los expertos que el fuego sea un síntoma más del cambio climático.
Groenlandia es una gigantesca isla cubierta permanentemente por hielo de varios kilómetro de espesor en su casi totalidad. En verano, las zonas costeras quedan libres de nieve y hielo y se suelen producir todos los años algunos incendios forestales pequeños. El incendio de este mes está cerca de Sisimiut, la segunda mayor ciudad de Groenlandia, en una zona que recorren los cazadores de renos en esta época, por lo que se estima que lo pudieron causar ellos.
En una isla sin apenas vegetación, lo que se está quemando es seguramente turba, debido a que se ha deshelado en esa zona la capa superior del terreno permanentemente helado (el permafrost), explica Jessica McCarty, de la Universidad Miami (Ohio, EE UU). El color blanco del humo indica que el combustible está húmedo y el hecho de que el incendio no avance apenas también es un factor a tener en cuenta. El permafrost empieza a varios metros de profundidad y su deshielo expone la turba que, cuando se quema, resulta prácticamente imposible de controlar y extinguir con medios humanos.
En verano, las zonas costeras quedan libres de nieve y hielo y se suelen producir algunos incendios forestales pequeños
El deshielo de parte del permafrost en Groenlandia está previsto en los modelos de cambio climático, pero lo sitúan a finales de este siglo. “El incendio indica que existe una degradación significativa del permafrost antes de lo que se pensaba”, dice McCarty. Sin embargo, no se puede conocer por ahora a qué profundidad está la turba. Otros expertos señalan que una leve degradación del permafrost en la zona sur de Groenlandia entra dentro de lo previsto, debido a factores como la actividad humana, el final de la Pequeña Edad de Hielo y la subida de temperaturas achacada al cambio climático. Lo que no se sabe bien es si se entrará en un bucle en el que los incendios aceleren el deshielo del permafrost y den lugar a nuevos incendios que rompan el equilibrio en el que está la zona desde hace 10.000 años.
El análisis de los fuegos detectados en los últimos 15 años por el instrumento MODIS en los satélites Aqua y Terra de la NASA indica que solo se ha observado en Groenlandia otro gran incendio en los últimos años, en agosto de 2015 en el sur. Además, este año el número de incendios detectado es mucho mayor que en años anteriores. Y en los últimos tres años han aumentado las emisiones de dióxido de carbono, según confirman los datos comunicados por Mark Parrington, del programa Copérnico de la ESA.
El deshielo del permafrost está previsto en los modelos de cambio climático, pero para finales de siglo
Otros científicos reconocen que se tienen pocos datos históricos sobre los incendios en Groenlandia, en gran parte porque han sido muy escasos hasta ahora. Lo que sí se sabe es que el permafrost es un depósito enorme de carbono que pasaría gradualmente a la atmósfera en forma de dióxido de carbono, el gas más importante de efecto invernadero, a medida que se deshelase, con las consiguientes consecuencias para el cambio climático.
Mientras tanto, la única esperanza para que se apague el incendio actual es que pronto lleguen las primeras nieves como todos los años.
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