Este artículo se publicó hace 14 años.
Zapatero se reivindica ante la izquierda
El presidente justifica el cambio en su política económica para "preservar el Estado del bienestar en el medio plazo"
Gonzalo López Alba
"Tenemos un importante déficit de explicación". A partir de esta reflexión interna en la dirección del PSOE y en el núcleo duro del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó el último pleno del Congreso antes del debate sobre el estado de la nación el 14 de julio para acometer una labor de pedagogía sobre el cambio en la política económica del Gobierno, especialmente dirigida al electorado de la izquierda.
Veinticuatro horas después de que los grupos minoritarios de este espectro ideológico hubieran votado en contra de su reforma laboral, el presidente rechazó que en la respuesta a la crisis, armonizada con el resto de la Unión Europea, se hayan "impuesto las ideas conservadoras", como habían afirmado Gaspar Llamazares (IU) y Francisco Jorquera (BNG).
"Se han impuesto las políticas de realismo, no las idea conservadoras"
"Se han impuesto las políticas de realismo y de responsabilidad, sobre todo con el futuro del Estado del bienestar, para preservarlo", sostuvo Zapatero, con la advertencia de que si no se pone "freno" a la dinámica de un endeudamiento cuyos intereses son cada vez más altos, se comprometerán "políticas de desarrollo y políticas sociales en el medio plazo". Es decir, que el ajuste de ahora es un paréntesis imprescindible para "poder tener la expectativa de mantener y mejorar el Estado del bienestar y las políticas sociales". La alternativa sería "una situación insostenible" económicamente, según su descripción.
Zapatero enarboló la bandera del "realismo político" a partir de la afirmación de que sin las reformas que ha promovido no podría mantener su programa: "Las consecuencias serían mucho peores para las convicciones que tengo con relación a la política social y los derechos de los trabajadores". Argumentó que su Gobierno hizo un gran esfuerzo en gasto público y estímulo fiscal mientras pudo, pero "las cifras son como son, mal que nos pese". "No podemos huir de la realidad de las cuentas públicas", lamentó. En este sentido, explicó: "Podemos decir que da igual tener el 11% de déficit durante tres años y llevar la deuda al 120%, pero eso es sencillamente una bomba de relojería para una economía como la nuestra, cuya deuda se financia fuera y no con el ahorro interno".
23.000 millones en intereses"Los intereses de la deuda son la mitad del gasto en Educación"
En su afán de persuasión no se quedó en esta descripción, sino que descendió al detalle de las cifras: "El Gobierno sería muy poco responsable si hoy dijera que vamos a gastarnos ya el 5% del PIB en el pago de intereses sin atender a lo que nos cuesta la deuda, porque ese 5% en el pago de intereses de la deuda serían 50.000 millones de euros en el Presupuesto. En los años 90 llegamos a tener el 5% de impago de intereses y ahora estamos en 23.000 millones de euros, que es aproximadamente la mitad de lo que España se gasta en Educación".
Zapatero sostuvo que "una visión progresista" de la lucha contra la crisis "es aquella que garantice una adecuada supervisión y regulación financiera, que favorece una economía competitiva y productiva, que tiene un modelo fiscal suficiente y con reparto equitativo, y sobre todo, aquella que hace una distribución del gasto progresivo y equitativo".
También defendió la reforma laboral, porque hay "una opinión unánime de que es necesario cambiar cosas en nuestro modelo". Pero precisó que "es una pieza más, sólo una pieza más, para el cambio del modelo productivo", y no "una solución definitiva al problema del paro", que identificó como "el gran problema". Invocando como mejor modelo aquel que contiene el principio de la "flexiseguridad", destacó que la reforma promovida por el Gobierno "contempla flexibilidad y pone los cimientos para fortalecer la seguridad".
La presidencia europeaLa comparecencia parlamentaria que el presidente realiza habitualmente tras cada Consejo Europeo tuvo ayer también un carácter especial porque el celebrado el día 17 fue el último de la presidencia española de la UE, de modo que todos los oradores aprovecharon para hacer balance. Entre el juicio "satisfactorio" que emitió el presidente y el "ramillete de frustraciones" al que redujo el semestre el líder de la oposición, el resto de los portavoces encontraron más sombras que luces, no tanto por los resultados concretos sino por la comparación de estos con el listón que se había puesto.
Choques parlamentariosCon el paso de un semestre que no ha cumplido las expectativas del Gobierno para relanzar la figura de Zapatero, aunque desde la Moncloa se difundió un balance titulado Un semestre de decisiones extraordinarias, desaparece también uno de los pocos espacios de no agresión entre el Ejecutivo y el PP. Rajoy insistió en la idea de que Zapatero ha situado a España en la posición de "un protectorado" de la UE y sentenció: "Pensaba escribir un guión europeo y otros se lo han escrito a usted".
Más lacerante, si cabe, estuvo el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, que aún no sabe si está de ida o de vuelta en su relación con Zapatero: "Donde le han dejado meter la mano, el resultado ha sido más bien mediocre, y donde la gestión ha sido relevante, no la ha hecho usted".
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